Cumple 60 años la biblioteca popular más grande del Este

Es la Ricardo Rojas, ubicada en San Martín. Aunque tiene más de 30.000 ejemplares, sufre como el resto el éxodo de lectores hacia Internet. Mañana está previsto el festejo en el centro de congresos Francisco.

En tiempos de Internet y de pantallas táctiles donde la información parece haberse democratizado y casi cualquier dato se encuentra a un clic de distancia, las bibliotecas populares suelen verse como arcaicas instituciones más propias del medioevo que del siglo XXI.

Sin embargo, persiste en muchos la idea de que la lectura de un libro en papel ofrece un placer que el mundo virtual difícilmente pueda igualar y es básicamente en esa práctica, donde las bibliotecas populares buscan refugio para seguir existiendo.

La biblioteca popular Ricardo Rojas nació en 1957; fue de la mano de un grupo de vecinos de San Martín, que sumaron esfuerzos para propagar la cultura y la lectura, en una época donde grandes porciones de gente no tenían acceso a los libros. Ahora y en un escenario de cambios tecnológicos que pone a prueba su supervivencia de los libros, la Ricardo Rojas cumple 60 años y mañana a las 21 lo celebra con una velada en el centro de congresos Francisco.

“Estamos de cumpleaños y para una biblioteca popular es siempre motivo para festejar, especialmente en tiempos donde las nuevas tecnologías parecen conspirar contra los libros”, dicen en la comisión directiva: “Somos una institución a la que no le sobra nada, que se mantiene con gran esfuerzo y que invierte el dinero que consigue en cultura y en nuevos ejemplares”.

Con 30.000 libros inventariados, la biblioteca popular Ricardo Rojas es la más grande del este mendocino, aunque no por ello la más antigua de la región, un privilegio que pertenece a la que se encuentra en Palmira, que ya supera los cien años (ver aparte).

“A nuestra biblioteca la inició un grupo de vecinos, no más de diez personas entre docentes y gente ligada a la cultura”, cuenta Gabriel Elías, actual presidente de la Ricardo Rojas; eso fue en abril de 1957: “Surgió como seguramente lo debe haberlo hecho cualquier biblioteca que empieza desde abajo: con mucho esfuerzo, recursos humildes, el aporte de los libros de sus fundadores y en locales prestados”.

Efectivamente, durante mucho tiempo la biblioteca popular de San Martín se vio obligada a cambiar periódicamente de lugar, ocupando espacios prestados o alquilados. Recién en 1980 y gracias a la gestión municipal de Pedro Agnesi, inauguró edificio propio en calle Pirovano, en los terrenos donde se levanta el museo Las Bóvedas.

“Todo ese terreno fue donado por Echesortu y Casas a condición de que en un sector se construyera un edificio destinado a la cultura; bien podía ser una escuela o una biblioteca”, explica Elías.

El edificio ocupa unos 400 m2 y además de sala de lectura, cuenta con un auditorio para 150 personas. Hoy, tiene 30.000 ejemplares aunque muy pocos socios activos, seguramente el gran problema que comparten estos espacios culturales, la falta de lectores: “Serán 60 socios los que hoy tienen la cuota al día”, admite el presidente, aunque no se desanima: “Armamos eventos, encuentros de lecturas, presentaciones de obras; hace poco tuvimos un picnic de libros en los jardines frente a la biblioteca y tenemos contacto con directivos de las escuelas para estar al tanto del material que se pide y que puede encontrarse en nuestra biblioteca”.

Para intentar no perder el tren del avance tecnológico, la Ricardo Rojas cuenta con servicio de Internet para sus lectores y la biblioteca promociona sus actividades y  adquisiciones en su página de Facebook; además, trabaja en un proyecto para dejar online, el listado completo de libros, con la idea de que pueda ser consultada desde cualquier pantalla.

Finalmente, este año podría concretarse una nueva mudanza de la Ricardo Rojas, al edificio que el gobierno provincial construye en calle España, a metros de la comuna. “Se trata de un edificio más chico pero más moderno. Todavía no es un hecho y estamos en conversaciones con el municipio que quiere este espacio. Si se concreta será a condición de que nuestra biblioteca mantenga su condición de popular, su autonomía para decidir cómo trabajar”, cerró Gabriel Elías.

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