Apresan a los padres de un nene enfermo de cáncer

La pareja, desesperada porque en Southampton no le querían dar un tratamiento costosísimo, retiró al chico de 5 años del hospital y se lo llevó a Málaga.

Apresan a los padres de un nene enfermo de cáncer
Apresan a los padres de un nene enfermo de cáncer

El drama de Ashya King y su familia se agudiza, en un caso sensible que pone en discusión el vínculo entre autoridad paternal, los recursos del NHS -el servicio de salud británico-, sus prioridades presupuestarias y los tratamientos disponibles en Gran Bretaña para un chico con un tumor canceroso tipo 4, la policía y la Justicia.

Los padres del chiquito británico de 5 años, con un cáncer cerebral, que lo retiraron del hospital de Southampton sin el consentimiento de los médicos que lo trataban, fueron detenidos en Málaga el sábado por la tarde, esposados, encarcelados y ayer les negaron la libertad, en una audiencia de extradición en Madrid, que continuará hoy.

Ayer a la tarde se supo que los padres querellarán penalmente a los médicos y al hospital de Southampton y que resistirán la extradición. Su abogado defensor en España cree que serán dejados en libertad en las próximas 48 horas.

Su hijo enfermo fue trasladado a un hospital infantil malagueño por la policía española, ante una orden de detención europea emanada de la policía de Hampshire, bajo el cargo de “negligencia” y analizada por la procuración judicial de la corona británica antes de ser solicitada. Los siete hermanos del chico enfermo, que no habla ni camina, no pueden ver a Ashya, que está bajo guardia policial.

A sus padres no los autorizaron a ver a su hijo, en un affaire que divide y escandaliza a Gran Bretaña. Un juez británico puso ayer a Ashya “bajo protección judicial” y le quitó a sus padres la autoridad paternal. La abuela del chiquito enfermo acusa a las autoridades de tratar a su familia como “secuestradores” cuando el niño se está muriendo.

Cuando la búsqueda de Ashya se transformó en un cacería europea, con la amenaza de que estaba "en peligro de muerte" si no entraba el mismo sábado a un hospital, un video de Brett King, el padre de Ashya, explicó las razones de esa partida precipitada en ferry hacia Francia con toda su familia. Sacó a su hijo del hospital, que está legalmente permitido si no hay una orden judicial que lo impida, para tratar a su hijo en Europa con " terapia de protones ", un tratamiento que el servicio de salud británico no aplica pero es común en Suiza, Estados Unidos y República Checa, para chicos con un tumor cerebral. Viajaba a España para vender su casa de vacaciones y poder pagarlo.
El tratamiento con protones es menos invasivo que la quimioterapia o los rayos y produce menos efectos secundarios.

En el video, Brett King tiene a su hijo en sus brazos y a su lado se ve, en perfecto funcionamiento, el aparato que alimenta a Ashya, los remedios y todos los elementos que los médicos temían que se agotaran y la familia había comprado antes de su partida. El chiquito apareció relajado y moviendo sus piernas.

El padre de Ashya dijo que decidieron partir al continente. Los especialistas en Southampton no escuchaban sus pedidos de información y lo habían amenazado con impedirle judicialmente el acceso al hospital a él y su mujer. Explicó sus largas discusiones con el oncólogo que trataba a su hijo, que se negaba a utilizar la terapia de los protones que se utiliza en los países europeos, pero que en el NJS británico sólo está autorizado para cáncer de ojos porque es muy caro, según las consideraciones del servicio de salud.

“Ellos iban a conseguir la orden judicial de protección, lo que significa que en su más oscura, profunda hora, yo no voy a estar allí para cuidarlo, ni mi esposa. Ellos nos iban a impedir entrar a la sala. Es tan cruel el sistema que decidí comenzar a buscar los protones yo mismo. Nosotros queremos que nos dejen en paz. Él está muy enfermo. Yo no vuelvo a Gran Bretaña salvo si tengo el tratamiento que yo quiero”, dijo King , desafiante. Segundos después de filmar este video, la policía se los llevó presos, junto a su esposa. Él gritaba: “El mejor tratamiento para Ashya”.

Al conocerse el video, una polémica estalló en Gran Bretaña, con acusaciones a la policía de interferir en la vida privada de una familia que sufría una tragedia. La policía transfirió la responsabilidad por su acción al hospital de Southampton, que reclamó que lo buscaran con esos argumentos médicos.

Caso testigo que irá a la Corte europea

La diputada Janice Artkinson, de la oposición conservadora, dijo que ella escribirá a la ministra del Interior Teresa May para que contacte a las autoridades españolas y que los padres de Ashya sean inmediatamente liberados. “Este chiquito necesita a su mamá todo el tiempo. Tiene cinco años, probablemente no habla español, y está acostado en una cama angustiado”, dijo. Después preguntará al inspector de la policía de Hampshire “por qué no hace un pedido de disculpas por haber sido pro activo en la búsqueda del chiquito”.

El caso es tan escándaloso que hasta el primer ministro David Cameron intervino. “Yo pienso que la gente en el país comprende y se conmueve por la grave enfermedad que Ashya sufre. Antes que nada, la prioridad debe ser que él reciba el mejor y más apropiado tratamiento médico. Por supuesto yo estoy seguro de que cada padre quiere lo mejor para su hijo”.

El problema para las autoridades británicas es que la familia King no violó la ley cuando sacó a su chiquito del hospital. Los padres pueden removerlo por su propia voluntad, salvo si hay una orden judicial que lo impida. Esa orden no existía en ese momento. Un hospital va a exigir una orden a un tribunal si los padres rechazan su consentimiento para un tratamiento médico pero no fue el caso de los King. Una orden se emite después de largas discusiones entre los padres y el hospital, y sólo si el hospital considera que, como resultado de las acciones de los padres, el chico está en riesgo.

El doctor Jiri Kubes, un oncólogo checo especialista en el tratamiento de protón, dijo que el chiquito puede ser tratado en pocos días en su país si un pedido es hecho por sus médicos. El tratamiento cuesta 20.000 euros en el continente europeo pero 150.000 euros en Gran Bretaña.

El caso va a terminar en la Corte de Derechos Humanos Europea y las acciones de la policía y el hospital van a ser examinadas. Será un “leading case” (caso testigo) como se llama en la Justicia.

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