El enigma de las banderas del Memorial

En esta nota conocé la historia oculta de la bandera de Los Andes y de las realistas capturadas en la campaña libertadora.

Por Prof. Fabián Agostini. (Director del Memorial de la Bandera y Vicepresidente de la Junta de Estudios Históricos de Mendoza- Filial Maipú).

Mendoza guarda celosamente una de las joyas más preciadas de su historia, la bandera del Ejército de Los Andes que descansa en el Memorial que lleva su nombre. Si bien es conocida por todos, dado que desde 1992 es considerada la bandera pro­vincial y secunda a la enseña nacional en los actos escolares, su historia es poco conocida y constituye un enigma.

Las dudas respecto a la historia de la bandera surgen debido a la escasez y poca veracidad de las fuentes para su estudio, la más conocida es la carta adquirida en mayo de 1929 por el Museo Histórico Nacional, fechada en 1856 y firmada “Laureana”, está dirigida a su esposo el coronel Dn Manuel de Olazábal. Esta misiva que cuen­ta minuciosamente como se confeccionó la gloriosa enseña fue aceptada por la mayoría de los historiadores sin mayores cuestionamientos.

En 1966 el historiador mendo­cino Esteban Fontana publica “Comprobaciones críticas acerca de un inédito documento sobre la bandera de Los Andes”, donde trata una carta-informe conocida en 1963, fechada el 7 de octubre de 1830 y firmada por Gregorio Puebla. En este documento se menciona la participación en la confección de la bandera de las religiosas del Monasterio de la Buena Enseñanza, a quienes otorga un papel principal ya que habrían sido ellas y no las Patricias las que bordaron la enseña, dando un giro muy importante a la historia oficial. Si bien este documento sería fraguado, de acuerdo a las investigaciones de Fontana, aporta una gran cantidad de datos interesantes y verosímiles que abrió las puertas a nuevas interpreta­ciones.

Recientemente en su obra “La Bandera del Ejército de Los Andes, Reflexiones sobre la carta que explica su confec­ción”, Adolfo Mario Golman, analiza profundamente la carta de Laureana Ferrari y plantea serios interrogantes sobre la autenticidad y veracidad del documento.

Considerando la situación plan­teada podemos decir que hasta hoy la historia de la confección de la Bandera de Los Andes sigue siendo un enigma.

SI DE BANDERAS SE TRATA

La Vexilología es la disciplina que estudia las banderas y en la Argentina hay muy pocos adeptos. Esto se puede explicar si analizamos el escaso interés que han tenido las Banderas en nuestro país, salvo, claro está la Bandera Nacional de Belgrano. El resto han sido mal conser­vadas y olvidadas en oscuros rincones.

Éste es el caso las banderas capturadas en las luchas por la independencia y que el Gral. San Martín envió a las provincias cuyanas, como reconocimiento a los esfuerzos y sacrificios realizados. Así a Mendoza envió tres banderas, la del Re­gimiento de Chiloé capturada en Chacabuco y dos banderas capturadas en el Perú de ori­gen desconocido. A San Luis el estandarte de Dragones de Chile y a San Juan la Bandera del Talavera.

Todas estas banderas han sido objeto de descuidos, maltratos, robos y mutilaciones, cuando no de botines políticos esgrimi­dos contra los adversarios en momento de elecciones.

Las que llegaron a Mendoza fueron exhibidas en los templos para admiración de los habitan­tes que asistían a misa tanto en la Iglesia Matriz como a la de San Francisco.

HOY EXISTE UNA GRAN DEUDA HISTÓRICA CON ESTAS BANDERAS DADO QUE DURANTE MÁS DE UN SIGLO NO FUERON BIEN CONSIDERADAS Y ESCASAMENTE ESTUDIADAS.

El 23 de octubre de 1891 el ex gobernador de Mendoza, Arís­tides Villanueva, afirmó en una entrevista periodística realizada por el ECO de Mendoza, que en esta provincia existieron seis banderas españolas capturadas por el ejército Libertador, tres guardadas en la iglesia Matriz y tres en la de San Francisco.

Si bien el testimonio de Villa­nueva es la única fuente que menciona esa cantidad de ense­ñas en Mendoza y que su relato podría considerarse como veraz, la mayor dificultad radica en saber cuál era el origen de las mismas y donde fueron captu­radas.

