AMIA: la indiferencia oficial, un nuevo desatino

El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, justificó la ausencia, por tercer año consecutivo, de la Presidenta a los actos en conmemoración del atentado terrorista a la AMIA con una excusa increíble. Así, en la última década, se ha ido deteriorando cada vez m

La Argentina recordó una vez más el trágico atentado terrorista contra la sede de la AMIA, en Buenos Aires, del que se cumplieron 20 años.

La ceremonia frente al reconstruido edificio de esa entidad mutual no contó nuevamente con la presencia de las principales autoridades de nuestro país.

En el caso puntual de la presidente de la Nación, la última vez que asistió fue en julio de 2011. Luego, por distintas circunstancias, se fue produciendo un cada vez más acentuado distanciamiento entre el Gobierno y la comunidad judía en el país.

En este caso, quien salió a justificar la ausencia presidencial en la ceremonia del viernes pasado fue el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich.  Explicó el funcionario que la jefa de Estado no concurrió por tener que recibir ese mismo día a su par chino, Xi Jinping.

El dato no dejó de sorprender puesto que la cumbre presidencial fue por la tarde, a las 17, mientras que la ceremonia de la AMIA se realizó, como todos los años, a la hora en que se produjo el atentado terrorista, por la mañana minutos antes de las 10.

La poco convincente excusa que dio el jefe de Gabinete sobre la ausencia presidencial tal vez tenga justificación en la errática política del kirchnerismo en estos años con respecto al luctuoso suceso producido en el 18 de julio de 1994.

Luego de un comienzo de fervoroso respaldo a todo lo que pudiese contribuir al esclarecimiento del hecho a través de la Justicia, el kirchnerismo fue cambiando de posición hasta llegar al extremo de tensar la relación con la polémica firma del llamado memorando de entendimiento con Irán, que fue denunciado por “inconstitucional” tanto por la AMIA como también por la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), convenio que el gobierno kirchnerista continúa  defendiendo.

Precisamente fue el propio Capitanich, al justificar la ausencia de Cristina Kirchner en el acto, quien defendió el brusco viraje de la política oficial en el tema, que llevó al Ejecutivo el año pasado a firmar un pacto con las autoridades iraníes para que fuera el país asiático el encargado de investigar a los acusados de planificar el ataque, provenientes todos de sus propios estamentos  religiosos, diplomáticos y políticos y la mayoría de ellos con pedidos de captura internacional.

Debe recordarse que dicho acuerdo finalmente quedó trunco porque el Parlamento iraní nunca lo refrendó y en la Argentina fue rechazado por la comunidad judía, mientras que la Justicia lo anuló y declaró inconstitucional. Ahora la oposición salió a reclamar su derogación lisa y llana.

El ciclo de los gobiernos que encabezaron Néstor Kirchner y Cristina Fernández tiende a finalizar con una relación pésima y traumática con la comunidad judía argentina similar al que tuvo la gestión de Carlos Menem.

Lo lamentable es que en este caso todo obedece a injustificados cambios de rumbo en materia de política internacional. Valga como ejemplo el citado memorando con Irán, que afortunadamente no llegó a ponerse en práctica en virtud del desatino con que se gestó.

El atentado a la AMIA no solo fue un golpe a la comunidad judía. Significó un duro ataque a la Argentina en su conjunto. Con 20 años de impunidad, lo mínimo que se podía exigir de las máximas autoridades políticas era romper la indiferencia para recomponer una relación absurdamente deteriorada.

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