El oro, el hierro, el bronce y el acero

Muchas veces oímos decir que los jóvenes no comprenden lo que leen; múltiples son las   causas que han provocado, a lo largo de los años, esta falla en la comprensión de textos. Una de ellas es el hecho de no usar de modo adecuado el diccionario, de manera de poder poner cada término en su contexto para entender su cabal significado. Decía el famoso lingüista Ferdinand de Saussure, en su Curso de lingüística general: “La lengua es un sistema en donde todos los términos son solidarios y donde el valor de cada uno no resulta más que de la presencia simultánea de los otros”.

Se me ocurrió probar con algunos estudiantes recién egresados del nivel medio, para ver si podían decodificar el valor del mensaje “Él es de bronce”; la mayoría conocía qué es el bronce, pero no era capaz de traducir a otro mensaje el contenido de esta afirmación. Entonces, les enseñé a trabajar con el Diccionario de la lengua española, de la Real Academia Española, en el dispositivo electrónico que cada uno de ellos tenía. Les hice bajar la aplicación correspondiente y buscar el término ‘bronce’.

Aparte de conocer la interesante etimología del vocablo, vimos que el diccionario registra cinco acepciones de él y que, luego de consignarlas, aparecen las frases hechas, que aluden a realidades diferentes; si no se usa adecuadamente el diccionario, no es posible saber qué nos está diciendo el interlocutor. Entre las frases armadas a partir de ‘bronce’, “ser alguien de bronce” o “ser un bronce”, equivale a afirmar que esa persona es robusta e infatigable en el trabajo. Marcada en azul, figura la frase “tener un corazón de bronce”: hacemos clic sobre ella y encontramos que se utiliza la expresión para designar a quien es duro e inflexible y que se apiada dificultosamente.

Si, en cambio, alguien escribe algo en bronce, significará que lo ha de retener constantemente en su memoria. Aprenderemos, además, que no siempre el color bronceado es sinónimo de salud ya que puede ser una de las manifestaciones de la “enfermedad del bronce”, enfermedad de las glándulas suprarrenales que tiene como característica dominante aquel color de la piel.

Volver de una competencia deportiva con “medalla de bronce” significará haber alcanzado el tercer puesto en la clasificación.

Después de esta experiencia con ‘bronce’, decidí desafiar a los jóvenes a hacer lo mismo con ‘oro’: luego de comentar las once acepciones que registra el diccionario, nos dedicamos a expresiones como “el oro y el moro”, “valer oro en polvo”, “el oro negro”, “como un oro”, “de oro”, “valer alguien su peso en oro”, “la gallina de los huevos de oro” y “ser el broche de oro”. Empezamos por crear, para cada una, un contexto: “Es tan ambicioso que quiere el oro y el moro”. Al ver el significado, encontramos que se trata de una expresión coloquial usada “para ponderar ciertas ofertas ilusorias y para expresar el exagerado aprecio de lo que se espera o posee”.

Como gran parte de las frases que conforman nuestro saber ancestral, ‘el oro y el moro’ posee historia; insto a los estudiantes a hacer un rápido rastreo en internet y la búsqueda rinde sus frutos: “En España, en 1426, cuando el rey era Juan II de Castilla y León (1406-1454), caballeros cristianos apresaron a cuarenta moros, entre los que se encontraba Hamet, sobrino del jefe Abdalá. Cuando los moros fueron a pagar el rescate, el jefe de los captores, don Fernández de Valdespino, se negó a aceptar la suma acordada inicialmente, pues debían agregarse los gastos de mantenimiento del reo, unas 100 doblas de oro.

Los moros se  inquietaron, ya que temían no recuperar al cautivo. Debió intervenir el rey y ordenar el traslado de Hamet a la corte, donde se parlamentó largo y tendido. El pueblo comenzó a rumorear que los españoles "querían quedarse con el oro y el moro". Desde entonces, esta frase alude a pretender más de lo razonable o de lo pactado originalmente" (Disponible en: https://sigificadoyorigen.wordpress.com/2010/05/26/querer-el-oro-y-el-moro/).

Con la segunda expresión, se creó la oración “Esa revista vieja vale oro en polvo”. El diccionario nos indica que puede decirse ‘oro en polvo’ u ‘oro molido’, para indicar que un objeto es excelente en su línea. De valor similar es la expresión ‘valer su peso en oro’, cuyo significado es que una persona es muy importante. También es posible rastrear, respecto de esta última locución, distintas teorías acerca de situaciones puntuales que justifican su origen.

La mayoría de nosotros conoce el significado de ‘oro negro’, usada para designar al petróleo; la razón de esta denominación radica en el hecho de constituir el principal combustible en nuestra vida actual.

Armamos oraciones con las expresiones “como un oro” y “de oro”: “La sala brillaba como un oro” y “Fue una época de oro”. Las dos tienen connotaciones positivas. En el primer caso, estamos ante una comparación, tiene valor de locución adverbial y se usa para ponderar la hermosura, el aseo o la limpieza de alguien o de algo. En el segundo, tenemos una locución con valor de adjetivo, equivalente a “precioso, inmejorable, floreciente, feliz”; por eso, se habla de “siglo de oro”, “época de oro”, “centuria de oro”.

¡Cuántas veces hemos oído hablar de ‘la gallina de los huevos de oro’? ¿Qué deseamos significar con ella? El diccionario nos lo indica: “Aquello de lo que se obtiene un gran beneficio”. El ejemplo que nos da es “Si renuncias a ese contrato, estás matando la gallina de los huevos de oro”. ¿Qué queremos decir al usar la expresión ‘broche de oro’? El diccionario académico, bajo la entrada ‘broche’, nos lo indica así: “Remate de un acto público, de una reunión, de una gestión, etc., especialmente si le proporciona un tono brillante o excepcional”.

Muy instalada en la vida cotidiana está la metáfora “el tiempo es oro”: ¿por qué esa identificación? Ambos elementos, uno intangible y el otro material, se pueden gastar rápidamente. Al respecto, el Refranero multilingüe del Instituto Cervantes nos dice: “Invita a ser diligentes en nuestros asuntos, a la vez que recuerda que la vida es breve, por lo que se debe aprovechar el tiempo que se nos concede”. Y agrega: “El tiempo no es oro, pero vale más que el oro; se recobra el oro que se perdió; pero el tiempo perdido, no”.

Hemos mencionado en nuestro título el hierro y el acero: ¿por qué? Por la dureza y resistencia de ambos. Así, ‘ser de hierro’ equivale a ser muy fuerte, resistente y firme, como en las expresiones “voluntad de hierro” o “salud de hierro”. Si se atribuye a una  persona, tanto en nuestro país como en Uruguay, significará que ella siempre está dispuesta a colaborar en situaciones difíciles. Lo mismo ocurre con la expresión ‘de acero’, que toma el valor de “duro, fuerte, inflexible”, como en “El ciclista parece tener músculos de acero” o “Nada lo perturba: sus nervios son de acero”.

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