Con una menor superficie esperan sostener el volumen exportado

Según datos del IDR, el área sembrada disminuyó 14%. Mejoraron los rindes y hay buena calidad, con lo que los envíos podrían mantenerse en el mismo nivel que 2014.

A pesar del retroceso que experimentó la superficie sembrada con ajo este año (14%), las mejoras incorporadas en el cultivo permitirían mantener el volumen de exportaciones de las empresas mendocinas.

Es que a pesar de un panorama complicado por problemas de financiamiento para invertir en mejoras y escasez de capital de trabajo, la falta de competitividad derivada de los desajustes en la economía argentina, y un escenario comercial que preocupa a los exportadores, estiman que los envíos podrían sostenerse.

El área sembrada este año se redujo 14% respecto de la destinada al cultivo de ajo durante el período agrícola 2014. Así lo consignó el Instituto de Desarrollo Rural (IDR) de Mendoza en su estimación de la superficie hortícola invernal para la temporada 2015.

El informe, realizado con los datos que relevaron los técnicos del sector hortícola del organismo provincial, precisó que hay 8.370 hectáreas implantadas, esto es, cerca de 1.350 hectáreas menos que en el ciclo agrícola previo, cuando se habían superado las 9.700 hectáreas. De hecho, datos del IDR, muestran que esta estimación se ubica entre las tres más bajas de la última década.

El peor pronóstico de cosecha fue el de 2013 con menos de 8.000 hectáreas y le sigue el de 2009 por encima de 8 mil.

Desde el sector privado, las empresas nucleadas en la Asociación de Productores, Empacadores y Exportadores de Ajos, Cebollas y Afines de Mendoza (Asocamen), coinciden con los datos publicados en los últimos días por el IDR. El gerente general de la entidad, Guillermo San Martín, señaló que con las siembras de este año “nos encontramos en los mínimos históricos en cuanto a superficie”.

El empresario Daniel Espósito, directivo de la entidad, señaló que la caída es leve si se compara una temporada con la otra pero advirtió que hay “una tendencia de disminución en el mediano plazo”. Lo atribuyó a que “el sector no es ajeno a la crisis de las economías regionales. Indudablemente, esto lo está impactando”.

Mejores rindes
Espósito, que preside el directorio de Vete S.A. (productora, empacadora y exportadora de ajos, con sede en Rodeo de la Cruz, Guaymallén) apuntó no obstante que, en el segmento de la producción primaria, "se ha mejorado la eficiencia en un 20% debido al mejor manejo del cultivo (riego por goteo, plantación a 2 caras) y con estos mejores rendimientos se podrán mantener los mismos niveles exportables que la temporada pasada.

En ese sentido, San Martín precisó que, “según las estimaciones propias, podríamos llegar a volúmenes similares a lo exportado la temporada pasada, unas 70.000 toneladas. Para esta temporada hemos observado, hasta el momento, muy buena calidad en los cultivos”.

Mayores costos
El ejecutivo de la Asociación puso sobre relieve el esfuerzo financiero que implica llegar con un producto competitivo en los mercados, considerando las dificultades que supone hacer frente a incrementos de costos que -según sus estimaciones- se ubican en torno al 30%, tanto en el segmento de la producción primaria como en el de empaque.

Puso como ejemplo que “acabamos de acordar una actualización salarial del 28 % para los trabajadores de empaque, y el capital humano es el 72% de los costos en ese eslabón de la cadena”.

Advirtió que “el sector, en general, está desfinanciado y falta capital de trabajo”. Indicó que “el productor, que antes podía acceder a financiamiento bancario, luego lo buscó en las casas de agroquímicos y ahora tiene un apoyo parcial de los empaques y exportadores”. Por eso, “el productor que no está haciendo las labores para obtener calidad, tiende a desaparecer”.

En cuanto a los costos de logística, desde Asocamen remarcan que “el transporte en camión es altamente costoso y esto lo hace ineficiente”. Precisan que “hoy, llevar un contenedor hasta Buenos Aires para salir al Hemisferio Norte puede costar hasta 3.000 dólares, casi el triple que el flete marítimo. De manera que el flete terrestre significa 1,5 hectárea por caja de 10 kilos, y esto nos está dejando fuero de los mercados”.

