Camiones: los riesgos de la alta velocidad

Los vehículos de carga que circulan por rutas y autopistas lo hacen a velocidades muy peligrosas. Teniendo en cuenta las consecuencias trágicas que podrían derivar de esto, deberían estar sometidos a un control permanente e instrumentarse penas rigurosas.

El transporte automotor de cargas cubre la mayor parte de la demanda de traslado de mercaderías e insumos varios por nuestra provincia, en dirección a los puertos del Pacífico y otros destinos. Con prescindencia del exceso de carga que presentan muchos vehículos de este tipo, lo que afecta de manera directa el pavimento de las rutas, queremos referirnos a la alta velocidad de desplazamiento de estas unidades, especialmente en los principales accesos.

Trotadores y caminantes de los prados que bordean el Acceso Este (ruta nacional 7) son testigos de una marcha imprudente de grandes transportes, que pueden convertirse en potenciales causantes de incidentes de tránsito con consecuencias impredecibles debido al intenso tránsito que registran ambos caminos.

En ocasiones son equipos internacionales, de procedencia chilena o brasileña, los que marchan por encima de la velocidad permitida para rodados de gran porte, que es de 80 km/h.

Estamos seguros de que en los países de origen de esos camioneros, no conducen con tanta irresponsable celeridad, porque los policías de tránsito, especialmente Carabineros de Chile, son inflexibles y están permanentemente velando por la seguridad de quienes viajan a través de sus vías de comunicación.

Da la impresión que salen de su jurisdicción de origen y modifican de modo absoluto las conductas en el acto de conducir en forma segura y responsable. Claro que en casa no hay que cantar victoria porque también los choferes de la provincia y del país adoptan, con honrosas excepciones, una conducción peligrosa para terceras personas. En oportunidades se suman a esta actitud los conductores de ómnibus.

Para el caso de la circulación de los enormes transportes por el Acceso Este habría que pensar, mediante una concertación con todos los actores intervinientes, en un posible desvío de esos camiones por el ahora remodelado y ampliado carril Rodríguez Peña para su conexión con la ruta 40. También habrá que cruzar los dedos y aguardar que en algún momento se comience con la proyectada variante Palmira-Agrelo para camiones, que solucionaría en gran parte el problema de este transporte por sectores muy concurridos, comerciales y residenciales.

Por otra parte, creemos que este problema -alta velocidad en los accesos- tiene por lo menos 2 aristas más a considerar. Por un lado, debería exigirse una capacitación más profunda y mayores exigencias a quienes solicitan la licencia para conducir, especialmente en las categorías profesionales. Esto se realiza en otros países y los resultados están a la vista.

Por otra parte, desde hace tiempo parecería que se ha resentido la presencia de controles provistos de radar en nuestros accesos, instrumental que da la posibilidad de detectar más fácilmente a los infractores de la velocidad autorizada.

De igual modo, los puestos policiales que se instalan a la vera de la cinta asfáltica son estáticos, con lo cual todo el mundo sabe dónde se ubican y actúan en consecuencia.

Otro dato que se puede mencionar es que 13 por ciento de los vehículos que circulan por las rutas son de carga o de pasajeros, y este tipo de transporte protagoniza 33 por ciento de los incidentes. No estamos atacando el noble oficio de conducir por los caminos llevando las mercaderías e insumos imprescindibles para la vida diaria y las industrias o a los viajeros.

Decimos que dado que como está muy lejana la plena transportación de la carga por ferrocarril, el servicio carretero debe extremar las precauciones y propender a una baja incidencia de accidentes.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA