El gobierno frente a las obras sociales sindicales

La devolución de dinero desde el Gobierno a las obras sociales para la cobertura de salud es una medida beneficiosa para los afiliados a los gremios y para la población en general. La responsabilidad que le cabe ahora a la dirigencia sindical es muy impor

Mauricio Macri hizo el anuncio en un acto superpoblado de dirigentes representantes de tres de las cinco centrales sindicales del país (las dos restantes corresponden esencialmente a gremios estatales) y el objetivo final tuvo un doble alcance: por un lado devolver el dinero que les corresponde a los gremios porque fueron descontados a los trabajadores y, por el otro, calmar parte de los reclamos que surgen como consecuencia de la inflación y la caída del empleo. Les cabe ahora a los gremios la responsabilidad en el manejo de fondos importantes en beneficio de los afiliados.

El jefe del Estado señaló que intentaba encabezar un proceso histórico en materia de salud, a partir de cuatro decisiones centrales: crear cobertura universal de salud para que todos tengan acceso a una respuesta; fortalecer el sistema de salud pública, con el mejoramiento de los procesos en los hospitales; fortalecer las obras sociales y crear la Agencia Nacional de Evaluación de Tecnologías, aplicadas a los medicamentos.

En lo relacionado específicamente con el sindicalismo, Macri anunció un decreto de necesidad y urgencia para devolver el dinero recaudado por el Fondo Solidario de Redistribución, respondiendo así a un reclamo de más de una década por parte del sindicalismo y que había sido desestimado, tanto en la gestión de Néstor como de Cristina Kirchner, quienes implementaron el sistema  de otorgar premios a quienes les eran leales y obsecuentes y  castigar, cerrando los grifos del dinero, a aquellos que no respondían a sus directivas.

Lo cierto es que ahora, a través del decreto de Macri, los gremios recibirán 2.704 millones de pesos en efectivo recaudados durante 2015, que serán destinados al pago de prestaciones de alto costo que se adeudaba a las obras sociales. Además, 8 mil millones de pesos recaudados en 2015 serán afectados, por única vez, a una denominada Cobertura Social de Salud. La otra mitad de la deuda irá a los gremios en bonos a 2020, cuyos intereses se pagarán trimestralmente.

Más allá del planteo político, centrado en el cambio de humor de la dirigencia que difícilmente se vuelque hacia medidas de fuerza más allá de las declaraciones altisonantes en la próxima normalización de la CGT nacional, lo que hizo Macri fue devolver un dinero que correspondía a las obras sociales sindicales porque había sido descontado a los trabajadores. La responsabilidad que le cabe ahora a los sindicalistas es muy importante.

Es cierto que hay muchas organizaciones que han desarrollado una interesante cobertura de salud para sus afiliados, incluyendo hospitales propios con alta tecnología, pero no es menos real que hubo casos que pusieron un manto de sospecha sobre la tarea realizada, como sucedió con la denuncia y procesamiento que recayó sobre el ex titular de la Asociación Bancaria, Juan José Zanola, por la manipulación de medicamentos adulterados.

Si tomamos en cuenta la situación cuasi crítica en que se encuentra el sistema de salud en general y los aspectos señalados respecto del funcionamiento de las obras sociales de los sindicatos, no quedan dudas de que un buen manejo de los fondos por parte de la dirigencia resultará también en beneficio de la población en general, en razón de que permitirá descomprimir los problemas que suelen plantearse en los hospitales públicos, como consecuencia de la presencia de pacientes que deben concurrir a ellos por carecer de cobertura social en sus respectivos sindicatos.

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