Antecedentes fallidos de los intentos para limitar la eternización

Por un cúmulo de razones, una y mil veces se dijo que no es positivo que una misma persona se mantengan en el “poder” durante mucho tiempo. Además de la nacional, cada provincia tiene su propia Constitución y la nuestra no limita la cantidad de veces que un intendente puede presentarse para ser reelecto.

“Los intendentes serán elegidos directamente por el pueblo de los respectivos municipios por simple mayoría de los votos válidos emitidos, pudiendo ser reelectos”, dice el artículo 198 de la Carta Magna. Así es ahora y, al menos por este año, no habrá ningún cambio.

Pero sí, cabe recordar, hubo un intento de reforma tiempo atrás. Fue en 2007 cuando se sancionó la ley 7.814 y la modificación al artículo 198 limitando la reelección indefinida a una única posibilidad de reelección. Pero esto debía ser ratificado por la ciudadanía en las legislativas que hubo en 2009.

Y fue allí cuando surgió el problema que, finalmente, determinó que no se implementara ningún cambio. Los memoriosos recordarán que ese año, al entrar al cuarto oscuro, además de la boleta con la candidatos había una (separada, vale la aclaración) que decía “SI” y otra que decía “NO”.

“Quienes tuvieron la responsabilidad de implementar el referéndum popular para que el pueblo se expidiera no fueron responsables. La reforma no se publicitó lo suficiente; no existió doble urna para que pudieran tomar conciencia de la elección, ni se permitió la adición del ‘SI’ o el ‘NO’ a la boleta de los partidos. No obstante, más del 52% de los votantes (475.173 votos sobre un total de 912.703) se expresó por el ‘SI’ y poco más del 10% (alrededor de 95.000 votos), por el ‘NO’”, explica detalladamente el senador Gustavo Cairo (Pro).

Es que el legislador intentó, también sin éxito, proponer en 2012 nuevamente que se limitara la reelección a través de un proyecto de ley. El artículo uno de su iniciativa simplemente agrega “pudiendo ser reelectos por un solo período consecutivo” al artículo 198. “Presenté el proyecto pidiendo la enmienda.

Me lo plancharon igual que fracasó hace unos años cuando la mayoría del electorado dijo que estaba de acuerdo con reformarla. Los dos partidos mayoritarios jugaron a que no se reformara. Se negaron a que hubiera una urna especial, con lo cual mucha gente se olvidó de votar. No alcanzó la mitad más uno del padrón, como exige el fallo Kemelmajer, y no se dio por aprobado”, recuerda Cairo.

En el PJ, una voz en off desde el Senado, también reconoce que fueron su partido y la UCR los que impidieron limitar el poder de los caciques.

“Cuando salió la enmienda no se la militó, no se la difundió, absolutamente nada se hizo. Fue un especie de boicot silencioso y progresivo. Se hizo a propósito todo una campaña para que no saliera”, dice un oficialista. Mientras que el senador Juan Carlos Jaliff (UCR) culpa al en ese entonces gobernador, Celso Jaque.

“Nunca se animó a proclamar la reforma de la Constitución. Jaque tuvo presión de los intendentes y no la promulgó nunca. Nosotros se lo pedimos pero nunca cumplieron. La mayoría del pueblo votó para que se reforme. La ley que dictaba la enmienda fue votada por todos los partidos”, afirma Jaliff.

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