Cerezas: precios bajos y producción en alza

A poco de comenzar la nueva temporada de este exquisito fruto, los productores locales esperan una buena cosecha pero son pesimistas en torno a la renta que podrán lograr.

ientras se evalúan algunos daños provocados por las heladas tardías de las últimas semanas y temiendo que el retraso en la brotación de este año mantenga alto el nivel de exposición a las bajas temperaturas, el sector productor de cerezas de Mendoza inicia una cuenta regresiva de poco menos de 60 días esperando que la primavera transcurra con marcas térmicas que favorezcan la floración y el cuaje.

La demora en la brotación se debió a la falta de unidades de frío en el momento oportuno. Fabio Tacchini, que a su condición de catedrático y vicedecano de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Cuyo suma la de productor de cerezas, reveló que “empezamos con problemas porque las horas de frío fueron escasas y, sobre todo, porque el otoño fue muy cálido. En mayo prácticamente no tuvimos horas de frío y recién a partir del 10 al 15 de junio empezó una acumulación importante”.

Agregó: “Tuvimos una entrada en dormición mala, lo cual implica dificultades para la ruptura de la dormancia, y eso explicaría bastante por qué hemos venido tan atrasados con la brotación”.

La primavera será clave

Para Tacchini, las horas de frío no son el factor definitorio de las condiciones de floración y las posibilidades de cuaje. El técnico señaló que “en Mendoza, el año productivo depende de las horas de frío en un 30% mientras que en un 70% depende de cómo venga la primavera. Así, si tenemos buenas temperaturas en primavera, podremos tener buena floración y un nivel de cuaje importante. Si, en cambio, entraran frentes fríos que bajen mucho la temperatura, seguramente vamos a tener una producción mediocre”.

En este contexto, el catedrático y productor mendocino advirtió sobre el nivel de exposición del cerezo, por una parte, ante el riesgo de eventuales heladas tardías y, por otra, por dificultades en el proceso de polinización. “Las flores del cerezo duran tres días y si aparece un frente frío que deje temperaturas por debajo de los 15°C durante todo el día, las flores que en ese momento estén en condiciones de ser polinizadas, no van a cumplir ese proceso”, explicó.

Por otra parte, continuó el especialista, si tenemos un viento zonda que levante la temperatura por encima de 30°C, va a romper todo el polen que esté germinando debido a que se está muy expuesto a las condiciones del clima durante la primavera.

El diálogo con Tacchini se dio en el marco de un encuentro sectorial realizado en la Facultad de Ciencias Agrarias, adonde fue convocado para presentar el libro “Producción y comercialización de cereza en Mendoza, Argentina”, una obra de la que participaron referentes del sector productivo, académico y de organismos estatales de investigación, que comprendía lo que podría considerarse un “paquete tecnológico” para el cultivo de la cereza, entre otros aspectos del negocio.

El escenario comercial

Pero el impacto del clima en esta campaña no es la única preocupación para el sector. Es que, al margen de la cuestión estrictamente productiva, hay inquietud por el panorama comercial.

Sobre este punto, Diego Aguilar, que se desempeña en la firma Río Alara (productora de cerezas en Mendoza y en Santa Cruz), admitió que desde el punto de vista comercial hay complicaciones.

Aguilar, que preside la Comisión Cerezas de Mendoza, se manifestó preocupado por el panorama comercial. “El atraso cambiario conspira contra cualquier posibilidad de abrir nuevos mercados ya que los que habíamos logrado penetrar, están complicados. Brasil es uno de ellos, pero también está China, que  no nos recibe fruta y, aunque se está empezando a elaborar un protocolo fitosanitario, eso va a llevar al menos dos años”.

De manera que, “por ahora, tenemos el mercado europeo y algunos otros que no exigen Global Gap, como Oriente, así como otros marginales”, puntualizó el empresario. En tanto, Estados Unidos está abierto sólo para la zona del Valle de Uco, aunque todavía no se ha sacado ningún pallet de cereza con ese destino. Esto, en la visión del productor,  a pesar del esfuerzo que se ha hecho con el tema de la mosca del Mediterráneo.

Hay menos productores

En realidad, el sector venía con dificultades en los últimos años. No sólo por las amenazas del entorno, dadas fundamentalmente por las condiciones macroeconómicas de Argentina, sino también por debilidades propias. Al punto que, como recordaba Tacchini, “en Mendoza llegó a plantearse la conveniencia de continuar o no con la cereza”.

