El enigma de Cristina

Descripción del enigma

Un enigma es algo difícil de entender o de explicar. En este año electoral es muy difícil comprender que Cristina tenga una imagen positiva de alrededor del 45% y el kirchnerismo una base electoral dura de un 30% que favorece a una Presidente y a un gobierno caracterizados por corrupción, populismo, violación permanente de la Constitución y de las leyes; persecución constante a periodistas y periodismo críticos al Gobierno y a su titular; división casi irreparable entre argentinos; odios, mentiras, anulación de la República, cepo cambiario, aislamiento internacional, subsidios corruptos, soberbia, inflación, inseguridad, pobreza; muerte dudosa: ahora parece que fue homicidio según pericias informáticas, de un fiscal que la acusó severamente; persecución inhumana a un juez casi centenario sólo para poder nombrar otro juez propio en la Corte, y otros encantos.

La soberbia de Cristina se ha encarnado también en sus funcionarios, en especial en Aníbal Fernández, Axel Kicillof, Carlos Kunkel, Florencio Randazzo, Diana Conti y muchos más insoportables.

Y como broche final, esta división incomunicante se ha trasladado de igual modo a nuestras relaciones personales. Es imposible tratar estos temas con amigos K o kirchneristas de nuestro conocimiento porque la intolerancia de ellos y su también adquirida soberbia nos impide cualquier conversación o discusión racionales, que culminan en un inevitable y muy lamentable alejamiento, quizá sin retorno.

Quienes eran nuestros amigos dejan de serlo y lo sentimos como una pérdida irreparable. Todo, gracias a la prédica populista desde el atril en las "condenas nacionales" que tratamos de no escuchar y una "década ganada" que nos ha dejado sin rumbo, sin ganancia y sin país.
El enigma consiste en la paradoja de que pese a todos sus antecedentes destructores, Cristina debería tener una pésima imagen y su masa de votantes haber declinado sensiblemente, de tal modo que la continuación del kirchnerismo se hiciera prácticamente imposible y no como parece, resulta todo lo contrario.

Intento de descifrar el enigma

Aunque me es muy difícil comprender a la persona y todo el actuar de Cristina, debo reconocer en ella una eficacia y eficiencia política de las que carecen sus adversarios. Es una moderna ave fénix que resurge de sus derrotas y fracasos con renovados bríos dejando absortos a sus opositores.

Agrega algo más, casi como magia o alquimia: transforma derrotas y fracasos en éxitos estruendosos. Sin perjuicio de su ideología de izquierda, populista y post marxista, que tiene todo el derecho de practicarla pero incurriendo en la contradicción de tener un inmenso patrimonio nunca investigado, pareciera ser una asidua lectora de “El Príncipe” del florentino Nicolás Maquiavelo, escrito en 1513 en homenaje a Lorenzo de Médicis. Algunos de sus párrafos son ilustrativos por sí mismos. Dice el famoso italiano: “También es estimado un príncipe cuando es un verdadero amigo y un verdadero enemigo; es decir, cuando sin miramientos se declara a favor de uno o en contra de otro. Lo que es siempre más útil que permanecer neutral”.

“Un príncipe se las ha de ingeniar para que cada una de sus acciones le proporcione fama de hombre grande y de ingenio excelente”.“Y aquí se debe señalar que el odio se gana tanto con las buenas como con las malas obras así que, como ya dije antes, un príncipe que quiera mantener su estado se ve a menudo forzado a no ser bueno”. “Se puede extraer, además, otro principio importante: que los príncipes han de hacer que otros apliquen los castigos y reservarse ellos la concesión de gracias y beneficios”.

“Debéis, pues, saber que hay dos modos de combatir: uno con las leyes, el otro con la fuerza; el primero es propio de los hombres; el segundo, de las bestias. Pero, puesto que el primero muchas veces no basta, conviene recurrir al segundo. Por lo tanto es necesario que un príncipe sepa actuar según convenga, como bestia y como hombre”.

