El verdadero sentido de la responsabilidad.

El verdadero sentido de la responsabilidad.
El verdadero sentido de la responsabilidad.
La semana pasada hablábamos de la importancia de hacernos responsables por nuestro propio cambio. Y sí, somos responsables de nuestra propia felicidad. ¿Qué significa esto? Significa cultivarla  y  elegirla. La felicidad es nuestro derecho de nacimiento.  Tenemos que permitirnos cambiar aquello que nos hace sufrir. Esa es realmente la responsabilidad suprema.
Y como les decía anteriormente, esto es algo que nadie puede hacer por nosotros. Somos los únicos que podemos hacer este cambio con nosotros mismos.
El momento en que llegamos a este punto en nuestras vidas es un muy buen momento, porque podemos entonces ser los autores de nuestra propia transformación.
De esta manera, cada encuentro, cada situación, podemos convertirla en una oportunidad para encontrar una experiencia de paz, primero dentro nuestro y luego ciertamente contribuyendo, de la manera más concreta y significativa, a poner fin a los conflictos en este planeta.
No desestimemos el poder de nuestras decisiones, de nuestras elecciones, pues en cada momento somos aquello que elegimos, y es eso lo que  le estamos dando al  mundo. Si destilamos paz, conciencia y presencia en cada una de nuestras interacciones, esa paz irradiará en olas expansivas a lo largo y ancho del mundo. 

El poder de permitirnos ser nosotros mismos, de vivir en paz con nosotros mismos,  nos permite convivir con los demás de la misma manera.

Para ello es fundamental la formación y educación que le damos a nuestros pequeños. Si les entregamos valores y formas en las que el amarse, el apreciar y agradecer, el valorarse, el  dar, el cooperar, es lo principal,  pueden,  desde edad temprana, tener una experiencia de seres humanos conscientes y de ese modo, crear una sociedad enfocada en el bienestar de todos, donde la cooperación y el servicio comunitario sean naturales y resalten las cualidades más elevadas de cada ser humano. Y serán estos seres humanos  los que,  apasionados por construir una cultura de paz, celebren la diversidad sin discriminaciones.
La auto-aceptación, que surge del aprender a ser, conduce naturalmente a la aceptación de los demás; es de hecho una precursora para la erradicación de la discriminación desde su raíz.
Seamos entonces portadores de paz en el mundo, en nuestro mundo. Asumamos nuestra responsabilidad.

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