Agustina Blanco: un “renacer” en clave de autor

La diseñadora de 32 años nació en Suecia, pero el amor la trajo a Mendoza. Creadora de su propia marca de autor, Lund, en esta charla explica cómo fue posicionarse en la provincia y empezar de “cero”. Hoy se ha convertido en una referente local, gracias

Lund es una de las ciudades más antiguas de Suecia y está localizada en la provincia sureña de Escania. Allí nació la diseñadora Agustina Manuela Blanco, lugar de donde donde toma el nombre de su marca.

"Lund es renacer, volver a las raíces", apunta Agustina con voz entusiasta en diálogo con Estilo.

Luego de vivir un tiempo considerable en Buenos Aires, la joven creativa de 32 años se enamoró de Mendoza y de un mendocino, para no irse más. Con mano experta en cada detalle, y una pasión que la envuelve, la diseñadora crea prendas funcionales diferenciándose en la variedad de texturas tanto visuales como táctiles, priorizando siempre la buena calidad en los materiales y en la confección. Un amor nacido desde su misma infancia.

“Nací en Francia, en un pueblito llamado ‘Lund’ al sur de Suecia, y luego me fui de muy chica a vivir a Buenos Aires. El amor por la indumentaria lo mamé de mi abuela y bisabuela, quienes cosían mucho para diversos lugares. Entonces la pasión por la costura no tardó en aparecer. Siempre estaba con ellas, y hasta hacía mi propia ropa y la de mis muñecas. Luego de a poquito ese amor tomó cada vez más lugar en mi vida para nunca parar”, detalla Blanco.

Una vez en la gran ciudad estudió diseño en la UBA y en la Universidad de Palermo, mientras además comenzaba a despuntar el vicio en un  taller de confección de productos. “Empecé de la nada cosiendo etiquetas y cosas pequeñas, hasta quedar como encargada del taller. Luego fui asistente de moldería, y posteriormente trabajé como productora de moda en una empresa, e hice vidrieras y escenografías para revistas como Harper's Bazaar, y 90+10, entre muchas otras”, detalla.

Más tarde Agustina empezaría a trabajar para la marca de ropa Jaula (que ya no existe) hasta que  Mendoza se cruzó en su camino.

“Me enamoré de un mendocino, y a la hora de elegir un destino (si Buenos Aires, o Mendoza) fui yo quien decidió venir a esta Provincia junto a él. Quería bajar decibeles, empezar un proyecto nuevo personal y además disfrutar de la naturaleza. Entonces fue como empezar de vuelta, de cero...como un nuevo renacer y así apareció Lund”, cuenta Agustina.

- ¿Cómo fue empezar a trabajar acá?

- Hace tres años que desde que estoy acá, he llevado a cabo cerca de seis colecciones de temporada. Fue como un renacer en todo sentido. Un trabajo de hormiga en el cual  hice y hago todo yo misma. Desde la moldería, el diseño, hasta los cortes. Sólo en el caso de las confecciones cuento con talleres, pero todo lo que implica la primera base completa la hago yo, porque amo mi trabajo.

- Jugás mucho con las texturas y la geometría ¿Qué estilo define tus diseños de autor?

- Defino a mis productos como prendas que se pueden usar. Mi diseño se orienta a la mujer actual, contemporánea que puede usar las prendas como un abanico multifacético de opciones.

El ritmo de la mujer actual implica que ella trabaja, va y viene a diversos lados, es mamá y tiene sobre sí, una diversidad de ocupaciones que requieren que la ropa esté de alguna manera adecuada a ella. Por eso me gusta hacer prendas con mezcla de texturas, de buena calidad, que la mujer las sienta y le calcen bien. Soy muy puntillosa a nivel de moldería, me encantan que las telas queden al cuerpo, y que quien las luzca siempre se vea femenina. Que se note el cuerpo de la mujer.

- ¿Qué fue lo más complejo de empezar de cero nuevamente desde una Provincia nueva?

- Lo más complejo fue encontrar los talleres, porque cuando llegué no conocía a nadie. Mi pareja es abogado y no tenía contacto alguno con gente de mi rubro. Entonces se trataba de caminar sin cesar, y buscar talleres disponibles. Todos me decían que acá se hacía ropa muy industrial y que no habían talleres disponibles para ropa más informal, más de producto. No perdí la tenacidad y de a poco se fueron abriendo puertas de gente que me decía ‘estamos cansados de lo industrial, queremos intentar algo diferente’”.

- ¿Sentís que hay una apertura más plena hacia el diseño de autor?

- Totalmente. El mendocino ahora está valorando el diseño de autor. Antes por ejemplo sólo existían para el público las grandes marcas y los shoppings para comprar. Eso ha cambiado y los mendocinos se abren más a lo nuevo. Eso es genial. Cada vez hay más diseñadores y se le da más atención a la moda local para que se abra al mundo.

- Las Ferias han sido un gran envión en este sentido para dar mayor visibilidad...

- Sin lugar a dudas. Yo no conocía a nadie y las Ferias me ayudaron mucho a hacerme más conocida y hacerme un nombre. Cada vez es más grande el contacto entre el cliente y el diseño de autor, y eso me pone muy feliz.

Lo que ellas piden
- ¿Qué considerás que la mujer de hoy le pide a un diseñador con sus creaciones?

- Se busca mucho el tema de la calidad.  Yo trato de nunca perder de vista este punto. Al igual que la comodidad de los diseños, por eso no soy tan extravagante en mis propuestas, ya que apuesto a siluetas muy simples e impregnadas de femineidad, con  productos versátiles que se adapten a diferentes situaciones de uso: desde algo más casual, a un cóctel.

- ¿Crees que muchos asimilan la vanguardia con lo estrafalario?

- En general lo que suele suceder es que muchos no saben ver el trabajo artesanal y minucioso de lo que implica el diseño de autor. Entonces te dicen “esto es re caro”, y en realidad no hay un análisis de todo lo que una prenda de autor conlleva en trabajo y tiempo. Por otro lado, algunas personas caen en el error de considerar “estrafalario” lo que ven en la pasarela cuando en realidad, en todo desfile de moda hay una “puesta en escena” más efectista en lo que se muestra, pero luego la prenda en sí, se piensa con bajada a la calle.

- ¿Cómo vivís los cambios y coletazos en la economía por diversos cambios y aumentos?

- Es difícil, pero como en toda crisis hay que volver a las raíces, ya que quizá la gente empieza a ver otras alternativas (las de autor) en indumentaria más allá de los malls, centros comerciales o marcas de renombre. Hay que seguir poniendo ganas y amor por lo que se hace para continuar dando a conocer todo lo que Mendoza tiene para dar en diseño y vanguardia.

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