Emilia Attias: “Este personaje me pareció inspirador”

El jueves se estrena “Dolores” (2016), una película protagonizada por la actriz que comenzó su carrera en “Rebelde way”. En esta charla habla de este papel de época y de su maternidad.

Este filme, dirigido por Juan Dickinson, cuenta la historia de una mujer escocesa llamada Dolores (Attias) que regresa a la Argentina luego de la muerte de su hermana para hacerse cargo de su sobrino de ocho años, pero también atraída por un amor inconcluso con su cuñado Jack (Guillermo Pfening).

Este amor se desarrolla en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, en donde los ecos del conflicto bélico se hacen cada vez más cercanos, y la disputa mundial entre alemanes e ingleses empieza hacerse personal cuando a Dolores comienza a seducirla un hijo de alemanes, Octavio Brand (Roberto Birindelli), quien lejos de ser el enemigo, empieza a ser un amor inesperado para ella.

Ahora esta valiente mujer de deberá decidir entre el amor de estos dos hombres.

-No se hacen muchas películas de época en Argentina, ¿qué te atrajo de este proyecto?

-Justamente por eso, porque no se hacen muchas acá. Es hermoso hacer una película de época, a mí me encanta y no hay muchas posibilidades de hacer una, en general. La mayoría que se hacen en nuestro país son de otro género, porque es muy costoso hacer de este estilo, además de que es difícil conseguir los elementos.

No es algo que está al alcance de la mano, y además el trabajo que tenés que hacer de sonido, luz, de tratamiento de imagen. Es muy bueno el trabajo que hicieron. He visto otras películas argentinas de época y les dije que lo que hicieron en ésta es excelente. La parte de arte está retratada maravillosamente, que creo que es la menos costosa pero no la menos laboriosa.

Tener la oportunidad de formar parte de algo así, viajar en el tiempo en las interpretaciones, porque si hay algo que tiene lindo el cine es que los espacios son reales, no trabajás en ningún decorado, por lo menos en esta época que nos toca. Eso es muy inspirador para el actor.

-¿Todo eso te ayuda mucho más a tu interpretación?

-Me parece que para el actor lo más importante es su vestuario, porque lo demás puede ser ficticio -podés poner un croma y esas cosas-. Lo que tenés sobre tu piel, el peso de la ropa sobre tu cuerpo, dónde te ajusta cada cosa, ya me modificaba, por ejemplo, la manera de ponerme. No era lo mismo.

La manera de caminar que eso me generaba…El ambiente en general, en la vida diaria, te pasa por los poros. Y más cuando uno está actuando, que hacés todo un ejercicio como para soltar, que estás como a flor de la piel con la historia, y no es lo mismo hacer un esfuerzo por recrear algo alrededor que tenerlo.

Tampoco es algo que te pase desapercibido el entorno, sino que te afecta.

En este caso lo hace para bien porque te lleva aún más a ese lugar al que vos tenés que ir.

Tiempos modernos

-Sos una representante de la mujer moderna de nuestro país. ¿Te costó mucho entender cómo se manejaba tu personaje?

-No me costó entenderla. Me lo tomé con mucho respeto porque es una historia que tampoco hay que menospreciarla, ni tomarla a la ligera.

La entiendo cómo actúa porque yo también soy mujer, comprendo esos sentimientos que no podés ocultar, esas emociones de amor que tenés que esconder en algún momento, ese actuar rebelde de que no querés ocultar nada de lo que te pasa, sin importar la época en la que estás. Con mi personalidad, creo que podría haber sido una Dolores en esa época.

Entonces, no me costó tanto entenderla ni tampoco me la quise tomar con esa liviandad de decir “la entiendo” automáticamente. Traté de transitarla con mi cabeza, comprender su historia, analizarla desde su psicología, su emocionalidad, sus impulsos, sus deseos, sus miedos.

Además, en el guión ella vive hechos que tengo que tratar de entender porqué reacciona de la manera en que lo hace.

-¿Te resultó complejo entenderla a ella como mujer en esa época?

-No me costó, para nada. Al contrario, este personaje me pareció inspirador; además me reconocí en muchas cosas de Dolores, como que yo podría haber vivido una historia así en esa época.

De todas maneras, quise transitarla con más profundidad. Quise entender bien porqué en cada paso que daba decidía lo que decidía y permitía que pasen las cosas que pasaban.

-¿Qué tal fue trabajar con Juan Dickinson, el director?

-Es un ser humano encantador por donde lo mires. Tiene esa caballerosidad de antes, es un tipo muy sensible, muy cinéfilo, con mucha formación y código cinematográfico. Realmente tiene mucho para dar como director y se ve en el resultado final de esta película.

Entonces hubo muchos puntos en donde me sentí muy cómoda y muy contenida por él. Hay que agregarle que era una historia muy particular sobre su familia y eso hizo que tuviera muchísima información adicional a mi disposición para bucear.

Eso hizo que lo exprimiera de una manera tremenda, pero estaba encantado y me acercó todos los datos, fotos, cartas, historias de su tía-abuela, en este caso, que es en quien se inspira el filme.

Elecciones de vida

-¿Cómo estás seleccionando los roles que elegís últimamente?

-Entiendo que es difícil competir con lo que es la televisión, que todo lo que vengo haciendo en ese medio queda muy en la retina y la memoria de la gente. Y de repente lo último grande que hice ahí fue hace como cuatro años ya, pero tuve mucho trabajo en cine y miniseries desde ese tiempo hasta ahora.

Así que no es tanto que esté haciendo un cambio en mi elección de roles, sino que es un proceso que vengo haciendo hace unos años. A mí me encanta la televisión, no reniego para nada de ella y me parece que es un espacio que te acerca a la gente.

Se hacen cosas buenas también, y la tira por ahí tiene otros descuidos que el cine no los tiene, pero también tiene otra chispa, otra magia, otra espontaneidad, otro código que es lindo de experimentar, como actor y como figura.

Hay tiempos para todo y en este momento fueron más tentadores los proyectos que me acercaron por este lado, y ahora la llegada de una hija modifica mucho la organización de mi vida y no sé dónde quedarán las tiras ahora, ya que son muy demandantes.

-¿Tenés pensado dedicarte sólo a un medio específico después de ser madre o no sabés?

No, no tengo nada planeado. Creo que eso se transita: la maternidad, tu trabajo, todo. Hay que ver las propuestas que te acercan también, porque por ahí puede ser algo en televisión totalmente encantador y te brindan un montón de soluciones para que te organicés con tu hija en un camarín y lo hacés. No sé. Igual, vuelvo a repetir, no tengo nada programado de lo que voy a hacer.

-¿Qué te queda para el futuro próximo?

-Tengo la presentación de un par de películas en las que trabajé el año pasado, que son participaciones. Son las dos del género de ciencia ficción: una se llama “El Muerto Cuenta su Historia” (2016), y es como un comic de drama-terror.

Y la otra se titula “Ojalá Vivas Tiempos Interesantes”, que es un delirio absoluto. Es una “comedia” como para gente joven, un poco intelectual, tiene un humor y un código como para gente un poco volada. Es muy loca, bizarra y divertida. Y nada más por ahora.

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