El ritual de celebrar con la gente querida

Compras, bautismos, cumpleaños, bodas y hasta cosas como un divorcio, se transforman en una excusa para reunirse con los afectos. La idea es sentirse acompañado en los grandes momentos de la vida por quienes son un sostén. Es propio del ser humano.

A lo largo de todo el año los festejos abundan. Hay muchas causas para celebrar: cumpleaños, bautismos, casamientos, que se terminó una carrera, que se compró una casa o un vehículo. Lo cierto es que sería interminable porque cuando se disfruta de compartir la vida con los seres queridos los motivos sobran para justificar reuniones.

Ni hablar de lo que ocurre a fin de año cuando diciembre no da abasto para contener tantos eventos y los “juntémonos antes de las Fiestas”.

“Me gusta hacer reuniones en mi casa y festejar cumpleaños y otras cosas”, relata Verónica (40). Y sigue: “Disfruto compartir con la gente que quiero, hacer fiestas. Invito a los más allegados porque son parte de mis momentos, de las cosas que me pasan; son gente con la que comparto mi vida, con la que me siento bien y que sumo para celebrar cuando sucede algo bueno”.

Algo similar opina Lorena (41) quien se las rebusca como puede para organizar reuniones y bailes: “Uno tiene distintas formas de celebrar, no siempre es una gran fiesta. A veces es una juntada que uno hace con la gente que quiere y que sabés que se alegra con vos por lo que te pasa. Yo quiero compartir con ellos ese momento especial”. Dice que en muchas ocasiones se trata de personas que participan porque acompañaron el proceso para lograr la causa del festejo.

Reconoce que también los niños disfrutan mucho de celebrar con sus amigos y que en ocasiones no están todos los que quisiera. “A veces uno quiere invitar a más gente, pero hay que ajustar por cuestiones económicas”.

Por otra parte, considera que son “caretas” algunos festejos en los que “ves 200 ó 300 invitados y te das cuenta de que están ahí no tanto por el afecto, sino por otras causas como compromiso o darle más relevancia al evento”. “Yo elijo estar con los que quiero y sé que me quieren”, concluye.

Cuestión cultural

Para la licenciada María Gabriela Fernández Ortega, del Instituto Sincronía, de especialistas en estrés, ansiedad y emociones, las celebraciones han existido desde el principio de los tiempos en la especie humana. “Son rituales que tenemos los seres humanos para destacar algo de manera especial y que contribuya a unirnos, a hacernos sentir parte de un grupo (sentimiento de pertenencia), a remarcar de una manera única algo que a todos nos pasa y hace a nuestra identidad y nuestra historia en el paso del tiempo”, detalla.

Se relaciona con la autoestima (individual y/o grupal), ya que destacan aspectos que son positivos para las personas. “Ponen el acento en la importancia de estar juntos (estar menos solos), de que juntos somos más y se siente mejor. Al punto de que ya desde recién nacidos necesitamos del otro, no sólo en la provisión de alimento y cuidados básicos sino en el amor, en el calor de una caricia, en la mirada del otro sobre nosotros”, apunta. Esto tiene que ver con que el ser humano es un ser gregario, que quiere decir que necesita del contacto de los de su especie; necesita ubicarse en un grupo.

También el psicólogo Miguel Conoscente lo relaciona con los ritos que hay en cada cultura. Señala que desde lo antropológico puede ligarse con conseguir algún beneficio de alguna deidad, conjurar aquello que tiene que ver con la culpa o con la alegría de lo conseguido. 
Celebrar "tiene que ver con el logro y con lo que se termina. Hay algo de duelo que también se va a jugar.

Por ejemplo en una fiesta de egresados y, si se pasa en conjunto, siempre impacta menos. Por eso todos los ritos que tienen que ver con la muerte”, explica.

Señala que lo nuevo también genera algo de angustia y que los buenos momentos, generalmente, tienen algo de pasar de un estado a otro como: los bautismos, casamientos, cumpleaños o egresos.

Apoyo afectivo

Para la psicóloga social María Adela Quinteros, “la gente tiene logros y obstáculos en su vida. Hay etapas de carencias y cuando pasa algo bueno tiene que compartirlo. El compartir es propio de esa situación de salud”.

En la vida hay dificultades y desafíos, y es en esa circunstancias que aparecen personas que sostienen, que acompañan y ayudan cuando pueden. Personas en las que uno se apoya: la familia, los amigos más cercanos. Es con esas personas que suele celebrarse el logro, quizás porque parte de él se debe a su presencia.

“Para los psicólogos sociales siempre hay otros que hacen a la situación de salud del sujeto (...). En las personas que tienen necesidades se da esto de reunirse con otros para resolverlas”, explica. Pero también agrega que se da importancia a los otros en la conformación de la subjetividad: “Desde el inicio de la vida el otro es fundamental. Los grupos son sostén del psiquismo en todas las instancias. Quizás sin ese sostén habría menos que festejar”. Pero resaltó además que la gente no se reúne sólo para festejar; también para compartir las penas.

Sergio (42) contó que cuando se divorció sintió la necesidad de organizar una reunión con amigos: “Fuimos a tomar una cerveza porque me parece que en cierto modo tiene que ver con cerrar etapas; se trató de quienes estuvieron conmigo cuando las cosas no estaban bien”. Recalcó que “es tu familia o tus mejores amigos con los que tenés la confianza para contarles lo que te pasa”.

Dijo que también va a hacer una reunión con quienes han tenido que ver con su año laboral y que de alguna manera han colaborado para que sea mejor. Consideró que se merecen un momento distendido para poder conversar.

En el mismo sentido opinó Fabián (41) quien dijo que elige festejar con los más allegados, quienes sabe que se alegran verdaderamente por lo que le pasa. Los motivos son cuestiones relacionadas con el bienestar de su familia o terminar etapas con éxito como cumpleaños, bautismos, anunciar un embarazo, reencuentros y no con lo material, ya que consideró que es de menor importancia.

Receta para festejar

“Para festejar no hace falta tomar o comer. A veces con un beso o un abrazo se hace saber que uno está feliz y eso es una forma de celebrar.” Fabián (41)

“La forma de festejar tiene que ver con la edad. Quizás los más jóvenes se van directo a bailar. Si bien me gusta, a nuestra edad es más común juntarse a cenar y a veces de manera cooperativa. Eso se disfruta mucho.” Sergio (42)

"Lo fundamental es no juntarse para pasar el rato sino disfrutar de cada momento. Lo demás es accesorio: comer o tomar algo, valen mates, truco, charlas y risas."
Cintia (34)

"Es importante saber ser un buen anfitrión, hacer que cada uno de los invitados se sienta cómodo y poder pasar un momento con cada uno."
Natalia (36)

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