El té: paleta de colores

Las infusiones, su oxidación y procesado.

En la edición pasada comenzamos a hablar de las variedades del té y sus características. Hoy te hablaremos de los tés más procesados y oxidados: Azul, Rojo y Negro.

Té azul: llamado también Oolong. Las hebras son de color verdoso con tonos azulados. La hebra puede estar enrollada con forma de bolita o no. El té azul más famoso proviene de Taiwán. Su proceso es complejo y el nivel de oxidación variable, pero mayor que el de los anteriores. Oolongs famosos: "Ti Guan Yin", "Dong Ding" y "Bai Hao" entre otros. Sabor dulce y floral.

Té rojo: También conocido como Puerh. De características muy especiales, pues además de ser oxidado, es fermentado (intervienen microorganismos) y se deja añejar durante varios años. Esto permite que la fermentación haga su trabajo y, a mayor maduración, más complejo se torna su sabor y su aroma. Puede encontrarse en forma de hebra suelta o prensado en forma de disco o ladrillo. Tiene notas a madera húmeda, tierra y tabaco. Su origen característico es la provincia de Yunnan, China.

Té negro: Té con máxima oxidación. Es la variedad más consumida en occidente. Los tés negros más conocidos son los de Ceylon (hoy Sri Lanka) y Darjeeling (en la India), entre otros. Al igual que con el resto de las variedades, cada té tiene su característica particular. Sin embargo, el té negro tiene como rasgo general dejos de astringencia, flores y frutas. El color de sus hebras es marrón y el de la infusión atraviesa los tonos naranjas, rojizos y amarronados.

La mayoría de las variedades de té se consiguen en casas de té de Mendoza. Por lo tanto, te proponemos un desafío: conseguí tu té en hebras y antes de infusionarlas, observá su forma, su color y aroma. Luego podés hacer lo mismo con el té ya listo en tu taza. Hoy te dejamos una receta fácil y rápida para incorporar el té como ingrediente.

Budín de té negro y jengibre

Ingredientes: 200 ml de agua, 1 cucharada de té negro en hebras (el que más te guste), 300 gr de harina leudante, 1 pizca de sal, 1 cucharadita de jengibre molido (fresco o seco), 150 gr de azúcar, 55 gr de manteca pomada, 1 huevo, 2 cucharadas de miel y 2 cucharadas de aceite.

Calentar el agua a 95°, agregar las hebras de té e infusionar por 3 minutos. Batir la manteca junto con el aceite, azúcar, sal, miel y jengibre hasta que esté cremoso. Agregar el huevo y la infusión de té, batir e incorporar harina tamizada. Volcar en un molde enmantecado y llevar a horno medio (160°) hasta que al introducir un palito salga seco. ¡Ya podés disfrutarlo con una taza de té y buena compañía!

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