Cambiemos quiere echar a De Vido, pero no tiene los votos

El martes se firmará el dictamen para impulsar la destitución del ex ministro K. El miércoles sería la sesión y se necesitan dos tercios de los votos para echarlo.

Cambiemos está tratando de juntar la mayor cantidad de votos para echar a Julio de Vido de la Cámara de Diputados. Pero la bancada kirchnerista, que defiende al multiprocesado ex ministro, por estas horas está más cerca de conseguir su propio número, 86 sobre 257, para impedir la expulsión.

La votación se anticipa cerrada en la sesión especial del miércoles próximo, cuando las ausencias y las abstenciones, y la postura de los bloques menos numerosos, serán clave.

Con todo, Cambiemos afronta las negociaciones con tranquilidad: sea cual fuere el resultado, entienden obtendrán un rédito político. Si vencen, porque habrá conseguido echar al funcionario ícono de la corrupción kirchnerista, a juzgar por las más de cien querellas que hay en su contra en los tribunales.

Si pierde, porque a los ojos del electorado los diputados oficialistas quedarán distinguidos de quienes votaron “a favor de la impunidad”.

Algunos diputados oficialistas, inclusive, sostienen off the record que la expulsión de De Vido puede ser lo más beneficioso para el kirchnerismo, porque el ex funcionario no sólo tendrá margen para seguir acusando al gobierno de Mauricio Macri de perseguirlo sino que también podrá apelar la decisión de excluirlo ante la Justicia.

El artículo 66 de la Constitución nacional dice que “cada cámara podrá con dos tercios de votos corregir a cualquiera de sus miembros por desorden de conducta en el ejercicio de sus funciones o removerlo por inhabilidad física o moral sobreviniente a su incorporación, y hasta excluirle de su seno”.

El bloque Frente para la Victoria-PJ, que responde directamente a la ex presidenta Cristina Kirchner, resalta que De Vido no está condenado en ninguna investigación y que las más de cien denuncias que tiene por hechos de corrupción fueron abiertas durante su gestión como ministro de Planificación (2003-2015), antes de asumir como diputado y no por delitos sobrevinientes.

Cambiemos, por su parte, subraya que la Cámara de Diputados dispone de una facultad disciplinaria y soberana de expulsión de uno de sus integrantes y que, en el caso de De Vido, ese centenar de causas -entre las que destacan procesamientos y la elevación a juicio oral de la investigación del accidente de Once, que provocó la muerte de 51 personas- lesiona la honorabilidad del cuerpo, por indignidad.

En el medio están el massismo, con quien Cambiemos acordó promover la expulsión, y el Bloque Justicialista, que se sumaría al dictamen de mayoría que emitirán el martes en la comisión de Asuntos Constitucionales y que será debatido en sesión el día siguiente.

También acompañarán la expulsión los ocho del interbloque Progresistas (Margarita Stolbizer, el socialismo y Libres del Sur), los radicales tucumanos Teresita Villavicencio y Juan Casañas, los schiarettistas Andrés Guzmán y Ramón Bernabey, el conservador salteño Alfredo Olmedo, el sanluiseño Claudio Poggi, ex hombre de los hermanos Rodríguez Saá y ahora principal candidato de Cambiemos para las legislativas.

Si estuvieran presentes los 257 diputados, Cambiemos reunirá 154 votos, 18 menos que los que necesita para los dos tercios. Pero se descuenta que la asistencia no sólo no será perfecta, sino que puede haber ausencias notables.

Cerca de zafar

Los que rechazarán la expulsión de De Vido son los 73 diputados del Frente para la Victoria-PJ (incluido Carlos Heller, que tiene bloque propio pero es aliado), los cinco del Peronismo para la Victoria (Movimiento Evita) y el canillita Omar Plaini.

Es decir, 79 votos, aunque sólo llegarán a 78 debido a la ausencia segura de la santafesina Josefina González, que está en recuperación debido a un accidente automovilístico. Para bloquear la expulsión necesitan 86.

Los que todavía no han expresado sus posiciones son 24 diputados: los seis del Frente Cívico por Santiago (responden al senador y exgobernador radical K Gerardo Zamora), los cuatro del interbloque Juntos por Argentina (del ex massista Darío Giustozzi), los cuatro trotskistas, los tres de Compromiso Federal (que responde a los Rodríguez Saá, ahora aliados de Cristina Kirchner), los tres del Frente para la Concordia Misionero (del ex gobernador Maurice Closs) y los monobloques que integran Alcira Argumedo, Héctor Daer, Graciela Caselles y Sandro Guzman.

Rebeldía e incomodidad

Pero en los rebaños hay ovejas negras y el caso de la expulsión a De Vido no será la excepción. Trascendió que en el interbloque federal Unidos por una Nueva Argentina (UNA), que lidera Sergio Massa, los diputados Felipe Solá y Horacio Alonso no están de acuerdo con echar a De Vido.

En el bando de los que defienden a De Vido también les resulta complicado votar a favor del ex funcionario a algunos integrantes del Movimiento Evita, que acompaña la candidatura a senador de Florencio Randazzo, contra Cristina Kirchner.

El Movimiento Evita, con sus cinco diputados, se fue del FPV-PJ hace exactamente un año para formar su propio bloque, Peronismo para la Victoria; y el motivo de su salida fue justamente un escándalo de corrupción: las valijas de José López, ex secretario de Obras Públicas y mano derecha del diputado De Vido.

Ausencias y abstenciones serán clave

Las ausencias harán más ruido que silencio. Los misioneros, liderados por el ex gobernador kirchnerista Maurice Closs, podrían no participar de la sesión del miércoles.

Fue la actitud que adoptaron hace un año, cuando la Cámara de Diputados aprobó permitirle a la Justicia allanar el domicilio de De Vido en una causa por enriquecimiento ilícito.

A su vez, el trotskismo por estas horas no ha unificado una postura y está más cerca de abstenerse.

En la votación del miércoles, las abstenciones no le convienen a Cambiemos, porque se cuentan los dos tercios de los votos de los presentes. Si hay más presentes, más votos deberán juntar. A Cambiemos lo favorecen mayormente las ausencias.

También están más cerca de la abstención los sanluiseños, pero en los pasillos del Congreso dicen que “con los Rodríguez Saá nunca se sabe”. Además, en esta elección están aliados a Cristina Kirchner.

Una gran incógnita es qué harán los santiagueños: son seis y están liderados por el senador y exgobernador Zamora.

El radical K tiene a su esposa, Claudia Abdala, gobernando Santiago del Estero y por lo tanto necesita del Gobierno nacional para el envío de recursos económicos. Pero esos votos también valen.

Los próximos tres días saldrán humo y chispas de los celulares.

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