Calidez y luz, aspectos cruciales

Claves para encontrar el hogar ideal, para padres o abuelos, cuando no podemos cuidarlos en casa.

La primera impresión es la que cuenta. También a la hora de elegir una residencia para la tercera edad. Al ingresar en el lugar, uno debe tener la impresión de que el sitio “invita” a estar allí. La limpieza y la luminosidad son cruciales pero también encontrar un interlocutor seguro y eficiente.

Al elegir una residencia para mayores hay que tomarse tiempo y sopesar las necesidades individuales. Para algunas personas es fundamental estar en un barrio conocido o cerca de los familiares. Para otras será más importante poder llevar alguno de sus muebles o hasta una mascota.

También es necesario tener en cuenta el estado de salud de la persona, ya que quienes tengan un muy buen estado físico tendrán otras expectativas que alguien que requiere de mayores cuidados.

Si alguien está muy bien, preferirá un sitio en el que se ofrezcan actividades, alguna excursión o hasta cafés y tiendas a las que se pueda ir.

Una vez que están aclaradas las preferencias, puede iniciarse la búsqueda concreta. La primera exploración puede hacerse a través de internet y, una vez que se haya aplicado un primer filtro, puede darse el próximo paso: visitar los lugares prestando plena atención.

La amabilidad y simpatía del personal hace una gran diferencia. Los especialistas recomiendan no hablar únicamente con el director del sitio, sino también con quienes residen allí o con los ayudantes, a quienes se les puede preguntar cómo suele desarrollarse un día de la semana y si se ofrecen ejercicios o caminatas.

Algo poco alentador suele ser cuando uno entra en una residencia y ve a todos sentados en fila, ya que podría ser un indicador de que se ofrecen pocas actividades.

También es importante que se pregunte a cada persona qué quiere hacer, cuáles son sus costumbres, y que esos hábitos se tengan en cuenta a la hora de diagramar su estadía.

Otro indicador es el recambio de personal que suele haber en un lugar. Si la fluctuación es alta, puede que no haya un buen clima de trabajo y que los equipos no funcionen tan bien. Además, es interesante saber cuál es la especialidad del personal y si aspiran a hacer cursos de perfeccionamiento.

Si uno busca una residencia especializada en personas que sufren demencia, es importante preguntar con qué concepción se trabaja y cómo se aplica en concreto. Allí es fundamental saber cómo cubre la institución las necesidades de los pacientes y qué tipo de personal emplea.

Además, en esos casos también debe averiguarse si existen horarios de visita y si el sitio dispone de un servicio organizado de traslados a los consultorios médicos.

Por último, un detalle no menor: compartir algunas comidas en el lugar también transmite una impresión cabal de cómo se vive allí.

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