Caso Sonderman: prisión perpetua para el único acusado

A la pena de prisión perpetua fue condenado Alejandro Alegre (27), culpable del asesinato de su suegra, Adriana Sonderman (52), la ferretera de San Martín que encontró una muerte violenta y salvaje en el patio interno de su negocio en la mañana del 22 de junio de 2012.

Alegre escuchó la sentencia de pie, con la vista clavada en el escritorio que tenía delante y las manos entrelazadas a la espalda; no hubo en su rostro ningún gesto, ninguna muestra de impacto por la dura sentencia a la que estaba siendo condenado. "Alguien que apenas lo conoce no va a notarlo, pero detrás de su silencio Alegre esconde una personalidad violenta", lo había definido hace algunos días una de las psicólogas que lo trató durante su detención.

Durante la lectura de la sentencia el homicida se mostró frío como el hielo, la contracara fueron los aplausos de los familiares de la víctima.
"Sí, estamos conformes con la decisión de los jueces", dijo a la salida de los tribunales Romina Quiroga, la hija de Adriana Sonderman que estuvo en pareja con Alegre durante algún tiempo y con quien tuvo un hijo que hoy suma dos años: "Igual, toda la vida de él no me va a devolver a mi mamá".

-¿Se va tranquila?

-No, no, nunca más voy a estar tranquila con una persona así -dijo la mujer luego de abrazarse con sus familiares y tras dos semanas de debates que culminaron con la sentencia a prisión perpetua, la misma pena que la fiscalía había pedido en sus alegatos del lunes.

"Aunque todavía no se conocen los fundamentos, creemos que el tribunal coincidió con nosotros en que hay una serie de indicios que apuntan a Alegre", comentó Mónica Fernández Poblet, que junto con Mariano Carabajal llevaron adelante la fiscalía: "Su llegada a San Martín cuatro días antes del crimen, el hecho de que nunca pasó a ver a su hijo pese a que ese era el motivo de su visita desde Santa Fe, la pelea que mantenía con su suegra y con su ex pareja, su perfil psicológico y, obviamente, la pericia caligráfica que asegura que fue él quien escribió el mensaje mafioso encontrado junto al cuerpo de la víctima".

Según la hipótesis de la fiscalía, que habría sido respaldada por el tribunal, Alejandro Alegre llegó a San Martín el 18 de junio y se alojó en un hospedaje cercano a la casa de su suegra. Esos días previos al crimen los aprovechó para conocer el movimiento de la mujer, que por otro lado era rutinario y así, cada mañana a la misma hora ella abría su ferretería.

El día del crimen, Alegre entró al lote de la ferretería muy temprano, trepando una pared de los fondos; era un lugar que conocía bien porque había trabajado allí y por eso los perros no le hicieron nada; caminó hasta el frente del local y esperó a que Sonderman abriera el portón de ingreso al patio.

Cuando cerca de las 9 de la mañana la mujer abrió el portón y entró al patio, Alegre la golpeó varias veces con una barra de hierro, le partió la cabeza y le fracturó varias costillas; ya en el suelo, la remató atravesándole el metal en el cuello. Sonderman fue sorprendida, al punto que no ofreció resistencia y es por eso que no se encontró sangre del asesino en la escena del crimen.

Luego de matarla y de borrar la mayoría de sus pisadas en el lugar, Alegre escribió sobre un portón de chapa un mensaje mafioso dirigido al hermano de Sonderman con el que intentó desviar la investigación: "Carlo pagá (sic) o sigue tus hijos".

Luego, el asesino rompió el candado que cerraba el portón del fondo y escapó. Al día siguiente tomó un colectivo hacia su pueblo de Cañada de Gómez, Santa Fe. Un mes después, una comisión policial viajó y lo detuvo. Ahora, el tribunal presidido por Viviana Morici e integrado por Jorge del Pópolo y Armando Martínez lo condenó a prisión perpetua.