En la cuerda floja

Ben Affleck vuelve al cine con, 'Perdida', un thriller sobre la identidad voluble en las sociedades actuales, en la que interpreta a un marido apático sospechoso de la desaparición de su mujer.

En la cuerda floja
En la cuerda floja

Ben Affleck se puso a las órdenes de David Fincher en “Perdida”, el flamante thriller que se estrena hoy aquí y que abrió el el Festival de Cine de Nueva York. Además de sus giros de guión, la película esconde una reflexión sobre el caos de la identidad en la sociedad contemporánea.

“La identidad es algo cada vez más escurridizo”, dijo el actor estadounidense que interpreta a Nick Dunne, un hombre cualquiera, más tendiente a lo miserable que a lo brillante, que se siente incapaz de explicar a la opinión pública cuál ha podido ser la causa de la desaparición de su mujer. Ese desconcierto que provoca el desconocimiento sobre la vida de su esposa (encarnada por Rosamund Pike) hace que todas las sospechas recaigan inmediatamente sobre él.

“Los medios siempre quieren que interpretés un papel, particularmente cuando te lo asignan ellos mismos: si no sos el marido de luto cuando tu mujer desaparece, se decepcionan y piensan que hay algo raro, que no puede ser verdad. Que no eras un buen marido, que sos el asesino... Te dan otro papel”, explicó Affleck.

Fincher, apoyado en la novela best seller de Gillian Flynn, vuelve a hacer antropología a ritmo de thriller, a explorar cómo hoy en día es más creíble una persona con varias identidades que un hombre que parece no ajustarse a ninguna.

“Hoy nos sentimos más cómodos con la múltiple identidad, porque somos libres de construirla en nuestros perfiles de Facebook, Instagram. La identidad se convierte en algo más escurridizo y la gente, apoyada en el anonimato de Internet, se ha acostumbrado a transitar varias identidades”, aseguró Affleck, cuya próxima identidad será nada menos que la de Batman.

Así, del ambiente gris teñido de humor absurdo que Fincher siembra en “Perdida” emerge un tupido tapiz de miserias, proyecciones, frustraciones y patologías. “Es la típica historia de amor de David Fincher”, ironizó Ben Affleck, y añadió: “Trata sobre muerte, sexo, traición, odio y misantropía”.

Juego de tensiones

Haciendo malabares con todos estos conceptos graves, el gran reto de Affleck y Fincher era, precisamente, dar una inquietante ligereza al conflicto del protagonista, a ese hombre que no toma decisiones y que actúa de manera prácticamente aleatoria, según la vida va pasando. “Me gustó este personaje porque tenía que ser real, no tenía que generar empatía, solo ser natural. Nunca podía ser demasiado bueno ni demasiado malo, sino ajustarme a ese balance, mantenerme en el equilibrio sobre las cuerdas”, aseguró el actor.

“Perdida” juega con esa tensión del despiste, con alguien que nunca se sabe muy bien por dónde va a salir. Es, al fin y al cabo, un guiño a los peligros de una sociedad sumamente manipulable y aburrida que se inquieta ante lo imprevisible.

Affleck hace un paralelismo con esto y su vida, en la que fue alzado como joven talentoso cuando estrenó “En busca del destino”, devorado por la prensa rosa como pareja mediática de Jennifer López, puesto en duda por sus problemas con el alcohol y denostado como actor hasta, finalmente, convertirse en director de prestigio y convertir su “Argo” en la mejor película de 2012.

“Así es el mundo de las celebridades. Siempre esperan que digas lo que tenés que decir. O en el del deporte. Los deportistas no dicen nada que no sea ‘gracias a Dios que hemos ganado’ o ‘hemos hecho lo que hemos podido’. Siempre lo mismo, siempre igual”, se quejó.

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