Armenia recordó el genocidio de 1915

En Ereván, la capital del país, miles de personas, junto a los presidentes Sargsián, Hollande y Putin, conmemoraron el inicio de la masacre a manos del Imperio Otomano que costó la vida a 1,5 millón de armenios. Argentina envió al canciller Timerman.

Armenia recordó el genocidio de 1915
Armenia recordó el genocidio de 1915

Armenia vivió ayer uno de los episodios más conmovedores en su esfuerzo para restaurar su historia. Todo el país, en una cuidada ceremonia con la participación de los presidentes de Rusia y de Francia y representantes de 60 países, recordó el genocidio de más de un millón y medio de miembros de este pueblo ocurrido hace cien años en la etapa final del Imperio Otomano.

La conmemoración bajo la lluvia y por momentos cruzada por un viento helado, se produjo en el memorial de Dzidzernagapert, construido en una colina a media hora de Ereván, donde hay una llama eterna y un gigantesco obelisco de 44 metros que simboliza el renacimiento de este pueblo.

La llegada a pie al lugar del cantante y compositor armenio-francés Charles Aznavour, vital a sus 90 años y desafiando el pésimo clima, rivalizó en el interés de una nube de centenares de periodistas con el arribo de la otra figura fuerte del acto, el mandatario ruso Vladimir Putin.

Después de un minuto de silencio, todos los invitados debieron marchar uno a uno sobre la amplia explanada que lleva a los monumentos, con una ofrenda que era colocada en una enorme flor “No Me Olvides”, el símbolo de este aniversario, que fue llevada por dos soldados a paso de ganso por esa extensa avenida de piedra.

Cerca de ahí se encuentra un museo dedicado al genocidio, que es considerado por los historiadores como el primero del siglo pasado. Pero Turquía, la nación heredera del Imperio Otomano, niega con insistencia la existencia de un plan de exterminio como el que se denuncia.

Los armenios edificaron junto al memorial una exhibición permanente de fotografías realizadas hace cien años por el alemán Armin Wegner, testigo de excepción de la masacre cuando servía como soldado y médico en Siria y Mesopotamia durante la Primera Guerra Mundial, como una de las evidencias de aquellos horrores.

Durante su discurso, el presidente de Armenia, Serzh Sargsián, reiteró ese concepto al sostener que la aniquilación hace un siglo de millón y medio de armenios fue un genocidio planificado por los líderes políticos y militares del Imperio Otomano.

“Los armenios fueron deportados y aniquilados según un plan estatal con participación directa del Ejército, la Policía, otras instituciones estatales y grupos de criminales liberados específicamente con ese fin”, dijo.

Recordó que el 24 de abril de 1915 comenzó “uno de los crímenes más graves del siglo XX”, en el que “en torno a millón y medio de seres humanos fueron exterminados sólo por ser armenios”.

Un par de docenas de países en todo el mundo, entre ellos Argentina, que estuvo representada por el canciller Héctor Timerman, han reconocido la existencia de ese crimen, dotándolo de ese nombre. Ankara sostiene, en cambio, que el número de muertos fue mucho menor, cercano al medio millón, pero que se trató de sólo “daños colaterales” de la Primera Guerra Mundial.

Esta semana, por primera vez en la historia, el presidente de Alemania, Joachim Gauck, se sumó a los denunciantes del genocidio armenio, y pocos días antes también lo hizo el Parlamento de Austria. Turquía, en protesta, llamó a su embajador en ese último país pero aún no se ha expedido sobre la decisión de Berlín, uno de los aliados más importantes de Ankara.

Los armenios esperaban un temperamento similar condenatorio por parte del presidente norteamericano Barack Obama, quien en su período como senador demócrata había defendido enfáticamente la necesidad del reconocimiento. Sin embargo, el mandatario norteamericano rechazó hacerlo aparentemente para no aislar a Turquía.

Sargsián rememoró que justo en un mes de abril comenzaron también tanto el Holocausto judío a manos de los nazis y los genocidios de Ruanda y Camboya, y llamó a prevenir la repetición de esos crímenes detrás de la idea que sólo podrá lograrse el objetivo si se rompe el negacionismo.

El mandatario ruso, aliado militar y comercial central de Armenia, afirmó que cientos de miles de armenios salvaron sus vidas al encontrar refugio en territorio ruso. “Fue justamente la diplomacia rusa la que logró la condena internacional de la violencia contra el pueblo armenio.

Ahora, estamos de luto al igual que el pueblo armenio”, proclamó. Pero aprovechó para denunciar lo que en su criterio es una nueva “rusofobia” contra su país en alusión a las sanciones y condenas por la supuesta participación del Kremlin en los episodios de Ucrania.

Al mismo tiempo, no muy lejos de Armenia, en el estrecho de los Dardanelos, el presidente turco Recep Erdogan encabezaba los actos por el centenario de la batalla de Galípoli (ver aparte). El mandatario hizo coincidir la fecha este año con la del 24 de abril en una aparente intención de restar protagonismo a la conmemoración en Erevan.

Durante el acto en Ereván, con voz pausada habló Aznavour en estos términos: “Eso es pasado, ahora estamos en el siglo XXI y hay que mirar a las cosas desde otro punto de vista. Nuestras dos naciones tenemos muchas cosas en común y es hora de que reconozcamos todo lo que pasó entre nosotros, superar ese obstáculo y avanzar hacia adelante”.

Recordó que su madre perdió a todos sus parientes. Pero sostuvo: “Mi madre no odiaba a los turcos. Siempre decía que entre los turcos también había buena gente... Hay que destacar que en Turquía hay gente que reconoce este hecho”.

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