Cazadores ingleses en Los Andes

Tras las invasiones inglesas, un grupo de prisioneros británicos llegados a Mendoza se unió a las tropas patriotas del Ejército de San Martín.

Durante la formación del Ejército de los Andes - en agosto de 1816 - un grupo de prisioneros británicos que se radicó en Mendoza, luego de las invasiones inglesas, se ofreció para formar parte de aquella campaña libertadora.

Estos extranjeros fueron agrupados en el batallón de las milicias cívicas y participaron activamente en enero de 1817 durante el cruce de la cordillera.

Prisioneros de Cuyo

Entre 1806 y 1807 más de 250 prisioneros británicos, llegaron a Mendoza luego de viajar casi dos meses desde Buenos Aires.

El entonces comandante de armas de Cuyo, Faustino Ansay, ordenó que los apresados quedaran alojados en diferentes lugares.  Los más revoltosos fueron enviados al fuerte de San Rafael, otros a una hacienda en Luján de Cuyo y los restantes, acompañados por sus esposas e hijos, fueron alojados en el cuartel de la ciudad.

Muchos fueron empleados por las autoridades para trabajar en las fincas o en obras públicas, picando piedras para pavimentar alguna calle o reparar algún edificio.

Durante la alianza de España y el Reino Unido - luego de la invasión francesa a la península ibérica- los prisioneros regresaron a Europa. Otros, en cambio, decidieron quedarse en suelo mendocino; los que profesaban la religión anglicana o protestante fueron obligados a convertirse y cambiarse sus nombres y apellido de origen por otros españoles.

Posteriormente, en mayo de 1810, llegaron a estas tierras varios mercaderes de esa nacionalidad, como el inglés Thomas Appleby y el escocés Santiago Lindsay.

Refuerzos

A principios de 1815, cuando el Libertador organizó las milicias cívicas de todo Cuyo, un hombre de origen británico llamado Juan Young se reunió con otros  compatriotas para formar una compañía. Más de cincuenta vecinos de esa nacionalidad se alistaron y la denominaron “Cazadores Ingleses”.

Fue entonces que Young se presentó ante San Martín ofreciendo sus servicios. El costo de la compañía -dejó claro- correría por cuenta de sus integrantes.

La propuesta fue elevada al Supremo Gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata para la aceptación de estas milicias.

El sí de Alvear

De los cuarenta y siete residentes británicos incorporados en esa compañía,  cuatro fueron incorporados como oficiales.

Esta tropa quedó al mando del capitán Juan Young; como segundo, se encontraba el teniente primero Thomas Appleby, un comerciante que llegó a la provincia en 1813 y que tuvo una gran influencia luego en la campaña al Perú. Otro de los oficiales fue Santiago Lindsay, un escocés que se asentó en Mendoza un año antes, mientras que Juan Heffernan ocupó el cargo de alférez.

Esta compañía de voluntarios estaba formada por Samuel Chunk, Roberto Barron, Héctor Mc Neal, Juan Mc Cochen, Tomás Hughes, Roberto Smith, Juan Fleming, Bartolomé Tucherman, Tomás Knight, Samuel Knowles, Juan Bradshaw, Timoteo Lynch, Juan Miller, Juan Rodríguez, Guillermo Holmes, Eduardo Liford, Santiago Fernández, Samuel Wise, Jorge Rowe, Samuel Puche, Jorge Gillespie, Juan Farst, Guillermo Gregor, Tomás Martín, Pedro Ayres, Guillermo Heilly, Pedro Smith, Jorge Melhan, Guillermo Forbes, Pedro Juan Martínez, Juan Humphrey, Juan Brun, Jorge Crawford, Juan Ameres, José Andrusph, Alfonso Benítez, Guillermo Carr, Daniel Mc Guchan, Jorge Collins, Roberto Johnston, Jacobo Brourson y Julián Molahan. Muchos de estos ciudadanos tenían diferentes oficios. Eran zapateros, herreros, carpinteros, sombrereros y pulperos.

Inmediatamente, la propuesta fue aprobada por el gobierno del entonces Director Supremo Alvear  y, cuando fueron notificados, los “Cazadores ingleses” iniciaron sus prácticas en dos lugares; el primero en la Plaza principal -hoy Pedro del Castillo- y posteriormente en la plaza nueva - actualmente plaza Sarmiento- de la ciudad de Mendoza. Allí, los martes, jueves y sábados ejecutaban sus maniobras militares.

El gobernador San Martín estaba muy conforme con ellos, ya que los estimaba por su orden, disciplina y  experiencia militar. La mayoría había formado parte del Regimiento N° 71 Highlanders de Escocia.

Patriotas a la inglesa

En agosto de 1816, la compañía suelta “Cazadores Ingleses” pasó a engrosar las filas de las milicias de los batallones de Cívicos Blancos con el nombre de Compañía Patriótica de Cazadores.

En esos días, la compañía de estos milicianos se estableció en el cuartel de la Cañada y realizó el apoyo logístico para distribuir al campo de instrucción los diferentes pertrechos durante el mes de diciembre de ese año.

En 1817, esta compañía auxilió a las tropas de líneas del ejército que partió el día 9 de enero, hasta el 24 de ese mismo mes, para la liberación de Chile.

Después de la campaña libertadora, muchos de ellos regresaron a Mendoza y se quedaron hasta los últimos días de su vida.

Dos fueron los oficiales que partieron a Chile y descollaron en la campaña libertadora. El inglés Thomas Appleby fue un gran colaborador del General José de San Martín. Fue quien viajó en varias oportunidades a Gran Bretaña para la compra de barcos y otros pertrechos para los patriotas. Se había casado en mayo de 1815 con la mendocina Manuela Videla y regresó a nuestra provincia en donde se radicó.

El escocés Santiago Lindsay, luego de la gesta sanmartiniana, se afincó en Santiago de Chile. Su hijo se convertiría en un destacado escritor trasandino.

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