Catas dañan cultivos en plena floración

Si bien en 5 departamentos se puede combatir esta especie, productores reportan pérdidas en la flores de sus cultivos de temporada.

En los últimos 8 años, la catas vienen a sumarse a los males que aquejan al campo mendocino. Junto con las inclemencias climáticas amenazan el ciclo productivo de algunos cultivos.

En bandadas cada vez más numerosas, para muchos hombres de campo las catas está llevando a la destrucción casi total de sus tierras, y ya empiezan a ser un factor que explicaría el abandono de ciertos cultivos.

El principal problema es que las catas no sólo se alimentan de los frutos sino en la etapa de floración también destruyen la producción. Pueden causar, como ya lo adelantó Adrián Garrindo del Departamento de Fauna Silvestre de la Secretaría de Ambiente y Ordenamiento Territorial del Gobierno de Mendoza, que los cultivos sean devorados en su totalidad. 

“Las catas son una especie silvestre autóctona, pero tienen las características de una especie invasora. Están presentes en el 90% del territorio provincial. Esto también incluye obviamente el 3% de la superficie cultivada de Mendoza. Todos los años su población aumenta y la problemática de que se alimentan de la producción la venimos detectando desde hace 10 años. Recién este año estamos controlando la población desplazándolas del sector productivo", explicó Garrindo.

El cambio de paradigmas para empezar a controlar a las catas fue la resolución 805 de la Dirección de Recursos Naturales y Renovables, que se promulgó en junio de este año. En concreto el nuevo marco legal establece que sólo en cinco departamentos de la provincia se puede combatir a las catas. Ellos son: San Martín, Rivadavia, Maipú, Junín y Luján. 

En otro departamento como La Paz, algunos productores (si bien manifestaron sufrir daños), no fueron incluidos en los cinco departamentos afectados por las catas por no haber completado la encuesta de Recursos Naturales sobre daños de las aves en los cultivos. "Si presentan sus escritos posiblemente el año que viene también los productores de La Paz van a ser incluidos para combatir la plaga", detalló Garrindo.

El origen

Por años las catitas han habitado los montes que luego fueron colonizados por los agricultores y pobladores. Este desplazamiento de personas y de producción hizo que los humanos comenzaran a convivir con las catas. "Además nosotros contribuimos indirectamente a través de los cultivos a engrosar su presencia ya que comenzaron a alimentarse de los frutos de carozo", explicó Garrindo. 

Pero si las áreas productivas comenzaron a ser parte de la dieta de estas aves, también en el aumento de su población contribuyeron los cazadores furtivos de aves rapaces.

"Con tiros de goma se han dañado o directamente matado a las aves rapaces que son los depredadores naturales de las catas. Al disminuir su población aumenta de manera exponencial la población de catas. En estos momentos junto con la Fundación Cullunche estamos criando aves rapaces para poder tener controlada la población de catas", detalló Garrindo.

Los otros hitos que también fomentaron la actual súper población de catas fue que hasta 2013, estas aves ingresaron a la provincia como compra de animales domésticos. Si bien en aquellos años la venta era legal, hoy ya no. Muchos de los particulares que compraron catas, las mismas se escaparon de sus casas o bien los vendedores, por no tener compradores, las liberaran de sus jaulas.

Con la resolución 805 y declarar a las catas dañinas, el sector productivo de sólo cinco departamentos está autorizado a controlarlas usando bajar sus nidos de las copas de los árboles. Toda una tarea ya que en promedio cada nido puede tener hasta 200 catas y pesar hasta 100 kilos.

“En invierno, fuera de la época de reproducción de la especie autorizamos la bajada de los nidos. Cuando se le saca el nido, el animal lo desalienta a estar en el lugar y se va moviendo y desplazándose a otro lados; no se molesta al animal. La baja de nido termina ahora en setiembre. En octubre ya no se puede hacer porque se arman las parejas, empollan y luego vienen las crías”, detalló Garrindo.

Otros métodos para desalentar la presencia de catas son utilizar muñecos, silueta de de aves rapaces, globos, CD ya que sus colores las desalientan a quedarse en el lugar. "El problema es que las catas, al ser animales tan inteligentes, rápidamente se dan cuenta de que son trampas y vuelven a la finca", reflexionó Garrindo.

Finalmente los métodos más drásticos, como dar muerte a los animales, una práctica que es totalmente desalentada desde Recursos Naturales y Fauna del gobierno provincial.

“Matarlas con rifle u otra arma resulta caro para el productor. Tampoco resulta colocarles veneno, porque si bien las puede matar también es cierto que da muerte a otras especies de la fauna mendocina", explicó Garrindo.

Los damnificados

Tranqueras adentro, las almendras, nogales y duraznos en primer lugar y luego otras frutas de carozo como las cerezas, son los alimentos más ricos y atractivos para las catas.

Para el productor Isauro Alcaraz, la invasión de catas comenzó a experimentarla en octubre y noviembre del año pasado, pero esta temporada los resultados negativos son más evidentes.

“Este año están haciendo un desastre con las flores del durazno. Están todas en el piso. Muchas las comen. En mi finca de 20 hectáreas vemos a diario el daño que realizan, y están en las copas de los árboles”, detalló el productor.

Por el momento no las está combatiendo con nada; el petardo con escopeta las ahuyenta pero luego regresan a su propiedad.

“En mi caso no puedo encontrar el nido, y no sé a qué distancia está”, explicó el productor.

De momento está a la espera de poder comprar un agroquímico para ahuyentarlas de los árboles. "Me han dicho que es un producto muy efectivo y que se aplica a modo de curaciones del frutal, como si fuera un fungicida o insecticida", analizó el productor.

En sus 22 hectáreas ubicadas a 15 kilómetros del centro de Tupungato, Alcaraz afirma que no hay nada cierto y seguro para poderlas ahuyentar al cien por ciento. "De lado del productor no hay mucho por hacer", señaló resignado. 

Preocupación también trasluce el productor de almendras Agustín Grosso. Además de las heladas, la plaga de catas la califica como "terrible" ya que causa más daños que las bajas temperaturas. "Tenemos afectados más del 10% de nuestra finca, seguro. No tenemos forma de combatir a las catas. Es un animal muy vivo y si uno las ahuyenta, se van y al rato vuelven. La otra vez hicieron la presentación de un láser de una superficie de 6 hectáreas para una gran producción, pero resultó que el precio era alto", afirmó Grosso.

En Guaymallén el productor tiene una finca que ya cuenta su historia propia, ya que fue el abuelo de Grosso hace más de 100 años el que apostó por otros cultivos como vid. Luego la transformó en chacra hasta que hace 30 años el padre del productor decidió plantar almendros. Ahora sabe que gran parte de su suerte productiva está amenazada por las catitas que ya son plaga en la zona de Guaymallén.

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