Bienvenidos a los Estados Unidos de Sudamérica

Bienvenidos a los Estados Unidos de Sudamérica
Bienvenidos a los Estados Unidos de Sudamérica

Nunca antes las tres naciones más futboleras de Sudamérica habían estado tan juntas. Nunca antes brasileños, uruguayos y argentinos habían estado más cerca, unidos, alentando al mismo equipo.

A partir de este momento, eso es posible: Messi, Neymar y Luis Suárez se visten ya de azul granate para darnos la bienvenidos a lo más parecido a los Estados Unidos de Sudamérica.

Tuvo que ser el Barça, con sus millones, sus problemas y su atractivo, el que lograra juntar por primera vez a las estrellas de los tres sudamericanos con rivalidades históricas; que suman 9 mundiales y gritan en la misma dirección.

Esta es la primera vez en la historia que los líderes absolutos de la verdeamarela, la celeste y la albiceleste se mezclan  para formar la que puede ser la delantera más peligrosa del mundo.

La apuesta es alta, y cuando logren acostumbrarse a jugar juntos, no hay dudas que maravillarán al mundo. Una inversión de 200 millones en los dos últimos años, más el precio de tener al mejor jugador del mundo lo ha hecho posible.

¿Qué habría pasado si algún equipo hubiese juntado a las estrellas de esos mismos países de otras épocas? ¿Se imaginan a Pelé jugando con Di Stéfano al lado de Schiaffino? ¡Y qué grande hubiese sido ver a Ronaldo con Batistuta y el Chino Recoba! Y pensándolo bien, ¿de qué habrían sido capaces juntos  Maradona, Francescoli y Romario? Ah… (suspiro), qué divertido es fantasear con ello.

Pero lo que hablamos antes no es una quimera, es una realidad desde el debut del charrúa  en el clásico. Desde Barcelona y para todo el mundo, comienza la diversión con el mejor tono sudamericano.

Argentina, Brasil y Uruguay, tan separados en todas sus realidades sociales, políticas y culturales y  ahora tan abrazadas hinchando por el mismo equipo. Una buena oportunidad para adaptar a Paul Auster  afirmando que el fútbol es un milagro que le permitió a Sudamérica odiarse sin destruirse; hasta hoy.

Eso sí, que nadie olvide que el que manda es el narigón de Rosario.

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