Boqueteros roban jugoso botín a una cuadra de una subcomisaría

Una banda ingresó por los techos a un local de electrodomésticos en Los Barriales, Junín y en menos de diez minutos, escaparon con dinero, televisores y otros artículos.

Una banda de boqueteros ingresó por los techos a un local de electrodomésticos en Los Barriales, Junín y en menos de diez minutos, escaparon con dinero, televisores y otros artículos. El local queda a solo una cuadra de la subcomisaría y los policías no llegaron a tiempo pese al llamado de la encargada del local. No hay detenidos.

“Hicieron un agujero grande porque quitaron tres de las chapas del techo y por donde se mandaron. Del negocio se llevaron lo que encontraron a mano y también unos $50.000 en efectivo que había en la caja”, explicó Federico, uno de los encargados del local de venta de electrodomésticos y ropa deportiva “Luciana Hogar”, que está en la esquina de San Martín y Soler, frente a la plaza de Los Barriales; al otro lado de la plaza queda la subcomisaría del pueblo.

En unos pocos minutos, los delincuentes se llevaron de todo un poco: seis televisores Led (dos de ellos de 49 pulgadas); dos notebooks, tres celulares y hasta un colchón, según el primer recuento de la mercadería del local. El robo ocurrió cerca de las 3 de ayer y la banda escapó hacia un descampado, tras cruzar un baldío que hay en el fondo del negocio.

-Dicen que andaba un taxiflet y parece que los estaba esperando cerca, como para cargar las cosas del negocio -comentó Jacinto, un vecino que se arrimó hasta la vereda del negocio.

-¿Quién dice? -preguntó el periodista.

-No sé, eso es lo que se escucha comentar acá en el pueblo -se atajó el hombre.

Roberto también es del lugar, vive junto al local de Luciana y cuenta que cerca de las tres de la madrugada, sintió el ruido de las chapas y dice que enseguida comenzó a sonar la alarma: “el robo duró unos pocos minutos, pero calculo que por la cantidad de tornillos que han sacado de las chapas del techo esto les ha llevado más tiempo; me imagino que han venido en las noches anteriores para ir aflojando los tornillos y ahora dieron el golpe”, dedujo el hombre.

Pese a la alta hora de la madrugada había gente tomando fresco en la plaza, más que nada un grupo de amigos que vieron escapar a la banda por el baldío. “Los pibes dicen que eran varios y debe ser cierto nomás, porque calcule que para llevarse todo lo que se han llevado, los ladrones no pueden ser menos de cuatro”, especuló Roberto.

Lo cierto es que cuando la banda se descolgó por el techo hacia el salón, comenzó a sonar la alarma; la empresa de vigilancia que monitorea el equipo llamó por teléfono a la encargada del local y ésta a la subcomisaría: “Le contestaron que debía ser por el viento, que cualquier cosa volviera a telefonear”, explicó Federico.

A los pocos minutos, un segundo llamado a la encargada le advirtió que la alarma indicaba movimientos adentro del negocio y la mujer insistió con la subcomisaría; ahí fue que los policías se arrimaron, pero los delincuentes ya habían escapado.

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