Caos en el desierto de Chile: 40 pueblos aislados y 9 muertos por inundaciones

Tormentas inusuales con aludes azotaron la región de Atacama. Los 40 pueblos están con caminos cortados, sin luz y sin agua.

Caos en el desierto de Chile: 40 pueblos aislados y 9 muertos por inundaciones
Caos en el desierto de Chile: 40 pueblos aislados y 9 muertos por inundaciones

Toneladas de barro cubrían el viernes las comunas del desértico norte chileno arrasadas por el desborde de ríos que dejaron al menos nueve muertos y unos 40 pueblos aislados cuyos habitantes están sin agua, electricidad ni comunicaciones.

``En la medida que vayamos despejando las rutas, las vías y las zonas anegadas, puede ser que tengamos una cifra superior de fallecidos o desaparecidos'', dijo el viernes el subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy, quien recordó que de momento los desaparecidos son 19.


La presidenta Michelle Bachelet, que viajó a la zona el miércoles al atardecer, destacó el viernes la llegada de una cantidad ``importante de medicamentos, entre ellos insulina y vacunas para la hepatitis, tétanos y la influenza, con el objetivo de enfrentar la situación sanitaria post-emergencia''.

Agregó que en la zona hay un mayor contingente militar y policial para ``llegar a lugares donde hoy, por temas de conectividad y comunicación, aún no se puede llegar salvo por vía aérea''.

Las peores lluvias en 80 años en pleno desierto de Atacama, el más árido del mundo, sorprendieron la madrugada del martes a decenas de miles de personas, cuyas viviendas no están preparadas para soportar los cerca de 30 milímetros de agua que cayeron en pocas horas en lugares donde lo normal son menos de dos milímetros de lluvias al año.

Miles de personas permanecen sin agua potable, alimentos ni comunicaciones.

Antofagasta, Atacama y Coquimbo, son tres de las 15 regiones administrativas chilenas afectadas por las inundaciones que partieron en dos las ciudades de Copiapó, Chañaral, Tierra Amarilla y Taltal.

Ricardo Toro, director de la Oficina Nacional de Emergencia, dijo que hay unos 6.000 albergados. Sin embargo, son miles más las personas que no han acudido a los albergues y pasaron la noche en los cerros por temor a nuevos aludes.

La magnitud de la catástrofe hizo que el gobierno declarara la emergencia constitucional, lo que entregó el control del orden público a los militares que la víspera decretaron el toque de queda por la noche en Copiapó, 800 kilómetros al norte de Santiago, para evitar saqueos en las viviendas abandonadas por sus dueños.

Aleuy dijo que un barco de la Armada trasladó víveres, agua y medicamentos a la zona norte, pero muchas personas declararon al canal estatal 24 horas que aún no han recibido ayuda.

El Ministerio de Obras Públicas trasladó 100 retroexcavadoras para empezar a retirar las toneladas de lodo que cubren ciudades y pueblos.

La Ministra de Desarrollo Social, María Fernanda Villegas, dijo que son innumerables las localidades aisladas, lo que implica que llevan al menos tres días sin agua ni alimentos.


Los meteorólogos explicaron que una enorme masa de aire frío proveniente de la Antártica se juntó con aire más cálido, desencadenando las lluvias.
Los desastres no sólo afectan la norte chileno. En las cercanías de Melipeuco, 770 kilómetros al sur de Santiago, un gigantesco incendio forestal ha consumido en dos semanas más de 6.000 hectáreas de bosque nativo, consumiendo milenarias araucarias, un árbol que tarda cientos de años en alcanzar su máxima altura.

En tanto en Pucón, 15 kilómetros al sur de Melipeuco, el volcán Villarrica volvió a entrar en actividad y las autoridades del Servicio Nacional de Minería y Geología no descartan una nueva erupción pronto. La anterior se registró el 3 de marzo. Toro informó que el viernes el volcán arrojó una columna de humo de unos 800 metros de altura.

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