Lo que conocemos con mayores datos es que del terremoto de 1861 solo se rescataron 3 ban­deras de entre los escombros.

LAS BANDERAS EN EL COLCHÓN

Tanto la gloriosa Bandera del Ejercito de Los Andes como las Banderas realistas se exhibieron la primera mitad del siglo XIX en los templos mencionados. De allí desaparecieron en varias oportunidades. La primera, fue luego del terremoto de 1861 y encontradas al poco tiempo, pero la mas grave fue durante la “revolución de los Colora­dos” producida en 1866 donde desaparecieron y recién fueron recuperadas en el 1872.

En ese año era gobernador Arístides Villanueva y Daniel Videla Correas su Ministro de Hacienda. Ante ellos se presen­tó Elías Godoy Palma -sobrino de Tomas Godoy Cruz- ofrecién­dose a rescatar las banderas españolas, junto con la de los Andes que también había des­aparecido. Según cuenta Godoy en sus continuos viajes a Chile para llevar ganado vacuno, entabló relación con la familia del español N.N. en el cajón de Maipo. En esta casa se alojaba siempre que por ahí pasaba. Nuestro personaje manifiesta que: ..en una oportunidad notó que el colchón de la cama contenía algo extraño….revisó y descubrió que las irregulari­dades del colchón se debían .. “ nada menos que [a] la gloriosa bandera de los Andes….jun­tamente con otras españolas ocultadas también entre la tela de aquel”.

Las pidió, pero se las negaron. De regreso a Mendoza, solicitó al gobierno 300 ps. bolivianos para los gastos.

Elías Godoy partió a Chile junto con el peón Basilio Chaves. Ya en la casa de la familia citada agrega que: cuando ya estaban en la mesa jugando al truco hizo llevar Chicha y le pidió a Basilio que amenizara con la guitarra. Entre baile y baile, ya llegada las dos de la ma­ñana, recuperó las banderas del colchón luego de pagarle a una señorita la suma de veinte cóndores…

El relato de Godoy Palma ha sido cuestionado con poste­rioridad. Aparentemente las banderas las tenía el portero de la Casa de gobierno, un tal Gregorio Palomino quien se las habría dado a Palma a cambio de los 300 pesos.

Bandera y estandarte español

ENTRE EL DESCUIDO Y EL OLVIDO

Mientras las reliquias estuvie­ron en las iglesias, el pueblo podía contemplarlos y admirar­los. Muchos padres debieron explicar a sus hijos el signifi­cado de tan roídas banderas. Pero luego de que fueron recu­peradas y trasladadas a la casa de gobierno dejaron de tener exposición pública.

Posteriormente se las llevó al archivo administrativo de la ex casa de gobierno, allí se las guardaba envueltas en papel de diario. En el cajón de un escri­torio.

El 23 de octubre de 1892 el presidente Pellegrini firmó un decreto que iba a determinar el cambio de destino de los trofeos, debiéndose remitir al Museo Histórico Nacional de Buenos Aires.

Luego de ciento veinte años en dicho Museo, debido a los trá­mites realizados por las pro­vincias cuyanas en el 2012 las banderas volvieron a las provin­cias donde San Martín las había destinado. En Mendoza se había construido el “Memorial de la Bandera de Los Andes”, un magnífico edificio que contem­plaba los avances tecnológicos para cuidado y preservación de las banderas, que consideraba: el control de las condiciones de humedad, temperatura y lumi­nosidad , único en su tipo en toda la Argentina, ya que la­mentablemente casi todas las banderas históricas existentes en los diferentes museos del país se exhiben en condiciones inapropiadas fuera de todos los cánones de preservación.

Hoy existe una gran deuda his­tórica con estas banderas dado que durante más de un siglo no fueron bien consideradas y escasamente estudiadas.

La escasez de fuentes y las controversias de los pocos historiadores que las han es­tudiado plantean dudas tales como: ¿Cuál es el regimiento al que pertenecían?, ¿donde fue­ron capturadas? y ¿cuál es la historia de los hombres que las portaron?. Todo esto es, al día de hoy, “un misterio”.

Igual para nuestra tranquilidad desde el 2012 se encuentran a buen recaudo en el Memorial, para admiración de los argen­tinos y para que los cuyanos recordemos cuánta sangre y sacrificios ha derramado el heroísmo de nuestros ante­pasados para conquistar la independencia y la libertad de Sudamérica.

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