Amistad un lazo invisible y vital

En revista ClubHouse analizamos, a través de profesionales, el fenómeno de la amistad. Cómo acrecentarlo y alimentarlo para mantenerlo vivo.

Por Zulema Usach

Es un vínculo esencial para la vida de las personas. Para mantenerlo a salvo y en medio de “urgencias” cotidianas, es primordial alimentarlo mediante acciones positivas que demuestren el interés por la otra persona.

No sólo porque son testigos de lo bueno o malo que puede suceder en el devenir personal sino porque constituyen una pieza clave de la vida emocional. De hecho, lejos de ser indiferentes a cada sujeto, los amigos ocupan un papel fundamental dentro del universo afectivo y son casi tan elementales como los procesos que –desde el punto de vista orgánico – permiten que el corazón siga latiendo.

Así es. Inclusive, especialidades como la psicología han analizado este trascendental espectro de la vida humana concluyendo, ante todo, que los seres humanos son sociales. Esto implica que al igual que el resto de los mamíferos, la relación con otros seres de la misma especie sea fundamental para el desarrollo adecuado.

Aparece en este sentido, el concepto de vínculo de apego. Explica el psicólogo Daniel Venturini que este lazo invisible y primordial para la subsistencia, se nutre en el interior de cada ser ya desde la vida intrauterina y, más tarde, va creciendo en la relación amorosa que se da entre padres e hijos. "Todos los seres humanos necesitamos este vínculo de afecto para vivir. Su carencia puede conllevar a trastornos mentales severos, depresiones graves e inclusive, la muerte de una persona", indica el especialista y hace énfasis en investigaciones y referentes teóricos que a lo largo del tiempo han fundamentado su análisis.

"TODOS LOS SERES HUMANOS NECESITAMOS ESTE VÍNCULO DE AFECTO PARA VIVIR. SU CARENCIA PUEDE CONLLEVAR A TRASTORNOS MENTALES SEVEROS, DEPRESIONES GRAVES E INCLUSIVE, LA MUERTE DE UNA PERSONA".

Ahora bien. Si el afecto, el amor y el sentido de pertenencia a un grupo son necesidades que se van satisfaciendo en las diferentes etapas de la vida, (algo así como el alimento diario), ¿cuál es el rol de la amistad?. "Los buenos amigos nos brindan contención afectiva, crecimiento espiritual y personal; bienestar emocional", destaca el director del Centro de Estudios Psicología Cognitiva y director del sitio web "Decidir Vivir Mejor".

Claro que para generar y mantener vivas esas relaciones fundamentales, factibles de surgir en cualquier etapa de la vida y permanecer en el tiempo, es necesario “alimentar” los vínculos, darles el sustento necesario. En el mes de julio, cuando se celebra el Día del Amigo y más allá de los convencionalismos o “comercialismos”, pareciera un buen momento para pensar nuestras acciones en torno a quienes consideramos nuestras amistades.

EN EL MES DE JULIO, CUANDO SE CELEBRA EL DÍA DEL AMIGO Y MÁS ALLÁ DE LOS CONVENCIONALISMOS O "COMERCIALISMOS", PARECIERA UN BUEN MOMENTO PARA PENSAR NUESTRAS ACCIONES EN TORNO A QUIENES CONSIDERAMOS NUESTRAS AMISTADES.

Algo más que un whatsapp

En épocas en que el tiempo parece diluirse entre obligaciones cotidianas, el consejo saludable de los especialistas es siempre hacer un lugar en la agenda para saber cómo está esa amiga o amigo tan querido y encontrar el momento para coincidir y verse cara a cara, abrazarse y lograr una charla cercana. Sobre todo, porque la riqueza en el intercambio intrapersonal y presencial es más intensa que si la relación se extiende demasiado en el tiempo de manera virtual. Es que si se trata de un amigo o amiga que conocemos en profundidad, el sólo ver su expresión nos dará, por ejemplo, una pauta de su estado emocional. Esas “otras lecturas” de la comunicación cara a cara son las que suelen perderse, por ejemplo, con los mensajes de wathsapp.

Así, en tiempos en que las redes sociales parecen facilitar la cercanía, no hay que olvidar que el encuentro persona a persona no es reemplazable y, de hecho, desde el punto de vista vincular, la calidad no será la misma. Venturini explica este aspecto con un ejemplo sencillo: "No es lo mismo enviarle a mi amigo un emoticón al teléfono a juntarme a tomar un café, preguntarle cómo está y abrazarlo", reflexiona el especialista.

Así y todo, cuando por diferentes motivos – la lejanía geográfica puede ser uno- los amigos no tienen la posibilidad de verse de manera frecuente, una buena recomendación para demostrar interés y afecto, explica Gómez, es tomar acciones positivas hacia el otro.

"LA RIQUEZA EN EL INTERCAMBIO INTRAPERSONAL Y PRESENCIAL ES MÁS INTENSA QUE SI LA RELACIÓN SE EXTIENDE DEMASIADO EN EL TIEMPO DE MANERA VIRTUAL".

"Un llamado telefónico de manera frecuente para saber cómo está nuestro amigo o amiga puede colaborar a alimentar el vínculo, aunque esto no sea todo", asegura el psicólogo y destaca que con cada amigo/a se comparten aspectos de vida, momentos y niveles de confianza distintos.

Por eso, él hace la diferencia entre conocidos (con quienes se comparten diálogos superficiales), amigos (con quienes se comparten diferentes temas, pero que a veces no es posible ahondar demasiado) y los amigos íntimos (aquellos que son “contados con los dedos de la mano” y con los que se comparte el máximo nivel de profundidad y confianza).

Venturini, por su parte, destaca que estos vínculos van surgiendo a lo largo de cada etapa. Así, están los amigos del barrio, los de la escuela primaria, los de la universidad. "Con cada grupo la persona ha compartido diferentes aspectos de su crecimiento y, por eso, muchas veces el lazo es tan fuerte que se mantiene a lo largo de la vida, mientras que en otros casos el contacto se pierde porque simplemente cada uno tomó rumbos distintos y no volvieron a relacionarse. Lo cierto, destaca Gómez, es que los buenos amigos son aquellos que nos brindan contención afectiva; colaboran a nuestro crecimiento personal y espiritual y encontramos en ellos bienestar emocional. Son ellos/ellas, quienes sin tener mayor interés que el estar cerca y ser un apoyo esencial, pueden tener una actitud más objetiva, centrada en la reflexión y sobre todo, en la comprensión. "Esto hace que los amigos y amigas puedan tener una mayor capacidad de escucha sin juzgamiento", analiza el psicólogo para responder al interrogante acerca de por qué la relación de amistad –aunque comparte el terreno de los afectos junto a la pareja, padres o hermanos- es específica y no se reemplaza.

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