El Pasaje San Martín

Ocho meses antes de su inauguración, una huelga de obreros hizo peligrar la obra impulsada por el bodeguero Miguel Escorihuela Gascón.

En la edición de Los Andes del 19 de marzo de 1926, y con el título "El Departamento del Trabajo solucionó varios conflictos obreros",el diario comunicó que los trabajadores de la empresa F.H. Schmidt habían logrado un incremento salarial luego de la reunión mantenida con el titular de la empresa y el director del Departamento.

La compañía de origen alemán que se había instalado en la década del ´20 en el país y tenía una importante filial en Mendoza, se comprometió a aumentar la paga diaria otorgando un incremento de sesenta centavos. Así los obreros que lo construían pasaron a percibir “tres pesos con ochenta centavos, en lugar de tres pesos veinte”.

El propietario quiso desarrollar en la Ciudad un tipo de edificio que había surgido en Europa a comienzos del siglo XIX, la galería comercial con cubierta acristalada. Los proyectistas tomaron como antecedentes obras ya emblemáticas como la Burlington Arcade en Londres (1819) y la Galería Vittorio Emmanuele II en Milán, diseñada en 1861, el mismo año del terremoto de Mendoza. Buenos Aires también contaba con dos obras similares: el Pasaje Güemes y las Galerías Pacífico.

Otra circunstancia peculiar en relación al tiempo de su construcción quedó reflejada en la edición del 6 de junio del mismo año y se refirió a que tanto el propietario, Escorihuela Gascón como el director técnico de la obra, Ing. Edmundo G. Romero, junto a T. Braun (de la firma alemana), habían solicitado la erradicación de forestales en el frente del edificio. El Ministerio de Industrias y Obras Públicas denegó ese pedido argumentando que “una de las características que más destacan la belleza tradicional de la capital de la provincia es precisamente la ornamentación que ofrece el arbolado pintoresco de sus avenidas, y acceder a lo solicitado significaría sentar un precedente que podría invocarse por analogía en toda construcción de edificio (…)”.

Estas anécdotas acerca de un ícono de Mendoza como es el Pasaje San Martín, declarado patrimonio provincial en 1.997, nos permiten conocer un poco más sobre su historia y sus hacedores. También reflexionar cómo la visión de Escorihuela Gascón para instalar ese edificio en la periferia del “centro”, en aquellos años, con el correr del tiempo lo transformó en uno de los símbolos de la arquitectura mendocina del “kilómetro 0”. La obra marcó un hito en cuanto a lo constructivo, ya que hasta ese momento sólo se habían realizado con el sistema de edificación “contra temblores”, casas particulares y edificios públicos de dos niveles.

El pasaje, que tiene ingreso por tres calles, se convirtió en la primera galería comercial con oficinas y viviendas colectivas en altura. Su torre de 7 pisos fue hasta la realización del Edificio Gómez, la construcción más alta de la ciudad. A casi 90 años de su apertura, concretada en noviembre de 1.926, el pasaje continúa siendo uno de los principales atractivos arquitectónicos y artísticos de la ciudad, especialmente por su articulada volumetría y por la presencia de sus coloridas cúpulas y bóvedas con vitrales franceses.

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