De qué se trata Gobierno Abierto

Por estos días tomó estado público que el presidente de la Nación Mauricio Macri impulsará, a través de un Decreto del Poder Ejecutivo Nacional, las iniciativas de Gobierno Abierto que implicarán, entre otras cosas, “compartir con la población la información, los datos y la evolución de la gestión gubernamental”.

En este contexto y ante el interés y alcance que ha suscitado el tema, nos parece oportuno aclarar algunas ideas centrales sobre esta manera de asumir la gestión pública; en especial, comunicar de manera sencilla algunos conceptos que pueden ayudar a comprender esta filosofía político-administrativa.

¿De qué hablamos cuándo hablamos de gobierno abierto?
Sucede que se está tratando de  resolver  viejos y nuevos problemas desde anacrónicos modelos como lo es el burocrático, cuyas estructuras y procesos deben ser repensados.

El Gobierno Abierto (GA) es una filosofía político administrativa, es un nuevo modelo de interacción sociopolítica que, basado en principios de transparencia, participación y colaboración se constituye como una estrategia para el diseño y gestión de políticas públicas, y que ubica al ciudadano en el centro de la atención.

Dichas políticas públicas implican un proceso que debe necesariamente satisfacer necesidades sociales y resolver problemas públicos, cuyo responsable principal es el Estado en cualesquiera de sus niveles y cuya finalidad principal es la sociedad.

Desde hace unos años, el Gobierno Abierto avanza y se desarrolla como un nuevo enfoque relacional entre los gobernantes, las administraciones y la sociedad en su conjunto, y constituye un verdadero factor de cambio e innovación en las administraciones públicas.

Así para que un gobierno y finalmente un Estado sea Abierto debe basar sus acciones y/o actos de gobierno en los  tres principios centrales antes mencionados:

Transparencia. Un gobierno transparente fomenta y promueve la apertura de los datos y el acceso a la información por parte de la ciudadanía, comunicando de manera clara lo que está realizando y sus planes de actuación en el manejo de los recursos públicos. Así cualquier repartición de la administración gubernamental debe permitir el acceso a esta información pública de manera sencilla, clara y reutilizable.

Colaboración. El gobierno debe apostar por una visión colaborativa de la gestión pública de manera que pueda sumar y comprometer a otros niveles de gobierno, instituciones sociales y  ciudadanos en general en la co-creación de bienes y servicios. Y por último:

Participación; pues un gobierno participativo favorece el derecho de todos los ciudadanos de participar activamente en el diseño y gestión de políticas públicas y anima a la gestión estatal a apropiarse del conocimiento y experiencia de los ciudadanos que participan para mejorar la capacidad estatal, que permitirá acercarse cada vez más al fin de todo gobierno: el interés común y el bienestar general.

Podría afirmarse que un GA entraña una relación de doble vía entre ciudadanía y estado, posibilitada por la disponibilidad y aplicación de TIC (tecnologías de la información y el conocimiento) que facilitan múltiples interacciones entre actores sociales y estatales, y se traducen en vínculos más transparentes, participativos y colaborativos. Es decir que las Tic´s son un instrumento central para el desarrollo del GA.

Algunos desafíos del Gobierno Abierto
El difícil proceso de consolidación de la Democracia en las jóvenes repúblicas latinoamericanas, aún no ha concluido; por el contrario, parece que el sistema debe rendir examen todos los días: años de sigilo, sistema burocráticos cerrados y alejados de la comunidad, con ciudadanos con participación aparente, pocas veces plena en el diseño de políticas públicas,  con permanentes casos de corrupción y cohecho en casi todos los países de la región, ponen en el centro de la discusión de la opinión pública, todo el tiempo, las acciones de gobierno.

El planteo del profesor y catedrático inglés, John Dunn: ¿Es posible aún que la democracia permita gobernar bien?, nos exige repensar la democracia pero desde nuestra perspectiva, en especial a partir del modo de actuar de los dirigentes políticos y aquellos que cumplen el rol de decisión en los organismos públicos, en especial repensando el rol del funcionario y/o servidor público  deben cumplir de cara a la sociedad. Ello exige abrir las acciones de gobierno, asumiendo que  la democracia es el “ejercicio del poder público en público” como asegura el teórico Norberto Bobbio.

Precisamente el gran cambio que propone el Gobierno Abierto como innovación y nueva forma de gestionar el Estado es poner en el centro de atención al ciudadano, con sus demandas y también con sus propuestas.

Por tal motivo, en el ámbito de  cualesquiera de los tres poderes del Estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) resulta imperiosa la implantación del compromiso con el acceso a la información pública, la transparencia de los actos de gobierno y la participación de los ciudadanos a partir de las herramientas que brinda el gobierno electrónico y la filosofía que propone el gobierno abierto, como prácticas usuales y cotidianas en todos los niveles de la gestión pública con una fuerte impronta participativa basada en la ética pública como guía indubitable y de cumplimiento obligatorio de esos actos de gobierno por parte de aquellos que los deciden y ejecutan.

El Estado Nacional, pero también los Estados provinciales y municipales tienen en el Gobierno Abierto el sustento teórico, las herramientas prácticas de gestión y sobre todo la oportunidad de organizar la información pública, sus archivos, sus datos y sus recursos para generar valor social en cada uno de sus actos de gobierno, validando fuertemente los mismos a partir de los principios que hemos descripto, aplicados a procesos de gestión innovadores que permitan recobrar la confianza de los ciudadanos en sus representantes, los dirigentes políticos, trabajadores públicos y, en definitiva, en la Administración Pública en su conjunto.

El gran desafío consiste en que el GA no sea un mero discurso, un decreto o una ley que sólo maquillen las acciones de un gobierno sin cambiar las reglas de juego y termine siendo meros enunciados vacíos de contenido.

El desafío está planteado, sólo cabe reconocer que la apertura de datos es arriesgada, pero no debemos olvidar que las instituciones públicas se financian con fondos que provienen de los impuestos que nuestro pueblo paga, por lo que la información que se genera debe volver e él, a la comunidad.

Desde nuestro equipo de trabajo e investigación, en la temática de Gobierno Abierto y el necesario impulso a la ética y la transparencia en el sector público, creemos que es  absolutamente necesario transitar este camino en  la gestión pública Argentina, que implica un cambio en los valores y, por ende, una transformación cultural a la hora de gestionar, y asumimos el compromiso desde nuestra permanente actitud crítica de evaluar si las acciones futuras del Gobierno Nacional coinciden con los postulados del GA.

*  Integrantes del Equipo del Programa Universidad Transparente de la Universidad Nacional de Cuyo

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