Cruces semánticos, parecidos ortográficos

El hablante venía desarrollando un tema con total seguridad cuando, de pronto, pronunció una palabra en un tono más bajo, como para que pasara un tanto inadvertida de modo de no revelar al oyente que no sabía si estaba bien o mal usada. El término en cuestión era el verbo ‘infestar’ y el hablante había dudado pues no sabía si su uso era correcto o si, en su lugar, debería haber utilizado ‘infectar’.

Debemos, en primer lugar, recordar el concepto de parónimos, para aplicarlo a esta pareja de verbos. Se define como tales a aquellas palabras que tienen entre sí una relación de semejanza, sea por su etimología o solamente por su forma o sonido. Advertimos que entre ‘infectar’ e ‘infestar’ hay nada más que una consonante de diferencia; el panorama se complica porque a esa mínima diferencia se le suma el entrecruzamiento de significados entre los dos vocablos. Veamos cada uno y tratemos de ejemplificar cada acepción: si nos referimos a ‘infectar’, vemos que el verbo posee, según la Academia, tres valores significativos, unidos entre sí por la idea de invasión y corrupción. En efecto, el primer significado es, cuando se habla de virus o bacterias, “invadir un ser vivo y multiplicarse en él”. Lo vemos en el ejemplo “Descubren nuevos virus que infectan a los humanos”.

La segunda acepción, con valor metafórico, nos dice “corromper con malas doctrinas o malos ejemplos”, como en el ejemplo “La falta de exigencia y el permisivismo han infectado el ámbito académico”. La tercera acepción, referida a un ser vivo, es “resultar invadido por microorganismos patógenos”: “La herida resultó infectada a raíz de una gasa mal esterilizada”. Este panorama se ve enriquecido con los aportes del Diccionario integral del español de la Argentina, en el cual leemos que, además de lo ya señalado, se puede aplicar el verbo a los virus informáticos y, entonces, será equivalente a “contaminar los programas y archivos de una computadora”: “El virus que infectó mi computadora entró a través del correo electrónico”. Añade esta fuente de información que el verbo puede usarse con valor pronominal, como ‘infectarse’, en ejemplos como “Una tercera parte de la población se infectó con el virus de la gripe” o “La piel quemada se infectó rápidamente”.

Forman familia de palabras con este verbo los sustantivos ‘infección’, que alude a la penetración y desarrollo de gérmenes en un organismo vivo, e ‘infectología’, nombre que toma la parte de la medicina que se especializa en los procesos infecciosos. Completan la familia los adjetivos ‘infeccioso’ (“que provoca una infección”); ‘infecto’ (“que es muy desagradable, sucio o repugnante”); ‘infectivo’ (“que infecta o puede infectar”) e ‘infectocontagioso’ (“dicho de una enfermedad, infecciosa y contagiosa”).

El parónimo es ‘infestar’ que tiene varias acepciones, algunas de las cuales parecen coincidir parcialmente con las de ‘infectar’. Así, pues, observamos que, en primer lugar, significa en relación con ciertos organismos patógenos, “invadir un ser vivo y multiplicarse en él, como los parásitos en sus hospedadores”. Lo advertimos en el ejemplo “Las orugas infestaron el jardín”. La segunda acepción se refiere a “causar daños y estragos con hostilidades y correrías”: “Los delincuentes han infestado todos los rincones del país”. La tercera acepción se relaciona con las plantas y animales advenedizos, pues se refiere a “causar estragos y molestias en los campos cultivados e incluso en las casas”. Un ejemplo puede ser “Miles de langostas infestaron las tierras cultivadas”. Por último, referido a un espacio y usado como pronominal, el verbo se emplea como ‘infestarse’ y toma el valor de “quedar ocupado por una gran cantidad de personas o de cosas”: “Por las tardes de domingo, el centro de compras se infesta de adolescentes”.

La familia de palabras de ‘infestar’ se reduce al sustantivo ‘infestación’, que tiene el valor de “acción y efecto de infestar”: “La tierra quedó diezmada por la infestación de sucesivas plagas de insectos”. El panorama se completa con el adjetivo, de uso poético, ‘infesto’, cuyo significado es el de “dañoso, perjudicial”.

Hemos podido advertir, en el estudio pormenorizado de los dos vocablos, que hay no solamente un parecido ortográfico, sino también un cruce semántico de valores significativos de corrupción, daño y contaminación.

Otra pareja de parónimos con cercanía ortográfica y semántica es el de los verbos ‘ingerir’ e ‘injerir’: en este caso, el panorama se complica, además, por la igualdad fónica de los grafemas “g” y “j”. Si vamos al verbo ‘ingerir’, vemos que su etimología nos remite al latín “ingerere”, con el significado de “llenar o poner dentro, meter, introducir”; por eso, en español, este verbo equivale a “introducir por la boca la comida, la bebida o los medicamentos”.

Así, en la oración “No ingerir este remedio en ayunas”, el verbo significa “tomar”. Vinculados a ‘ingerir’, hay dos sustantivos: ‘ingesta’, equivalente a “dieta”, e ‘ingestión’, definido como “introducción del alimento u otra cosa al aparato digestivo, a través de la boca”.

En ese valor significativo de “introducir”, coincide con ‘injerir’, definido en una de sus acepciones como “meter una cosa dentro de otra”. Lo que sucede es que este verbo proviene del latín “inserere”, que equivalía a “insertar, implantar”. Por eso, en español, ‘injerir’ toma el significado de “injertar”, referido a plantas, y de “introducir en un escrito, una palabra, una nota, un texto”. También, hablando en sentido figurado, se aplica este verbo para designar la acción de “entrometerse, intervenir en un asunto determinado, especialmente si es ajeno”: “El ente de control ha injerido en un área que le es ajena”.

Se vinculan a este verbo vocablos como ‘injerencia’, que es la intervención de una persona o grupo en un asunto determinado, sobre todo ajeno”: “Se rechazó la injerencia extranjera en este problema nacional”. También, el sustantivo ‘injeridura’, que nombra el lugar por donde se ha injertado una planta; además, evidentemente, se relacionan con el étimo original, ‘injertar’ y todos los términos vinculados con él, tales como ‘injerto’, ‘injertera’, ‘injertable’, ‘injertador’, unidos por lo ortográfico y por sus valores significativos.

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