Alojzy Fros: “Eliminaban prisioneros con una inyección al corazón”

Sobrevivientes de los campos de exterminio de Auschwitz siguen librando batalla por la paz a 70 años del fin de la Segunda Guerra Mundial.

Los sobrevivientes de los campos de exterminio de Auschwitz, en Polonia, que Francisco saludó ayer, siguen librando batalla por la paz a 70 años del fin de la Segunda Guerra Mundial.

“Quiero que hable de la paz en el mundo. Es que Francisco es demasiado bueno. El amor por el prójimo es una cosa, pero se necesita el castigo por los pecados”, sostiene Walentyna Nikodem, nacida en 1922, tatuada con el número 8737.

Deportada en julio de 1942 a Auschwitz con la madre (que murió en el campo de concentración), permaneció allí hasta 1944, de donde fue trasladada a Flossenburg, para ser liberada en 1945.

Para Alojzy Fros, detenido en abril de 1943 por conspiración, el Papa debe hablar de los refugiados. “Me gustaría que el Papa me diga qué piensa de verdad sobre la situación en Polonia, en Europa, sobre los refugiados”, dice.

Fros, que en diciembre cumplirá 100 años, autor del libro “Mi historia”, pasó los primeros dos meses de detención en la enfermería de Auschwitz. Recordó haber visto entonces una puerta entreabierta con una pila de cuerpos humanos desnudos amontonados unos sobre otros como en una fábrica.

“Después supe que eran prisioneros considerados no aptos que habían sido eliminados con una inyección al corazón”, rememoró consternado. “Cuando cierro los ojos aún veo esa imagen. No la olvidaré jamás”, confiesa.

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