Cataluña escapa del control de Madrid

A la luz de los escraches a las fuerzas policiales, el gobierno español está teniendo cada vez más problemas para controlar la situación en Cataluña, gobernada por separatistas decididos a independizarse de España. Pese a las violentas cargas para impedir el referendo de autodeterminación del domingo, prohibido por la justicia, la policía y la Guardia Civil sólo cerraron un 4% de los centros electorales. Ahora se enfrentan a escraches de la gente, que les gritan “¡fuera las fuerzas de ocupación!”, y se han visto desalojados de hoteles, teniendo que esconderse “como ratas”, como denunció el sindicato de policía SUP.

A la vista de todo esto, empieza a cundir la idea de que el gobierno central está naufragando en Cataluña.

"Está perdiendo control, claro. Y el gobierno de la nación está dando pasos en una dirección peligrosísima", declaró Javier Pérez Royo, catedrático de Derecho Constitucional de la universidad de Sevilla.
Antonio Torres del Moral, catedrático de Derecho Constitucional en la universidad a Distancia, asegura que a nivel político el gobierno catalán "lleva la delantera" frente a un ejecutivo, el de Mariano Rajoy, que se ha limitado a repetir que el referendo era ilegal, sin ofrecer ningún relato alternativo.

“La Generalitat ha sabido elaborar tres, cuatro o cinco eslóganes -España nos roba, derecho a decidir, no somos súbditos- y el Estado español ninguno. Y eso ha tenido una eficacia extraordinaria”, explica.

El jurista incide en que nada arredra a los secesionistas, ni siquiera la dependencia del Estado central, que financia a Cataluña porque los bonos de la región, muy endeudada, fueron degradados a la categoría especulativa por las agencias calificadoras. “Siendo deudores del Estado, se envalentonan de esta manera y plantan cara eficazmente” al gobierno de Madrid, observa Torres del Moral.

A corto y medio plazo, ve incluso el peligro de una desmoralización en la magistratura, hasta ahora muy activa contra los preparativos del referéndum prohibido: “es posible que los jueces sean reacios (a seguir actuando), o al menos tengan disgusto, porque han hecho su trabajo y no ha servido de nada”.“Se han prestado a encausar a algunas personalidades por delito penal, están haciendo su trabajo, y sin embargo lo que ha prendido en la opinión pública internacional son las imágenes de la represión física”, añade.

“Hay una desobediencia abierta y la prueba de ello es la celebración de esa movilización o referendo”, reconoce Luis Rodríguez Vega, portavoz  de la Asociación de la Magistratura.

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