Cálidos refugios invernales

Construidos en cualquier sitio en uso o desuso de la vivienda, los jardines de invierno aportan comodidad y estética a tus ambientes.

Para pasar tiempo en las zonas de la casa donde mejor se aprecia la naturaleza, es una buena idea contar con áreas cubiertas o semicubiertas, como un jardín de invierno. Si se cuenta con algún espacio al aire libre, como puede un porche, un patio o terraza, sin importar sus dimensiones, se puede lograr un espacio agradable, funcional y cómodo.

Su principal utilidad está orientada a aprovechar al máximo estos lugares, convirtiendo lo que previamente sería un espacio vacío, en un nuevo ambiente de tu hogar Según las actividades que se pretenda desarrollar se pueden integrar muebles adecuados, plantas y otros accesorios, para sacar el máximo partido a cada ambiente.

Facilmente adaptables a tus necesidades, los jardines de invierno pueden ser comunes, o de alta hermeticidad, con carpinterías especiales de aluminio. Su precio es también adaptable, mientras que lo único no cambiante en ellos es que se trabajan en obra seca, sin roturas ni albañiles.

Para el caso de los muebles, se recomienda incorporar aquellos fabricados en materiales que requieren poco mantenimiento y sean prácticos, como el ratán o la fibra sintética. Es muy práctico disponer sombrillas, toldos o techos, para cubrir muebles y otros accesorios decorativos o herramientas de jardinería.

Un jardín de invierno puede ser un entorno perfecto para almacenar herramientas y otros elementos de uso permanente en el jardín, y principalmente, para proteger las plantas de las inclemencias climáticas. Estos ambientes se prestan para colocar muebles, pues una mesa pequeña y algunas sillas serán perfectos compañeros de tardes de lectura, de charlas, o meriendas compartidas.

Las soluciones para decorar estos jardines de invierno y porches pueden ser muy simples. Añadiendo faroles, agrupando macetas y jardineras, completando los asientos con cojines coloridos, un mueble, como un armario con puertas de cristal o una estantería, que permitan dejar a la vista las piezas allí guardadas, pueden ser ideales para exponer una colección de vajilla o loza vintage, por ejemplo, latas, libros, entre otros.

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