Me tienta continuar con la transcripción de estas enseñanzas del florentino que han calado hondo en muchos “príncipes” modernos de nuestras cercanías. El espacio no me lo permite pero siempre es bueno volver a su endiablado magisterio para comprender que nihil novum sub solem (no hay nada nuevo bajo el sol), a pesar de haber transcurrido cinco siglos desde que El Príncipe irrumpió en la literatura mundial.

Cómo se integra el núcleo duro de Cristina

Desconozco cuáles son los porcentajes y dudo que existan, pero intuyo que una parte es la de los beneficiarios del Gobierno con grandes sueldos, privilegios y extras. Otra la de los premiados con licitaciones millonarias, testaferros y explotadores de grandes empresas mediáticas y del juego.

Una tercera, la más numerosa, la de los beneficiarios de planes sociales y jubilaciones sin aportes previos que tienen enorme interés en que el kirchnerismo quede en el gobierno, amedrentados por Cristina y sus aplaudidores para que los voten y no pierdan sus conquistas. Debo admitir que existen personas de buena fe, que creen que Cristina y el kirchnerismo es lo mejor que le pudo suceder al país, porque viven obnubiladas por el error y las habilidades de Cristina para demostrar que lo negro es blanco y lo blanco es negro.

Quiénes no votan a Cristina

Un número global del 70% del electorado no la vota, integrado por la mayoría de los intelectuales del país, partidos políticos opositores y peronismo disidente que afirma que el kirchnerismo no es peronista. Como contrapartida de los que creen, este 70% es irreconciliable con ella, aunque puede haber un 20% del 70, independiente, que decide su voto en el último momento. Si así es resultaría un 60% netamente opositor, que cree que los K y su jefa son incompatibles con la democracia, la república, la honorabilidad y la decencia en la gestión del Estado y del gobierno.

Cómo se resuelve el enigma

En doce años el kirchnerismo y Cristina no han resuelto ninguno de los gravísimos problemas que afectan al país ni lo han intentado. La pobreza ha aumentado al 27%; la inflación es, después de Venezuela, la segunda más grande del mundo; el decrecimiento y la recesión se han instalado para no salir, junto al aislamiento y al desprestigio internacional; las ciudades no crecen porque la construcción está paralizada; la industria está en recesión; no hay ingreso de dólares sino disminución constante de reservas, de 52 mil a 15 mil millones moneda papel; el resto, bonos del Tesoro que no se pagarán, provocando la falta de importaciones y serias complicaciones a las exportaciones; la inseguridad se adueña de todo el país, el delito, el narcotráfico y la delincuencia aumentan y el Gobierno y la Justicia resultan inoperantes; las instituciones no funcionan y la República se extingue; la impunidad y la corrupción de muchos gobernantes es vergonzosa; se probó que la ley de medios solo intentó silenciar a Clarín y al periodismo independiente, etc.

Todo esto y mucho más no le interesa a casi el total del núcleo duro K. Cree que la ausencia de gestión del Gobierno no quita ni pone nada al país. Sucumbe ante las mentiras y se arroba con los discursos más encendidos y agraviantes del atril de las “condenas nacionales”. Vive anestesiado con la imagen autoritaria que le hace creer el relato mentiroso. De este modo y mientras sigan y aumenten los planes, las prebendas, los privilegios, los subsidios, las mentiras y los sueldos millonarios que se acrecientan permanentemente, nada importa. Se cree que todo lo que se reparte es de propiedad de Cristina y no del pueblo que lo aporta con sus impuestos cuya presión es una de las más altas del mundo.

Entonces sólo de ella es el mérito y se la venera como “eterna” y más importante que Eva Perón según su vocera Hebe de Bonafini, ejemplo de discreción y recato. Pero la mentira nunca es eterna. Cuando la verdad se descubra en plenitud, caerán los mitos y se restablecerá la paz y la concordia entre los argentinos. Quisiera haber explicado el enigma pero el problema subsiste porque merced a este cúmulo de mentiras es posible que el 10 de diciembre continúe el kirchnerismo en el poder hasta 2019 y CFK podría volver por otros ocho años. Debemos pensar muy bien nuestro voto porque muchos candidatos, megalómanos y atomizados, no comprenden nada y no podrán evitar así, un muy peligroso futuro.

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