Alfredo Baroni, coordinador técnico del Instituto de Desarrollo Rural (IDR) de Mendoza, recordó que la cereza llegó a ocupar hasta 3.000 hectáreas en Mendoza y después empezó a decaer. Ahora se ha llegado a un punto de inflexión, esa caída abrupta se ha detenido y la superficie implantada se ha estabilizado en apenas por debajo de las 1.100 hectáreas.

El especialista, reconoció, no obstante, que este achique ha cambiado en parte la fisonomía del sector. "Se han ido muchos productores chicos; hoy en día hay bastante menos productores que tienen un tamaño promedio mayor y están más especializados", apuntó Baroni.
En ese sentido, Claudia Mamani, quien se desempeña como investigadora principal en el área de Investigación y Desarrollo de Dow Agrosciences y tiene a cargo los cultivos intensivos del Cono Sur de América, recordó que en 2005 teníamos unos 300 productores y la superficie promedio cultivada, por propiedad, era de 1 a 5 hectáreas mientras que ahora hay alrededor de 120 productores y la propiedad media es de 10 a 30 hectáreas, de manera que está habiendo un cambio en el perfil de productor".

Punto de inflexión

Como contrapartida, Tacchini subrayó que “lo interesante es que estamos produciendo casi lo mismo con 1.100 hectáreas que lo que producíamos con 3.000, lo cual indica que en algunas cosas hemos crecido, aunque se puede mejorar más”.

Se mostró confiado en la posibilidad de revertir aquel achique del sector y apuntó que a partir de ahora puede haber un punto de inflexión. Según su visión, ahora está más claro qué se puede hacer, refiriéndose a los resultados de las investigaciones que permitieron diseñar un paquete tecnológico que está contenido en el “manual de la cereza” -publicado en el sitio web del IDR Mendoza.

Para mejorar la performance del negocio, saber qué hacer es una parte importante pero no es todo. En este contexto, para Aguilar, “hay que invertir más y quienes tienen la capacidad de hacerlo deben tomar esa decisión”.  El ingeniero agregó que, para eso los productores miran el panorama, lo evalúan, y lo más probable es que en el escenario actual esas decisiones no se resuelvan aún”.

Admitió que “siempre que hay un cambio de gobierno hay un ambiente de negocios que es más propicio, en términos de expectativa”. Pero, más allá de eso, e inclusive del escenario de cortísimo plazo (“porque en menos de 60 días tenemos que estar cosechando”) Aguilar se manifestó “convencido de que es un muy buen negocio, y que aquellas personas que quieran invertir en cereza no se van a equivocar en tanto y en cuanto tengan una visión global del negocio. Esto implica tener no sólo la parte productiva, sino también el empaque y la comercialización”.

Negocios y política

El representante de Río Alara aseguró que esa empresa “va a seguir invirtiendo aquí y en otras zonas del país”. Subrayó que “si uno puede producir lo que tiene que producir, con el paquete tecnológico adecuado, invierte en tecnología poscosecha (en los empaques) y logra insertarse en la cadena de comercialización, se obtienen retornos interesantes”.

Se resigna al señalar que “el resto no podemos manejarlo; tiene que ver con cuestiones macroeconómicas y, lamentablemente, en este país siempre tenemos inconvenientes en ese plano”.

Fabio Tacchini, desde su condición de productor, remarcó que “el mundo tiene vaivenes y la Argentina tiene el triple”.  Pidió “que en nuestro país no cambien más las reglas de juego,  porque este permanente vaivén es un destructor de empresas”. Advirtió en ese sentido que “cuando uno es empresario plantea su empresa a partir de una determinada situación de país y si le cambian las condiciones, no se equivocó el empresario, se equivocó el país”.

Pero también coincidió con su colega en que hay que mirar para adelante y ver la proyección de la actividad. Considera que “utilizando las variedades adecuadas y los pies que corresponde y podando como se debe podar, hoy Mendoza está en condiciones de producir cerezas primicia, de calidad, que pueden competir perfectamente con nuestros vecinos chilenos, que crecen exponencialmente en su producción”.

Aseguró que “hay mercado y dadas ciertas condiciones desde lo productivo y lo comercial, se pueden hacer negocios”.

En igual sentido se pronunció Claudia Mamani, de la firma Dow. Destacó que “hay muchos países que están haciendo muy buenos negocios, o sea que no es un cultivo que esté en baja globalmente, sino todo lo contrario”. Dijo que “otros países productores, que han seguido esta línea de más manejo tecnológico y han logrado mejores rendimientos, están obteniendo muy buenas ganancias”. Eso es “una buena noticia, porque indica que el que siga ese camino va a lograr meterse dentro del negocio global”.

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