Como los empaques de Mendoza también han venido sufriendo las dificultades para obtener financiamiento, “en los últimos años, es muy poca la inversión tecnológica de importancia que se ha realizado”, según Guillermo San Martín.

Escenario comercial
A todo esto, el empresario Mariano Ruggeri, de AgroRuggeri S.A. (productora, empacadora y exportadora con asiento en Colonia Segovia, Guaymallén), trazó un panorama de situación de los mercados externos, principal destino del ajo de Mendoza.

Ruggeri aseguró que “la situación en Brasil es altamente preocupante. Es que la devaluación brasileña ha sido de setiembre 2014 a setiembre 2015 del 64%, el mercado está en recesión y la crisis política no colabora para nada”.

Reconoce que hay algunos factores externos que podrían mejorar las condiciones en el mercado pero remarcó que “estas circunstancias son tan graves que el panorama es muy pesimista”. De todos modos, “tenemos todavía un par de meses por delante y debemos ver cómo se acomodan todas las piezas”.

En cuanto a Europa, “si comparamos las exportaciones de 2013-2014 con las de 2014-2015, veremos que disminuyeron casi 50%”, puntualizó el empresario. “Si bien sabemos que este año no hay stock de ajo español guardado en frío en el mercado, los factores endógenos nos están limitando en cuanto a los precios”, resumió Ruggeri.

Falta competitividad
Independientemente de las oportunidades comerciales para el producto regional, la situación de competitividad, en el sentido amplio del concepto, es mala, según admitió San Martín. Se adelantó a aclarar que "en el plano macroeconómico y en el mediano plazo, no pedimos una devaluación brusca, porque esto no serviría de nada si no se encara, primero, un programa de control inflacionario".

De manera que, “ante todo, necesitamos controlar la inflación para que el trabajador pueda mantener su poder adquisitivo, que las mejoras salariales se transmitan en una mejora del nivel del sector, para que los productores puedan planear y proyectarse para crecer sustentablemente”. En una segunda etapa, “un tipo de cambio competitivo que ayude a las economías regionales”.

Por otra parte, apuntó que “en el plano interno, la cadena comercial de nuestro sector también tiene graves distorsiones, como lo demuestra el Índice de Precios en Origen y Destino de Productos Agropecuarios (IPOD) que está elaborando CAME mensualmente”. Si bien el ajo es uno de los productos que tiene menores brechas, “el promedio del índice es de 7,51, cuando en mercados desarrollados el promedio es del 4”.

Estas distorsiones “tienen múltiples factores causales como: el grado de intermediación, costos de transporte, carga impositiva, solapamiento de impuestos y tasas (municipales, provinciales y nacionales), etc.”

Mano de obra, un problema sin solución

La producción, empaque y exportación de ajos es una actividad mano de obra intensiva que, al igual que otras producciones regionales, “es generadora de empleo y contenedora social, ya que emplea a trabajadores sin especialización” subrayan desde la Asocam.

El de los recursos humanos es un tema recurrentemente conflictivo para el sector. Hoy, según plantean desde el ámbito empresario, se manifiesta de dos maneras.

Por un lado, “hay escasez general de mano de obra”. Además, “buena parte de los trabajadores no quieren ser registrados para que no se disminuyan la serie de subsidios cruzados que perciben”.

Ante esto, “las empresas no los pueden emplear, y si lo hacen ante la necesidad imperiosa de procesar la producción, se exponen a gravísimas penalidades que las pueden dejar fuera de juego”. Por tal razón “solicitamos la creación de un régimen especial que permita el registro del trabajador y que el mismo no deje de percibir estos niveles de ayuda” señaló el gerente de la entidad, Guillermo San Martín.

El otro problema es que “en los últimos años se ha incrementado notablemente la litigiosidad”. La atribuyeron “al accionar inescrupuloso de algunos pocos abogados y peritos, que “fabrican” casos en contra de los productores”.

Para tratar de resolver el problema, hizo suyas las propuestas de otras entidades mendocinas que propician “regular el trabajo de abogados y peritos -reformando el Código Procesal Laboral de la Provincia de Mendoza- y crear un fondo de desempleo que contemple el pago de juicios laborales”.

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