El padre de Aylan volvió a Siria para sepultar a su familia

En Kobane, la ciudad devastada por la guerra que quería dejar atrás, Abdulá Kurdi despidió a sus hijos Aylan (3) y Galheb (5), y a su esposa Rehan (27).

El padre del niño sirio de 3 años ahogado en Turquía regresó ayer a Kobane, en Siria, para enterrar a su familia, mientras que los ministros de Exteriores de la Unión Europea (UE) reunidos en Luxemburgo intentaban superar las divisiones frente a la crisis migratoria.
Abdulá Kurdi acompañó la caravana que trasladó los féretros de Aylan, de 3 años, su hermano de 5 y su esposa de 27 desde el balneario turco de

Bodrum (suroeste) hasta la ciudad de siria de Kobane.

Los tres fueron enterrados ayer en un emotivo funeral.

La imagen del niño sirio Aylan Kurdi, de 3 años, muerto en una playa de Turquía, se ha convertido en un poderoso símbolo y una formidable herramienta de presión sobre los países de la Unión Europea, divididos sobre cómo encarar la presión migratoria.

La conmoción por este último drama parece haber vencido las resistencias del primer ministro británico, David Cameron, criticado por su falta de implicación en la crisis de los migrantes.

En Lisboa, Cameron anunció ayer que Gran Bretaña está dispuesta a acoger a "miles de refugiados sirios adicionales".
"Frente a la envergadura de la crisis y el sufrimiento de la gente, puedo anunciar hoy que haremos más, acogiendo a miles de refugiados sirios adicionales", declaró.

Acabar con las divisiones

El bloque está dividido sobre cómo responder al flujo de solicitantes de asilo, que desborda las infraestructuras de recepción de varios de sus miembros.

Al llegar a una reunión de dos días en Luxemburgo de ministros de Exterior de la UE, el alemán Frank-Walter Steinmeier exhortó a los europeos a que cesen las “recriminaciones” y cooperen para responder a la crisis migratoria.

"Europa no tiene derecho a dividirse ante semejante desafío. Las recriminaciones no van a ayudar a que este problema sea controlable", dijo.
Italia o Grecia, en la primera línea frente al flujo de inmigrantes, piden una mayor solidaridad.

La Comisión Europea propone desde la primavera (boreal) un reparto obligatorio de solicitantes de asilo entre los 28 países. La semana próxima, el organismo hará nuevas propuestas para que el reparto de los solicitantes de asilo alcance las 120.000 personas. Pero la tarea no será fácil. Los 28 sólo aceptaron en julio un reparto voluntario de demandantes, sin un mecanismo permanente, y propusieron un total de 32.000 plazas.

La división quedó plasmada con el encuentro en Praga, antes de la reunión de ministros en Luxemburgo, de los titulares de la cartera de Exteriores de cuatro países del Este (Hungría, Polonia, Eslovaquia y República Checa) opuestos a un sistema de cupos.

Para tratar de superar la crispación creciente entre países europeos, Alemania, que este año recibirá a 800.000 refugiados, y Francia lanzaron el jueves una iniciativa común destinada a “organizar la recepción de refugiados y el reparto equitativo en Europa” de esas familias que huyen sobre todo de la guerra en Siria.

En ese sentido, Merkel abogó por unos “cupos obligatorios”, y Hollande de un “mecanismo permanente y obligatorio”.

El acuerdo francoalemán pide también "garantizar el retorno de los migrantes irregulares a sus países" y ayudar a "los países de origen y de tránsito".
Desde comienzos de año, más de 350.000 personas han cruzado el Mediterráneo, y más de 2.600 murieron al intentar llegar por mar a Europa, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

Ayer, la ONU volvió a presionar a los europeos al pedir el reparto obligatorio de al menos 200.000 demandantes de asilo entre los 28 miembros de la UE. “Se trata ante todo de una crisis de refugiados, y no sólo de un fenómeno migratorio”, dijo el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, Antonio Guterres, afirmando que la gran mayoría de los que llegan a las costas de Grecia proceden de países en conflicto, como Siria, Irak y Afganistán.

Tensión en Hungría y más desaparecidos en el mar

Budapest. En Hungría, la situación sigue tensa. Budapest, que construyó una criticada valla de 175 km para detener las llegadas desde Serbia, decidió ayer cerrar temporalmente un puesto fronterizo con ese país luego de que 300 inmigrantes se evadieran de un campamento situado cerca de la frontera. En paralelo, cientos de inmigrantes salieron a pie ayer de la principal estación de ferrocarril de Budapest con rumbo “a Austria”, distante de 175 km, después de que las autoridades húngaras suspendieran el martes los enlaces ferroviarios internacionales.

Por otra parte, la OIM anunció que al menos 30 personas que zarparon desde Libia estaban desaparecidas en el Mediterráneo luego de la embarcación neumática con entre 120 y 140 personas comenzara a hundirse. Los guardacostas italianos rescataron a 91 personas.

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