EPOC: un fantasma que acecha

Se trata de una enfermedad subdiagnosticada en la Argentina. Ocho de cada 10 personas no saben que la padecen. Aquí podrás conocer sus causas y consecuencias. El abandono del tabaco es fundamental para una mayor expectativa y calidad de vida, y mejorar la

EPOC: un fantasma que acecha
EPOC: un fantasma que acecha

La Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) afecta al sistema respiratorio y puede perjudicar además a otros órganos del cuerpo. Los principales síntomas son la falta de aire, sobre todo al hacer alguna actividad física o caminar y subir escaleras; y tos con o sin flema (expectoración).

Es causada fundamentalmente por el hábito de fumar tabaco y produce una limitación de la capacidad respiratoria, la cual puede ser medida con un estudio llamado “espirometría”.

“Básicamente los bronquios están inflamados, obstruidos y con mayor cantidad de secreciones; y el pulmón afectado posee menor capacidad para captar oxígeno del ambiente. En los últimos años, incrementaron los casos de EPOC en las mujeres y en ambos sexos, vemos pacientes cada vez más jóvenes”, explica el doctor Ricardo del Olmo, neumonólogo de la Fundación Centro de Investigación de Enfermedades Alérgicas y Respiratorias (Cidea).

Además, el especialista sostiene que la mayoría de los enfermos lo son por la adicción al tabaco. Aunque destaca que no puede obviarse la importancia del tabaquismo pasivo en el desarrollo de la enfermedad.

En este sentido, manifiesta que la EPOC también puede producirse en quienes inhalan partículas nocivas de combustión de sustancias orgánicas, como, por ejemplo, leña. Por ello, sugiere que “toda persona mayor de 40 años que fume debe efectuar una consulta médica y realizarse una espirometría”.

“La gente que fuma piensa que todos esos síntomas son causados por el cigarrillo, suelen consultar poco y tarde, y así el subdiagnóstico de la enfermedad es frecuente. 8 de cada 10 personas con EPOC no saben que padecen esa enfermedad. Los médicos también tenemos responsabilidad en ello al no solicitar o hacer una espirometría, un método muy sencillo y barato que permite diagnosticar y evaluar a los pacientes con EPOC”, expresa Del Olmo, también miembro de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.

Y agrega: “No conocemos a priori qué persona que comienza a fumar desarrollará la enfermedad. Por ello, la prevención debe basarse en medidas que desalienten el consumo de cigarrillos en la población y en lograr el abandono de la adicción al tabaco por parte de los fumadores. Incluso en personas que ya desarrollaron la enfermedad, el dejar de fumar tiene un impacto muy favorable con relación al incremento del tiempo y la calidad de vida”.

Además, sostiene que si la EPOC ha sido diagnosticada y dependiendo de la severidad de la misma, existen tratamientos que son efectivos para mejorar la calidad de vida permitiendo que los pacientes tengan una mejor capacidad para desarrollar actividades y disminuir las exacerbaciones, es decir, empeoramientos que conllevan más riesgos y por ende, necesitan de mayor cantidad de medicamentos o incluso internación.

“El tratamiento consiste, en primer lugar, en el abandono del tabaco y luego, utilizar medicación inhalatoria. Los broncodilatadores inhalados son de primera elección, asociados o no a corticoides.  Existen varios con diferentes mecanismos y tiempo de acción, y el elegido debe serlo de acuerdo a la disponibilidad local, relación costo/beneficio y experiencia del médico. Los mucolíticos son de pobre efecto y los antibióticos se emplean sólo en las exacerbaciones. El uso de oxígeno crónico debe estar supeditado a los pacientes en quienes se demuestre su necesidad”, expone.

Para dejar de fumar, del Olmo sugiere visitar a especialistas: “Hay cardiólogos, clínicos y neumonólogos muy preparados. El fumador debe reconocer que está ante una adicción que no es sencilla en su manejo. Con la consulta adecuada, la ayuda profesional y de algunos medicamentos se puede lograr el abandono del consumo. Y por ello son necesarias además políticas de salud pública para combatir esta adicción que tanto daño causa (en lo personal, social y económico)”.

Con relación a los beneficios que se obtienen al dejar de fumar, dice: “El abandono del tabaco está asociado a una mayor expectativa y calidad de vida, y también, a una mejoría de la evolución de los que ya están enfermos, por ejemplo, los pacientes con EPOC. O sea, vivir más y mejor. Y existen algunos beneficios a corto plazo como, en algunos, la disminución de la tos, recuperar gusto y olfato y disminuir infecciones bronquiales, tan frecuentes en los tabaquistas”.

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