Avanza en el país la primera vacuna contra una variedad de la Leishmaniasis

Investigadores de Salta y Tucumán desarrollan la investigación preclínica de una vacuna, hasta el momento con resultados prometedores.

Se trata de la Leishmaniasis Tegumentaria Americana, una variedad de la enfermedad parasitaria. En nuestro país, este mal afecta a trabajadores del campo y es transmitido por una mosca.
 
Se estima que cada año 1,5 millón de personas son víctimas de Leishmaniasis, una enfermedad que en el país tiene mucha incidencia en la zona norte y el litoral. Una de las variantes del mal es transmitida por la picadura de un insecto denominado "mosca de la arena", popularmente conocido como "carachai", "angelito", "plumilla" o "torito", según la zona de Argentina de la que se trate. Un grupo de investigadores de Tucumán trabajan para dar con una vacuna efectiva contra el mal, y junto a pares de Salta estudian los posibles reservorios del parásito. Si bien están en etapa preclínica de investigación, las pruebas que realizan en el laboratorio son alentadoras.
 
La Lesihmaniasis es endémica en los países más pobres y afecta principalmente a las personas menos favorecidas desde lo económico y con menos acceso a los servicios de diagnóstico y tratamiento. Cada año se reportan en el mundo 1,5 millón de casos de este tipo de Leishmaniasis, según datos de la Organización Mundial de la Salud. Es de denuncia obligatoria en Argentina, donde abarca parte de Jujuy, Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca, Chaco, Formosa, Corrientes y Misiones. En Salta, la mayoría de los casos están localizados en los departamentos de Anta, Tartagal y Orán. En Tucumán abarca desde la ruta 38 hacia el oeste, incluyendo parte de los departamentos de Simoca y Monteros hacia el cerro, y en la zona de las Yungas.
 
El equipo utiliza antígenos, que son moléculas capaces de producir una respuesta en el sistema inmune del paciente. Los antígenos se caracterizaron a partir de parásitos obtenidos de pacientes con LTA. Se producen en bacterias que son cultivadas in vitro y luego probadas en animales de laboratorio. Estas bacterias son resistentes a las altas temperaturas, razón por la cual la vacuna sería fácil de distribuir y de aplicación oral.
 
La investigación está encabezada por Diego Marco, experto en biología molecular, del Instituto de Patología Experimental (IPE), dependiente del Conicet y de la Universidad Nacional de Salta (UNSA). Trabaja en estrecha colaboración con profesionales del Instituto Superior de Investigaciones Biológicas (Insibio), de doble dependencia entre el Conicet y la Universidad Nacional de Tucumán (UNT). Los tucumanos están dirigidos por Augusto Bellomío, experto en caracterización de proteínas. También participan por el IPE Leonardo Acuña (doctor en Ciencias Biológicas) y Paola Barroso (doctora en Biología), y por el Insibio, Miguel Fernández de Ullivarri (doctor en Bioquímica).
 
"Tratamos de producir la proteína en una bacteria; luego pasaríamos a una etapa experimental para probar si esa bacteria protege a los animales", detalló Marco. Paola Barroso sostuvo que el tratamiento con Glucantime -la droga por excelencia para esta enfermedad- tiene efectos secundarios y es tóxica. "Nuestro equipo además de investigar una vacuna, también busca desarrollar tratamientos en base al mismo antígeno y a compuestos naturales, que tengan actividad leishmanicida", agregó. El proyecto de investigación está financiado por un subsidio del CONICET.
 
Si los pacientes permanecen sin diagnóstico o sin tratamiento puede derivar en la forma mucocutánea secundaria grave, que es capaz de provocar la muerte. Esta forma de Leishmanisasis puede destruir la mucosa de la nariz, faringe y laringe. La jefa del Servicio de Parasitología de Salud Pública de Tucumán, Juana Oquillas, señaló que entre un 20 y un 30 por ciento de los casos de LTA puede volverse mucocutáneos.
 
La Leishmaniasis Tegumentaria deja úlceras en la piel que si bien pueden cicatrizar en forma espontánea, también pueden devenir en serias lesiones en las zonas afectadas, que se vuelven difíciles de tratar y dejan profundas cicatrices. Oquillas asoció la enfermedad a los trabajos del agricultor, el hachero, el ganadero e, inclusive, al deportista que practica su actividad en Las Yungas.
 
El servicio de Dermatología del Hospital Avellaneda es el centro de referencia en diagnóstico y tratamiento de LTA en Tucumán. Silvia Molina y Adriana Liato de Nógalo -referentes del área y docentes de la Facultad de Medicina de la UNT- explicaron que en esta provincia se denuncian aproximadamente 14 casos por año. Las profesionales vieron con buenos ojos el estudio de una vacuna local para prevenir la enfermedad. Además resaltaron la importancia de que el personal de salud de las zonas más afectadas por la enfermedad, reconozca la sintomatología para un diagnóstico y tratamiento eficaz.

Fuente: Mirada Profesional

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