En defensa del socialismo

Los partidos tradicionales no han resuelto los problemas fundamentales que afectan a la mayor parte de la sociedad

"Las leyes y el Gobierno pueden ser considerados, en todos los casos, como una asociación de los ricos para oprimir a los pobres y mantener en su provecho la desigualdad de los bienes que, de otra forma, no tardaría en ser destruida por los ataques de los pobres" Adam Smith
"……   por favor, terminen con esas locuras del socialismo y todas esas cosas". Cristina de Kirchner. Agosto 2014
 
Por lo menos desde la apertura democrática a la fecha, los partidos tradicionales no han resuelto los problemas fundamentales que afectan a la mayor parte de la sociedad.

Quienes nos posicionamos en la izquierda democrática y reivindicamos el socialismo, reafirmamos que el capitalismo, incluido el "serio", no es el sistema apto para hacer realidad aquellas banderas siempre vigentes referidas a la igualdad, a la fraternidad y a la libertad.

Alfonsín (por golpe económico o por lo que fuere) dejó el mandato con anticipación. Lo de Menem y el salariazo-revolución productiva, no merece mayores consideraciones. El tándem De la Rúa-Álvarez-Cavallo, mejor ni recordarlo. El proyecto K no escapa a las generales de la ley. El casi 40% de empleo informal y un millón y medio de jóvenes que no estudian ni trabajan, son indicios elocuentes de lo que pasa. Para colmo de males, desde el  "peronismo siglo XXI" y la "izquierda posible", se bastardean idearios transformadores.

Lo cierto es que las promesas pasan y los problemas siguen quedando.

El rasgo fundamental de estos 30 años ha sido la concentración y  extranjerización de la economía. Con sólo observar  lo que ocurre en la industria vitivinícola lo corroboramos. El peso de los monopolios denunciados sistemáticamente por Marianetti durante decenios, se afirmó. Pobreza, inseguridad y corrupción alarmante cierran la ecuación.

Y la historia no ha terminado. Mal que le pese a Fukuyama. Inventan líderes. Reciclan. Camuflan. Mienten. Prometen. No cumplen. Privatizan. Saquean. Estatizan. Coimean. Y todo sigue igual o peor. Aunque con apariencias distintas.

Resulta ahora que Scioli es la panacea. Conocido conservador inventado por Menem, es de la misma estirpe de Martín Insaurralde y Boudou (Ucede de Alsogaray). Sergio Massa, sus antecedentes y amistad carnal con los Vila, nos ahorra comentarios. Debajo de ellos, tránsfugas de distinto origen se mueven como peces en el agua para quedar en la cresta de la ola en el momento justo. Los principios no importan; sólo importa "quedar parado" a condición de tener estómago de lata a prueba del cualquier "estofado".

Del lado de la "oposición" aparece el Frente Amplio UNEN. Que quiere unir todo, incluyendo a Macri. A partir de la premisa de Carrió funcional a la derecha radical, el gobierno K es una dictadura. Despropósito irresponsable similar al del oficialismo, que asigna a toda  la oposición carácter destituyente. Sin que subestimemos ni por un momento la existencia de unos cuantos que "quieren pero no pueden", nostálgicos de la dictadura, saben que "a río revuelto ganancias de pescadores" y esperan el momento para "sacar las uñas". En particular, los genocidas procesados, apresados y muchos condenados y sus respectivos entornos, cofradías y "familias".

FA Unen se trata de una Alianza de otras derechas. Remedo de la vieja -y triste recuerdo- también hegemonizada por la UCR, hoy participan del entuerto Libres del Sur, (otrora 100% K) el Partido Socialista, Proyecto Sur y la Coalición Cívica. Solanas, crítico furibundo de Libres del Sur cuando se alió con el FAP y con los radicales, terminó yendo al mismo lugar que otrora descalificara lapidariamente.

El panorama no es halagüeño. Sin embargo, las consideraciones realizadas nos afirman en nuestras convicciones y el que una importante franja de electorado, harta de malas prácticas, vuelque su adhesión electoral hacia la izquierda. La tarea consecuente de caras nuevas y conductas consecuentes, enfrentando injusticias en donde quiera que estén y denunciando la complicidad de la política tradicional, ha generado expectativas y esperanzas.

De modo que nada está perdido. Se impone alejarse del culto al mal menor y propender a realizar política con buen ejemplo y mejores prácticas, desde los escaños que se alcancen.

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