Alertan por los impactos de la soja en la provincia

Ya hay cultivos experimentales en San Rafael, Lavalle y Santa Rosa. Su afección al suelo, la flora, la fauna y la salud humana son las principales consecuencias negativas.

Alertan por los impactos de la soja en la provincia
Alertan por los impactos de la soja en la provincia

Junto con Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires, Entre Ríos, Santiago del Estero, Formosa, Chaco, Corrientes, Misiones y parte de Salta, Tucumán, Catamarca, San Luis, La Pampa, La Rioja, Río Negro y Jujuy, Mendoza podría convertirse en un nueva provincia sojera. Es que desde hace dos años empresarios del rubro han comenzado a plantar cultivos experimentales de esta oleaginosa en San Rafael, Santa Rosa y Lavalle.

Así los productores de soja, que ya ocupan 60% de la extensión sembrada de todo el país, parecen ir por más al buscar cultivarla bajo riego en zonas tradicionalmente no aptas por la baja cantidad de precipitaciones anuales.

Ante este panorama especialistas remarcan los impactos negativos que este monocultivo en el suelo, la flora, la fauna y en la salud de las poblaciones cercanas. 

Desembarco en Mendoza

Desde el Instituto de Desarrollo Rural (IDR), que depende del Ministerio de Agroindustria y Tecnología de la provincia, son conscientes que hay proyectos experimentales que buscan plantar soja en Mendoza, pero desconocen la cantidad de tierras empleadas porque no han sido asentadas en el Registro Único de Tierras (RUT).

“Desde hace varios años se vienen haciendo pruebas pilotos en distintos lugares de la provincia, tratando de ver en qué zona sería más propicio cultivar”, comenzó a explicar Francisco Gómez, titular del IDR quien aclaró que los productores no están obligados a declarar el cultivo y que no pesa sobre él ningún tipo de restricción. “No hay una política activa referida a hacer un seguimiento o tratar de disuadir para no plantar soja”, aseguró.

De todas formas, según su visión, las condiciones actuales de la provincia no serían propicias para que a los productores les sea rentable cultivar soja.

Asimismo reconoció el efecto ambiental perjudicial que podría tener: “Como todo monocultivo causa un impacto ambiental negativo con respecto a la flora y la fauna por la explicación de agroquímicos en forma masiva”, destacó Gómez.

Desde el INTA de San Rafael han tomado conocimiento que la multinacional Nidera está realizando pruebas para este cultivo. “Si bien nuestros suelos se adaptan a esta oleaginosa, inevitablemente tiene algunos efectos colaterales, pero sobre todo por el uso continuo de la misma plantación en el mismo terreno”, expuso Guillermo Guida, jefe del instituto en ese departamento quien precisó que esto provoca una extracción selectiva de nutrientes del suelo y la proliferación de plagas y enfermedades. “Lo que se recomienda siempre es la rotación de cultivo y mucho más en el caso de la soja, pero sabemos que ha venido proliferando un modelo de repetición por un motivo económico que perjudica al suelo”, aseveró.

Problemas de salud

Para el doctor cordobés Medardo Ávila Vázquez, coordinador de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados, una de las principales consecuencias negativas de las plantaciones de soja se puede ver en la salud. “El modelo de cultivo no es sustentable ya que genera que las plantas se hagan resistentes a los herbicidas y que los productores tengan que aumentar la dosis todos los años afectando negativamente en las poblaciones rurales”, detalló el profesional.

En Córdoba, hay más de 5 millones de hectáreas cultivadas con soja por lo que sólo durante 2013 se tiraron 75 millones de litros de agroquímicos. “Hemos hecho mediciones de aguas de lluvia entre octubre y marzo y encontramos altas concentraciones de glifosato (herbicida principal utilizado) lo que da cuenta de que esos venenos han cambiado la atmósfera de toda la provincia”, señaló.

Entre las enfermedades que causa este herbicida enumeró el cáncer, problemas respiratorios y reproductivos. “Las mujeres que están expuestas a estos compuestos abortan espontáneamente de forma más frecuente y tienen más probabilidades de que los chicos nazcan con malformaciones”, indicó.

El médico también se refirió a los impactos en los ecosistemas: el desmonte, la contaminación de los ríos y la reducción de la biodiversidad.A pesar de la alta rentabilidad de este negocio para Ávila Vázquez no le queda mucho tiempo: “Ya hay países de Europa como Dinamarca y Holanda que han decidió no comprar más semillas transgénicas porque los chanchos nacen con malformaciones”, dijo.

Menos mano de obra

Por su parte, Patricio Eleisegui, periodista y autor del libro “Envenenados” sobre el desarrollo de la soja en todo el país, manifestó que una de las particularidades que tiene el cultivo es que genera costos muy bajos de producción porque emplea menos mano de obra que otro tipo de plantaciones.

“Por ejemplo para 100 hectáreas de soja se necesita un puesto de trabajo cuando en ganadería se necesitan entre 9 y 10”, precisó a la vez que remarcó que con maquinaria de última generación se pueden llegar a manejar 1.000 hectáreas con una sola persona. “Si uno cultiva soja necesariamente tiene que dejar de lado otro cultivo por lo que necesariamente va cambiando la matriz productiva hacia una con menos mano de obra”, destacó.

Con respecto a la expansión en Mendoza aclaró sobre la necesidad de establecer algún tipo de control de impacto ambiental. “Están introduciendo semillas transgénicas cuyo efecto en el ecosistema se desconoce y si el estado no fija las reglas, las empresas van a actuar con total libertad”, aseguró.

Expansión sojera

En el año 1970, la soja comenzó en la Argentina como una plantación casi experimental. Durante esta década empezó a expandirse lentamente y en 1972 fue declarada cultivo de interés nacional.

El hito que provocó su explosión cuantitativa fue en 1996 cuando se comenzaron a comercializar los primeros cultivos de soja transgénica resistentes al herbicida glifosato. A partir de entonces se fue extendiendo desde el este hasta ocupar gran parte de la zona oeste del país donde se encuentra la Diagonal Árida.

Para la campaña 2013-2014, se han sembrado más 20.000.000 de hectáreas de las que se espera cosechar alrededor de 53.000.000 de toneladas de granos, un nuevo récord de la soja en el país, que hoy representa el 20% de lo producido en el mundo.

A pesar de las retenciones por su exportación que son de 35% este cultivo sigue siendo altamente rentable para los productores.

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