Casi la mitad de los residuos termina en basurales clandestinos

Sólo en Gran Mendoza se generan 1.000 tn de desechos por día; al menos 400 tn quedan en vertederos improvisados. Desde la UNCuyo pretenden impulsar conductas ambientales.

Para revertir la problemática se requiere de un proceso complejo que, según advierten los especialistas, implica un compromiso por parte de la población.

Es que sólo tomando como referencia a los seis departamentos que conforman el Gran Mendoza, se estima que los mendocinos generan unas mil toneladas de basura todos los días.

De esa cantidad, unas 400 toneladas van a parar a basurales clandestinos y descampados que de manera espontánea se transforman en depósitos de desechos a cielo abierto, mientras que el resto es trasladado por los municipios al campo ubicado en El Borbollón (Las Heras).

En un contexto global donde Mendoza no queda exenta de las consecuencias del cambio climático, los expertos en la temática advierten que, de no tomar los recaudos necesarios, la provincia se encamina a un franco descenso en la calidad de vida que podrá ofrecer a sus habitantes.

Ocurre que el impacto de la incorrecta disposición final de los desechos no sólo representa un potencial riesgo de infecciones -sobre todo en épocas en que los termómetros comienzan a ascender-, sino que contamina el agua, el suelo y el aire, con consecuencias difíciles de revertir.

Peter Tomas es geógrafo y uno de los investigadores que ha llevado adelante un proyecto en la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo) con el fin de promover la separación de los residuos sólidos, de manera que luego sea posible destinarlos a su reutilización.

El experto explicó que además del proceso de lixiviado (traspaso de las sustancias contaminantes por percolación a las napas freáticas), los gases emanados (principalmente metano) hacia la atmósfera son 21 veces más nocivos que el dióxido de carbono, uno de los compuestos causantes del efecto invernadero.

“Es muy necesario que los municipios trabajen en los barrios para implementar iniciativas que permitan fomentar la separación de residuos. Es necesaria una transferencia de conocimientos y, al mismo tiempo, organizar audiencias en la población para que cada comunidad decida cómo quiere organizar esta tarea”, destacó el especialista y recomendó reivindicar la figura de los recuperadores urbanos.

“Ellos son en definitiva, trabajadores ambientales y, por eso, es muy importante colaborar con ellos”, dijo Thomas, quien buscará llevar una propuesta a los municipios a fin de comenzar a trabajar en un plan efectivo.

Empezando por casa 
El especialista consideró que, lejos de ser un desafío sencillo, desde que se comiencen a implementar políticas tendientes a propiciar conductas ambientales acertivas entre la población hasta lograr los resultados esperados, pueden pasar como mínimo siete años.

“Esto no puede ser un proceso a corto plazo. Requiere de un esfuerzo y un compromiso mantenido en el tiempo por parte de cada habitante”, deslizó el experto que el viernes por la tarde participará de un panel en el marco del Foro de Cambio Climático organizado por la UNCuyo y Naciones Unidas Argentina.

Durante su ponencia, el geógrafo intentará contestar a la pregunta: “¿Qué puedo hacer yo en el manejo de los residuos para contrarrestar los efectos del cambio climático?”. La respuesta reside en pequeños cambios de hábitos que guardan en sí grandes mejoras a nivel individual, comunitario y global.

Entre las principales medidas figura reducción en el consumo de bolsas de plástico y envases. “Es posible rechazar las bolsas del súper o consumir menos bebidas con envases PET remplazándolas simplemente con el agua del grifo”, llamó a la reflexión Thomas y agregó que esto debe ir acompañado de otras medidas dentro del hogar, como lo es la separación de papel y cartón por un lado; vidrios y plásticos por otro y materiales no reciclables (servilletas usadas, yerba y otros elementos no reutilizables) en un tercer grupo.

De este modo, se da la posibilidad a los recuperadores para que trasladen los productos a las plantas de tratamiento de manera que los desechos transformados vuelvan al circuito industrial y, al mismo tiempo, se disminuya el volumen que llega a los vertederos. “El 50% de los residuos se pueden separar y reaprovechar, sobre todo cuando es papel, plástico o vidrio”, indicó el especialista.

Despreocupación que preocupa
La necesidad de comenzar a plantear alternativas para lograr reaprovechar al máximo los materiales descartables, surgió en la UNCuyo luego de poner el foco en la realidad que los expertos venían visualizando en el predio de la casa de estudios desde hacía tiempo.

Para obtener un pantallazo general sobre el interés de la población estudiantil y académica en la disposición final de los residuos, desde el Programa de Tratamiento de Residuos realizaron una encuesta entre 200 personas que habitualmente asisten a cualquiera de las once facultades.

De ese total, al menos 70% dijo no tener interés por los residuos generados ni por su destino final. “Notamos que había una despreocupación total entre la población universitaria”, contó Thomas y recordó que el paso siguiente fue llevar adelante un relevamiento de los productos que ingresaban a la universidad y que luego se convierten en basura. Se encontró por ejemplo que, en las diferentes unidades académicas, se generaban 3 millones de hojas de papel A4 al año o que en el mismo período se utilizaban 200 mil vasos de telgopor.

Con esos argumentos en mano, la propuesta no tardó en llegar a los decanatos para comenzar a trabajar en el tratamiento de residuos generados en la propia universidad, donde asisten unas 40 mil personas. “El objetivo era lograr instalar una gestión ordenada de los residuos, pero con acompañamiento ciudadano”, detalló Thomas.

Así, conforme a las disposiciones internacionales vigentes, en cada facultad los estudiantes, docentes y personal en general tendrán la posibilidad de depositar los desechos en urnas adecuadas para cada fin. En los tachos azules se dispondrán el papel y el cartón, mientras que en los amarillos deberán depositar los envases de plástico y los productos reciclables, mientras que en los negros quedarán los elementos no reciclables.

La presentación e inauguración del proyecto está prevista para el 12 de octubre. Para ese entonces se espera que todas las facultades cuenten en sus ambientes con recipientes ajustados a las paredes para depositar los materiales de manera ordenada.

Del mismo modo, cada edificio deberá contar con una plataforma en su salida de manera que los camiones de la cooperativa Coreme  -entidad con fines sociales- retiren los desechos todas las semanas. Por otra parte, la propuesta de Thomas consiste en brindar capacitación a través de talleres al personal de maestranza de la universidad.

Jueves y viernes se realiza un foro en Mendoza

El avance de la desertificación, el retroceso de los glaciares, la incorrecta disposición de los residuos y las perspectivas a futuro en materia ambiental, serán algunas de las temáticas a abordar en el Foro de Cambio Climático, que tendrá lugar en el Salón de Grados de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Cuyo.

Así, durante este jueves y viernes, este espacio de debate y reflexión convocará a especialistas, académicos, autoridades y referentes locales, nacionales y extranjeros que expondrán diferentes temáticas ligadas al impacto de las actividades humanas en el planeta, con miras a encauzar posibles soluciones.

Las conclusiones finales servirán de preludio para la Conferencia Internacional sobre Cambio Climático a realizarse en París (COP 21) entre el 30 de noviembre y el 11 de diciembre.

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