Desesperada convocatoria de testigos por el homicidio impune de un taxista

Hace exactamente un año un asesino mataba a José Moreyra (48) durante un asalto en Las Heras. Sus familiares dicen que hay testigos, pero que “no se animan a hablar”.

Desesperada convocatoria de testigos por el homicidio impune de un taxista
Desesperada convocatoria de testigos por el homicidio impune de un taxista

A un año del crimen del taxista José Ubaldo Moreyra (48), asesinado en un intento de asalto ocurrido en Las Heras, los investigadores reconocen estar "huérfanos de pruebas". Una de las complicaciones que tiene el caso es el poco aporte de testigos. La familia de Moreyra pide que quienes tengan datos los ofrezcan a la fiscalía.

Al taxista un ladrón lo remató de un disparo en la cabeza durante un intento de robo ocurrido en Congreso y Lisandro Moyano de Las Heras hace un año. Pese a que la principal hipótesis es, justamente, que la víctima fue muerta durante un asalto, en el auto quedó una billetera con 600 pesos y su celular, lo que indica que el robo no se concretó.

Otra hipótesis (remota) que surgió tras el crimen fue que en realidad, el asesino no tenía la intención de matar a Moreyra sino al chofer que debía estar manejando el taxi a la hora que fue el crimen. Esta teoría se basó en que la víctima esa noche había tenido que cambiar de turno con su compañero. Sin embargo, esta línea no prosperó.


Familiares del taxista hablaron ayer con Los Andes y pidieron que quienes vieron el asesinato se acerquen a la fiscalía de Santiago Garay y declaren para dar con el asesino. "La calle donde fue el hecho es concurrida.

Siempre hay gente. Es más, sabemos que justo caminaba por el lugar un grupo de chicos que casi son atropellados por el taxi", dijeron. "Les pedimos a testigos que se pongan una mano en el corazón y digan quién fue".

Por el sistema satelital del vehículo se pudo saber que la última parada que hizo el taxi fue tres cuadras antes de donde se produjo el hecho; allí se especula que subió el matador.

Doscientos metros más adelante el auto frenó brevemente (una hipótesis dice que ahí se podría haber subido un supuesto cómplice) y  tras eso mantuvo una marcha irregular.

"Nos dijeron que el auto frenaba y aceleraba. En ese momento, según los testigos, se producía el ataque", dijeron los familiares, y agregaron que un testigo dijo que vio cómo el ladrón apuntaba en la cabeza al chofer mientras, con la otra mano, le hacía señas para que le entregara dinero.

Cuando fue el ataque, Moreyra iba camino a su casa; de hecho, el que hacía con el falso pasajero era su último viaje.


El drama familiar
"Treinta y uno de octubre de 2013. 23.50 horas aproximadamente. Por un intento de robo le dan un disparo en la cabeza al taxista del coche 1248 José Ubaldo Moreyra. Ese taxista era nuestro hermano, sí nuestro hermano.

¡Por Dios, qué noche horrible, qué desesperación! ¿Cómo le dábamos la noticia a nuestra madre?". Así empezaron una carta los hermanos de Moreyra para recordar el momento del ataque.

El taxista era padre de cuatro hijos, el más pequeño de 8 años, y uno de 20, discapacitado. Trabajaba desde hacía dos meses como chofer ya que lo habían despedido de una empresa donde se desempeñaba como maquinista.

La ciudad, definitivamente, no era el lugar más apto para Moreyra. "Estaba acostumbrado a trabajar en minas y no conocía casi ninguna calle de Mendoza. Odiaba manejar taxi pero era lo único que le quedaba, mientras buscaba otro trabajo", contaron.

Sus hermanos lo recuerdan en la carta como "un tipo bueno, silencioso, trabajador"; "no iba a dejar que le robaran", dice uno de ellos.

Cuatro días después del crimen de Moreyra su madre sufrió un infarto cardíaco y pasó dos meses internada, tiempo durante el cual tuvo varias recaídas y una operación.


"Hemos estado en silencio pero no nos olvidamos y necesitamos que la gente no lo haga. Creemos en la Justicia del hombre y en la divina. Tenemos esperanzas", dijeron al concluir el diálogo con Los Andes.

Pocas pistas

Desde un principio el caso se presentó muy complicado. Cuando estuvo al mando del fiscal de Las Heras Fernando Giunta hubo un detenido al que le secuestraron ropa similar a la que usaba el asesino. Sin embargo, ese hombre quedó en libertad ya que no se encontraron pruebas en su contra.

Luego, la investigación recayó en manos de la fiscalía de Delitos Complejos, a cargo de Garay. "Se trata de un crimen muy especial por las circunstancias en las que ocurrió. Fue en plena noche, había pocos testigos y no quedaron huellas en el auto. Pero seguimos trabajando muchísimo con el caso", declaró un pesquisa consultado.

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