El yoga se afianza: unos 1.600 mendocinos se sumaron al día mundial

Aunque la conmemoración internacional es hoy, ayer Mendoza se convirtió en sede de la celebración en la Argentina. Destacan el bienestar que produce.

Más de 100 personas formaron un círculo, se sentaron uno al lado del otro y posaron los brazos en la espalda de quienes tenían a su lado, en un gran abrazo colectivo. Luego, respiraron al unísono. Así comenzó una de las diversas clases que se ofrecieron ayer en el Polideportivo de Luján, como parte de la celebración del Día Internacional del Yoga.

Alrededor de 1.600 personas pasaron el día o se acercaron un rato; participaron de alguna clase, taller o conferencia; recorrieron los puestos de ropa y accesorios, artesanías y alimentación saludable; y se informaron sobre los espacios en los que pueden practicar yoga.

Silvia González, del Foro Permanente de Yoga de Mendoza, explicó que el 21 de junio fue declarado, en 2014, el Día Internacional del Yoga por la ONU. El primer festejo se realizó el año pasado y en 2016, Mendoza fue la sede de la celebración nacional, por lo que estuvo presente el cónsul general honorario de la India, Sergio Lais-Suárez. El día se adelantó para aprovechar el feriado y que más interesados pudieran asistir.

Graciela Romero y sus hijas Rocío y Melanie Uyarte habían llegado desde La Consulta (San Carlos) a las 12 y tenían planeado quedarse hasta el cierre. Mientras Melanie participaba de una de las clases, Graciela contó, con una sonrisa, que el yoga le sanó una lumbalgia que no había podido quitarle la fisioterapia. Rocío agregó que ella es deportista y practica handball, voley y básquet, por lo que a veces se siente tensa, y hacer yoga dos veces por semana le permite relajarse.

“Bienestar total” fue la frase que utilizó Cristina Rocco para describir cómo se sentía después de haber estado en la actividad de yoga integrativo, en la que bailaron la danza del amor universal y cantaron mantras. La mujer contó que hace dos años que practica y le ha permitido tomarse las cosas con más tranquilidad, además de sentir mejor físicamente.

Érica Cesca y Jorge Pérez, instructora y aspirante de acro-yoga, contaron que este estilo se trabaja como mínimo entre tres personas: el base, el volador y el cuidador. Pero aunque el componente acrobático pueda hacer pensar que es para pocos, Érica destaca que se empieza con movimientos pequeños y pueden hacerlo desde niños hasta personas de más de 60 años. En tanto Jorge resalta que, al no ser una práctica individual, se desarrolla la comunicación, la confianza y el respeto de los límites del otro.

Rommy Bruna, quien da clases a niños, comentó que se empieza como un juego, con respiraciones en movimiento y posturas. Ella completó recientemente un máster de yoga para escuelas.

De hecho, durante la jornada se estuvieron reuniendo firmas para pedir que la práctica se instituya en los colegios y en los ámbitos de salud. Es que si los niños están más armonizados y adquieren una conciencia de unidad, se termina la violencia; además, pueden llevar ese aprendizaje a sus casas, con efecto multiplicador.

Puestos de productos saludables

Los asistentes pudieron degustar comidas y bebidas saludables, como un arroz con leche de coco y especias, o samosas (empanadas de papa, cebolla y curry) que elaboró Yamila Cabot Alí.

También, conocer de qué manera complementar los ejercicios con la aromaterapia de AromaZen, con aceites, cremas y aromatizadores corporales y ambientales. Sabrina Ropero explicó que la mujer puede utilizar el geranio para conectarse con su naturaleza cíclica.

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