Cumplimos 8 años de manipulación de las estadísticas de Mendoza

Presiones, resistencia y muerte del IPC local
Todo comenzó en setiembre de 2007, cuando la Dirección de Estadísticas de Mendoza (DEIE) daba a conocer el cálculo propio de inflación del mes anterior: 3,1% mensual. En igual momento, el Indec, con la misma base de datos, rectificaba este dato y difundía una inflación del 1,5% mensual para la provincia.

Esta inédita doble estimación de la inflación provincial (DEIE mostrando mayor inflación que el Indec) duró hasta que el gobernador Julio Cobos y su ministra de Economía, Laura Montero, cumplieron su mandato, en diciembre de 2007.

A partir de entonces, el electo gobernador Celso Jaque reemplazaría a la directora de la DEIE (Patricia Giménez) y la nueva gestión se alinearía con el intervenido Indec de Moreno.

El gobernador Jaque sostendría que "el sistema estadístico vigente es el del Indec", aun sabiendo que el fiscal federal Manuel Garrido constató que los funcionarios del Indec habían borrado y manipulado precios en el cálculo del IPC-Mendoza. Pocos meses más tarde, en mayo de 2008, el Indec dejó de publicar la inflación para Mendoza y la provincia se quedaría sin referencias locales de inflación.

Fugaz intento de resurrección
En enero de 2011, con Raúl Mercau al frente de la cartera económica, Mendoza retomó la medición y publicación del IPC, en base a una canasta propia de productos.

El ministro destacaba en ese entonces: "Mendoza ha recuperado el cálculo del IPC, y le aseguraremos a la ciudadanía la transparencia de esta labor a través de una auditoría permanente que realizaremos a través de la Universidad Nacional de Cuyo".

En febrero de 2011 volvían a quedar en evidencia las manipulaciones del Indec, ya que la publicación del nuevo índice provincial proyectaba una inflación anual del 20%, contra el 10,5% que daba a conocer el Indec a nivel nacional.

Sin embargo, el nuevo gobernador electo, Francisco Pérez, a pocos meses de asumir, anunciaba en mayo de 2012 que se dejaría de medir nuevamente el índice de precios en la provincia.

El ministro de Agroindustria, Marcelo Barg, declaraba: "Puede ser que se suspenda el IPC, teniendo en cuenta que no es información con valor agregado y tampoco está en armonía con el sistema a nivel nacional". De esta manera, Mendoza se volvería a alinear, hasta la actualidad, con el Indec.

El capital social que perdimos
La manipulación de precios en Mendoza no sólo se limitó a la negación estadística de la inflación. La pobreza y la indigencia de Mendoza se miden computando hogares con ingresos inferiores a determinadas canastas básicas, las cuales comenzaron a estar "dibujadas" por el Indec. De este modo, la pobreza provincial comenzó a reducirse milagrosamente hasta alcanzar un ridículo 1,7% en 2013 (último dato publicado). 

En definitiva, canastas artificialmente más baratas impidieron conocer oficialmente importantes indicadores de vulnerabilidad social. Por otro lado, el crecimiento económico de Mendoza se mide ajustando variables nominales por índices de precios (por ejemplo, para estimar variaciones reales en ventas minoristas se necesita contar con índices de precios confiables). Por lo tanto, claramente la inexistencia del IPC provincial también vulneró la credibilidad en las estadísticas oficiales de crecimiento económico.

A su vez, la inexistencia de índices confiables de inflación limitó el anclaje de las expectativas, las cuales sin brújula siempre suelen sesgarse hacia arriba. Esto enrareció el proceso de negociaciones colectivas (especialmente las del sector público), generando un marco de escasa racionalidad en la discusión salarial, en el cual las finanzas de la Provincia se vieron seriamente perjudicadas.

En definitiva, Mendoza perdió durante estos últimos 8 años un valioso capital social, hemos extirpado de nuestra memoria provincial los rastros oficiales que nos permiten conocer parte esencial de nuestra historia socioeconómica. Este grave error (del cual aún somos incapaces de salir) generó inicialmente perplejidad, luego indignación y finalmente cierta resignación.

Los cambios políticos que se avecinan en Argentina y Mendoza configuran un estímulo inmejorable para encarar la recomposición de nuestro sistema estadístico.

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