Cepo, dólar, reservas y economía

La mitad más dos puntos y medio de los argentinos estamos felices y respiramos otro clima, aun cuando Mauricio Macri y sus equipos no hayan asumido en momentos de escribir estas líneas. Hemos regresado a un país normal en el que con nuestras diferencias e ideologías somos parte de un todo que nos une y contiene. Pero Ella no tiene remedio en su soberbia y en la creencia de que es dueña del país.

Invita al nuevo Presidente en secreto, sin testigos ni cámaras, para felicitarlo y decirle que no hay transición sino hasta el 10 de diciembre, dificultando así el inicio inmediato de la gestión. Seguramente no tolera que en los pocos días que quedan y estando en ejercicio se encuentren documentos o cuentas que prefiere ocultar hasta tanto no vuelva a su lugar en el mundo, o no se encuentren documentos que deben quedar en manos del próximo gobierno.

Pero ya está, la pesadilla terminó aun cuando creo que las sorpresas serán inevitables. Me propongo analizar algunos de los temas más difíciles para la nueva administración, muy inter relacionados aunque no exhaustivamente, por razones de espacio.

El cepo y el dólar. Cristina transformó de hecho en inconvertible al peso, con su mala política económica. Como en los regímenes comunistas (y lo he experimentado en Cuba de la que volví hacen horas), circula oficialmente el CUC que sólo se cambia extraoficialmente por euros y viceversa en los hoteles extranjeros y sólo a los turistas.

Según Eduardo Levy Yeyati el cepo comenzó a insinuarse en 2007 con la escasez de dólares en los mercados pero oficialmente rige desde fines de 2011. No es libre la venta de dólares y sólo se puede realizar en cantidades mínimas con previa autorización de la AFIP.

Desde que se transformó la naturaleza jurídica del BCRA, que era independiente del Poder Ejecutivo, en un organismo subordinado a Presidencia, Cristina utilizó las reservas para pagar deudas ya que no habían inversiones y los dólares no ingresaban al país.

Así de 52 mil millones la cantidad bajó hasta 7 mil millones según algunos, hasta cero de acuerdo a los más estrictos. ¿Por qué se dice entonces que hay 25 mil millones? Porque se contabilizan como efectivo fondos que se deben y papeles de deuda que tomó el PEN. En julio de 2014 se convino con China un swap o intercambio de yuanes, su moneda, por valor de 11 mil millones de dólares, a devolver en commodities o dólares a futuro.

El saldo consiste en bonos y letras del gobierno representativos de los dólares que retiró del BC y encajes de los bancos según sus tenencias en moneda de EEUU. Por eso Macri dice que en realidad las reservas extranjeras no existen y, por ello, no hay nada para resguardar. Si se levanta el cepo es de presumir que las empresas, importadores y población demandarán dólares de inmediato y seguramente será así.

Pero se está negociando con agricultores, que retienen granos; inversores extranjeros y seguramente con el FMI, BM y países desarrollados, para que ingresen dólares que permitan normalizar en breve el mercado de cambios.

Personalmente pienso que el gobierno explicará esta situación claramente para que todos los argentinos nos adecuemos a la emergencia y facilitemos las febriles tratativas que desarrollan los equipos de Macri al respecto.

De levantar el cepo de inmediato ¿se podría desatar un imparable shock inflacionario? Si se aseguran todas las variables económicas y financieras pertinentes, no lo creo. Además, mientras perdure el cepo, no vendrán inversiones ni activación de la economía paralizada durante los últimos cuatro “exitosos” años del segundo período de CK. Macri levantará la medida no por irresponsabilidad sino porque la pésima administración de Cristina y Axel, lo obliga a hacerlo.

El valor del dólar. Desde 2003 hasta 2015 el kirchnerismo devaluó el peso oficial en un 233%, la segunda devaluación más importante del mundo después de Venezuela, que lo hizo en un 298%. Aun así, el atraso cambiario continúa y ha producido la tremenda recesión desde 2011 y la inflación del 25%, también la segunda después de Venezuela.

Es imposible entender cómo se ha sostenido un “relato exitoso”, ajeno y contra toda realidad, durante estos ocho años de Cristina. Tampoco se puede entender cómo persiste la ceguera del 35% duro que apoya a este gobierno agónico, que no ve, no siente o se niega a admitir esta cruda realidad. El atraso cambiario debe ser corregido entonces para volver a una economía competitiva que nos permita crecer y desarrollarnos sin pausa.

Vengo también de Panamá, un país pequeño de cuatro millones de habitantes, cuya riqueza asombra y su ciudad capital es similar, en pequeño, a New York. Los argentinos podemos superar con creces a estos países, si salimos de los populismos y neomarxismos a los que se nos ha condenado durante varias décadas.

Reservas internacionales. Las reservas constituyen el ahorro y las garantías internacionales de los países frente al mundo que, si son importantes, mantienen el valor de sus respectivas monedas y permiten a sus habitantes transar y ahorrar sólo en sus pesos y no en dólares ni euros. También preservan a los Estados de ataques especulativos y corridas bancarias, con el plus de que tales ataques y corridas no se operan contra los países con sólidas reservas que inutilizan todas las posibles maniobras fraudulentas de este tipo o similares.

Sólo para dar una idea, Brasil atesora reservas por 352 mil millones de dólares y México, segunda economía latinoamericana, por casi 200 mil millones de dólares.

Argentina, como logro máximo de la gestión de Néstor Kirchner, que nunca se había obtenido antes, atesoró 52 mil millones de dólares, y su sucesora los dilapidó en ocho años, porque nunca consiguió inversiones ni radicación de capitales de producción, no de especulación. Macri intentará en su gestión reunir reservas (yo estimo en no menos de 100 mil millones), terminar con el déficit fiscal, incrementar el superávit comercial, bajar la inflación a un dígito y así mejorar la vida de toda la población, especialmente de los más necesitados, con su declarada aspiración de “pobreza 0”.

Crecimiento de la economía. Con las pocas medidas analizadas precedentemente por razones de espacio y las numerosas que se enunciaron en la campaña electoral, más las que se supone adoptarán los ministros cuyos perfiles y antecedentes de gestión ya se conocen, el objetivo de crecimiento de la economía, en beneficio de todos, espero sea una realidad tangible en el mediano y largo plazo.

Para el corto, el ordenamiento, la institucionalización, el regreso a la República, la decencia generalizada y la corrupción cero, edificarán las bases de este nuevo período de una democracia en serio y de un gobierno en el que no exista un “relato falso” sino una realidad que mejore constantemente la vida de los argentinos.

La esperanza es muy grande. Nuestras críticas, las de un periodismo libre e independiente y de la intelectualidad más destacada del país, permitirán corregir errores y fijar rumbos adecuados. No podemos padecer otra frustración pero, si por hipótesis la hubiera, estamos prestos a combatirla sólo con los medios que nos brinda y permite la democracia.

A los que fueron gobierno y hoy no lo son, más sus seguidores, les digo que pueden sentirse tranquilos porque quienes hoy conducirán el país han asegurado que no habrá revanchas ni persecuciones. No así los corruptos y los que han delinquido sobre los que sólo actuará la Justicia independiente, sin injerencia alguna del Poder Ejecutivo.

El 10 de diciembre comienza un nuevo ciclo para el país. Nadie puede tener la certeza absoluta de su éxito, pero debemos otorgar una carta de crédito temporal para permitir al nuevo gobierno que actúe aceleradamente porque los graves problemas dejados por el kirchnerismo no admiten demoras en sus soluciones.

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