Ernesto Suárez sobre su debut en cine: “Fue una experiencia intensa”

La película "Camino a La Paz", que protagonizan el actor mendocino y el porteño Rodrigo de la Serna, entró en la Competencia Argentina del Festival de Cine de Mar del Plata. El Flaco cuenta cómo fue hacer esta comedia dramática en la que interpreta a un m

La ópera prima de Francisco Varone “Camino a La Paz” quedó seleccionada entre las 26 películas que participarán en la sección "Competencia Argentina" en la edición número 30 del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata que comienza hoy y se extenderá hasta el 7 de noviembre.

El largometraje, cuya fecha de estreno en las salas locales y del resto del país está confirmada para el 7 de enero, tendrá en La Feliz tres funciones, el lunes y martes próximo.

Por complicaciones familiares, Ernesto Suárez no podrá asistir a las presentaciones de la película aunque espera ver su debut como actor de cine recién el 15 de diciembre en el pre-estreno en Capital Federal.

"El Flaco", incluso, no ha visto el largometraje y se permite continuar con su rutina de teatrero mientras que a más de mil kilómetros "Camino a La Paz" se exhibe, además de Mar del Plata, en la 39 Mostra Internacional de Cinema de Sao Paulo, en Brasil, como parte de la "Competencia de nuevos directores".

La proyección del film a un año del rodaje es es uno de los momentos cúlmines de un proyecto que le llevó al joven director porteño siete años de gestión.

A esta altura, Ernesto no duda que ha vivido toda una aventura con una filmación que se inició el 19 de mayo del año pasado y recorrió por 40 días las rutas que unen la provincia de Buenos Aires con la capital de Bolivia, atravesando las ciudades de Pergamino, La Falda, Rosario de la Frontera, La Quiaca y Villazón, Potosí y La Paz, en el país limítrofe.

-¿De qué se trata la historia de "Camino a La Paz"?

Es sobre un musulmán que interpreto yo, que no tiene plata y que vende todo lo que posee para viajar a La Meca. El asunto importante o suficiente para su religión no es llegar, sino tener las intenciones de hacerlo. La única oportunidad de acercarse a esa ilusión es hacer un viaje en remis y le ofrece a Sebastián (Rodrigo de la Serna) una supuesta suma de dinero para llegar juntos a La Paz.

Khalil, que así me llamo yo, planea encontrarse allí con su hermano mayor y, si consiguen llegar a Lima, se tomarán un barco hacia Arabia Saudita. Creo que el título es perfecto: porque es el "Camino a La Paz", de los dos personajes, un encuentro, la construcción de una amistad y una travesía que tiene mucho de fé y de catarsis.

-¿A la distancia cómo observás la experiencia del rodaje?

-En su momento tenía inquietud. Pero Rodrigo quiso venir a Mendoza para conocerme. De hecho lo fui a buscar en mi auto al aeropuerto. Sin querer estábamos compartiendo un auto, es decir, lo mismo que íbamos a hacer durante la mayor parte de la película.

Después se sumó el director y comimos unos ñoquis y con Rodrigo, incluso, cantamos juntos unos tangos. Además, ellos fueron a ver  la obra que tengo con Marcelo Lacerna, "La sanata". Fue un fin de semana intenso.

Antes de este encuentro, la directora de reparto, Eugenia Levin, que ya conocía el trabajo de Suárez cuando participó como aspirante para actuar en "El aura", de Fabián Bielinsky,  le mostró varios videos del mendocino y se fueron cerrando los contactos. Y un fin de semana se juntaron tanto el director como Rodrigo de la Serna en la casa de El Flaco.

"Esto ocurrió hace más de un año. Veníamos los tres en mi auto partiendo hacia el aeropuerto, Pancho, Rodrigo y yo", nos relata Ernesto. "Pancho venía atrás y en un momento con Rodrigo tuvimos una vivencia que terminó por advertirle al director que realmente había química entre nosotros: yo me saqué un cigarrillo y Rodrigo me pidió uno y, como era el último del paquete, le sugerí compartirlo. Y lo fumamos los dos en silencio".

Para Varone fue suficiente. La búsqueda se había terminado: Suárez era perfecto para interpretar a Khalil, el anciano enfermo empeñado en viajar a Bolivia en el remis de Sebastián, un treintañero con problemas de dinero, aferrado por un lado al auto de su padre, un viejo Peugeot 505 SR.

-¿Cómo te llevaste con Varone?

-Es un director muy inteligente, obsesivo. Cómo él hay muchos que egresan de la Escuela de Cine y se dedican  a hacer publicidad y les sale muy bien. Él ha ganado varios premios pero quería debutar en cine con un proyecto que realmente le gustara de principio a fin. Es muy meticuloso.

-¿Cuáles fueron los desafíos del rodaje?

-Yo viví en Quito, así que no sufrí el soroche de la altura que podés agarrarte cuando viajás a esas ciudades tan altas. Pero si me das a elegir alguna escena en particular, la que más me impactó fue cuando mi personaje está internado en un hospital en La Paz. Acordate que soy un pensador sufí que fuma, algo rarísimo. Ellos tienen la costumbre de hacer una devolución de los sueños. Y el personaje de Rodrigo me reclama una.

Pancho me dijo que me  aprendiera el texto y que no lo dijera de memoria. Que confiaba en mi don de narrador. Y así lo hice: la escena fue larga pero afectiva y lo veo al Rodrigo que comienza a llorar muchísimo y me contagia, algo que no podía pasar con un tipo que enseña a sus alumnos a controlar las emociones, es lo que más trabajo.

Pero la expresión de Rodrigo fue tan intensa que terminó abrazándome como un niño desconsolado. Cuando termina la escena veo a uno de los técnicos emocionados y estalla el aplauso en el equipo. Unos minutos después, Rodrigo le dijo a Pancho que dejara esa toma así como había salido, pero el director le respondió que no podía, que necesitaba otros ángulos para la misma escena, así que la repetimos seis veces. ¡Y las emociones volvieron a surgir otra vez!

-¿Te han dado ganas de volver a un set de nuevo? ¿Cómo te sentís ahora?

-Me han ofrecido hacer una participación en el proyecto de un director porteño llamado "La hija única". A lo mejor lo hago. Le tengo que contestar este lunes. También me han ofrecido participar en una película ecológica infantil de chicos de Mendoza, un plan que lleva seis años.

-¿Qué proyectos se vienen en las tablas?

-Estamos ensayando "Sobre el daño que hace el tabaco", de Chejov, que dirigirá Gonzalo Arana, un compañero de El Taller, y con Lacerna también vamos a hacer una tercera versión de los cuentos de Fontanarrosa. Estamos ahí con las dos en trámites.

En paralelo, Ernesto Suárez está dirigiendo un taller de teatro del elenco De Sol a Sol; está preparando como director de práctica actoral de la UNCuyo,  el trabajo práctico final de los alumnos de la carrera, en el que participarán 70 actores y será una historia sobre el genocidio serbio que se estrenará en un espacio no convencional: un edificio abandonado.

Función especial en Mendoza

"Camino a La Paz", coproducción entre Argentina, Países Bajos, Alemania y Catar, tiene por ahora prevista una función especial en Mendoza, el lunes 21 de diciembre, con la presencia del director Francisco Varone y Rodrigo de la Serna.

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