Acerca del destino de nuestro zoológico

El proyecto de Ley para transformar el Zoológico de Mendoza en un Ecoparque, ha sido redactado por un grupo de ambientalistas fundamentalistas, que no tienen el respaldo científico ni la experiencia requerida para un proyecto de esta naturaleza.

No cualquiera puede opinar con propiedad sobre el tema zoológicos. Son reservas que abarcan -entre otras muchas actividades específicas- la conservación de ADN y embriones congelados. Requiere que las personas que se desempeñen en ellos, inclusive los zoólogos y médicos veterinarios, tengan una profunda especialización.

El proyecto sólo tiene de Ecoparque el enunciado ya que su texto apunta a un único objetivo que es el vaciamiento del zoológico, paso previo a su cierre definitivo. Dice: “Disminución progresiva de la cantidad de animales en exposición;… transferir animales;… control de natalidad;… castración de todos los animales exóticos que no puedan ser transferidos;… no introducir nuevas especies;… se prohíbe la compra, venta y canjes de animales con otras instituciones, particulares, nacionales, o extranjeras, públicas o privadas;… se prohíbe el ingreso de animales silvestres exóticos y domésticos”. Además, en el proyecto original presentado en la Legislatura, se preveía hasta la eutanasia de los animales que no pudieran ser trasladados, algo que luego fue retirado. Sólo permite mantener en el predio a animales autóctonos de Cuyo que no puedan ser liberados.

Si la ley obliga a castrar o apartar los sexos para que no críen, por el solo hecho que son animales exóticos, es algo antinatural y cruel. Muchas especies que están en peligro de extinción, en Mendoza por ley se las deberá castrar mientras en el mundo se hacen esfuerzos para criarlas. Si se busca disminuir la mayor cantidad posible de ejemplares, si se prohíbe nuevos ingresos y se limita la natalidad, llegará el momento que prácticamente no habrá más animales de interés y, por ende, no habrá Ecoparque posible. Si no es atrayente, el Ecoparque no será visitado por nadie y no sobrevivirá.

La creación de un centro de conservación e investigación de las especies prevista, es un verdadero contrasentido. Si buscan llevar al zoo a su mínima expresión, ¿qué tipo de conservación y que seriedad tendrá la investigación que efectuarán? ¿Cómo harán para que el zoológico actúe como reserva y banco genético, una de las razones de su existencia? Se quiere enseñar al público sobre la fauna autóctona pero prácticamente no se permite mantener animales, sólo liberar o trasladar.

El proyecto limita al Ecoparque exclusivamente a las especies autóctonas de Cuyo, algo intrascendente porque su fauna es muy pobre. Es extremadamente egoísta y absurdo disponer de las 60 hectáreas del predio e invertir una enorme cifra de dinero, para hacer algo tan pequeño. Los animales son habitantes de la tierra y los límites de los países o regiones que los convierten en autóctonos o exóticos son obra del hombre. Se debe permitir trabajar con todas las especies del planeta que lo requieran o, como mínimo, las autóctonas de nuestro país y que las condiciones ambientales lo permitan y los organismos mundiales que rigen en la materia, recomienden. Son incontables los ejemplos de zoológicos adheridos a los programas mundiales de conservación, que crían especies de otras latitudes. En Alemania, hay uno que se dedica a la cría del Pudú, ciervo originario de los bosques del sur de América y que está amenazado de extinción en nuestro país.

Nadie está en contra de los ecoparques, todo lo contrario, sino del que aquí han propuesto. Existen en el mundo ecoparques/reservas, que van desde los excelentes a los muy malos. En este caso que nos ocupa, es totalmente incompatible e inviable lograr un ecoparque de buen nivel, serio y atrayente, con todas las prohibiciones y limitaciones previstas y con una fauna como la de Cuyo. De aprobarse el proyecto tal cual está formulado, no hablará bien de Mendoza y nos enfrentará y apartará del mundo. Mendoza tiene profesionales capacitados para hacer un ecoparque que sirva, mucho más serio e importante que el que han propuesto.

Los autores trabajaron en la redacción de la ley y, finalizado el proyecto, salieron con un atrayente relato a buscar la adhesión de prestigiosas instituciones. En principio, todas concordaban porque nadie puede oponerse a un ecoparque pero luego, cuando tomaban conocimiento real del texto, cambiaban de opinión por considerar su esencia extremadamente lesiva para Mendoza, la fauna y opuesta a todos los lineamientos actuales de conservación y reserva que rigen en el mundo. Además, hay partes de la ley que en la práctica son de imposible cumplimiento. No hay persona que tenga un mínimo de conocimientos en el tema que no quede horrorizada e indignada por lo que se pretende hacer. Una cosa es el relato que transmiten y otra el texto del proyecto.

Mencionan el apoyo de instituciones y las mismas son contrarias a los zoológicos. Cabe preguntarse, ¿todos los que aprueban e impulsan el proyecto, incluidos los legisladores y representantes del Poder Ejecutivo, han leído y analizado el mismo u opinan dejándose llevar por lo que les transmitieron sus autores?

No adhirieron al proyecto: el Colegio de Médicos Veterinarios de Mendoza; la Asociación Zoológica de Mendoza (Azoome); el Concejo Académico de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Juan Agustín Maza; el Centro Científico y Tecnológico del Conicet de Mendoza (CCT - Conicet- Mendoza - ex Cricyt); la Federación Veterinaria Argentina (FEVA) a través de la Subcomisión de Fauna Silvestre y la Asociación Argentina de Veterinarios en Fauna Silvestre, organismo integrante de la Sociedad Argentina de Medicina Veterinaria (Someve).

Quienes poseen conocimientos en el tema, saben bien que el proyecto Ecoparque, tal como está presentado, no tiene ningún futuro, pero parece que eso no es importante porque el Ecoparque no es el fin sino el medio buscado para destruir el zoológico. Para que el proyecto sea útil y sirva para algo, habría que hacerle profundas modificaciones de fondo. De prosperar sin modificar, Mendoza en poco tiempo no tendrá zoológico ni Ecoparque y la obra del Arquitecto Ramos Correas, que muchas ciudades desearían tener, aquí se la habrá destruido.

Nadie desconoce que el zoológico está muy mal y que no cumple con sus objetivos. Es indiscutible que se debe hacer mucho para mejorarlo, pero el Ecoparque propuesto es el camino equivocado. Debe ser modificado y adaptado a las necesidades de la época, algo no difícil de hacer y mucho menos costoso de lo previsto para destruirlo.

Otro aspecto a tener en cuenta está vinculado al turismo, segunda fuente de ingresos de nuestra provincia y que sostiene a miles de mendocinos que viven de esa actividad. Es común escuchar la demanda de los turistas por falta de lugares para visitar en la ciudad, una vez realizados los paseos de montañas y bodegas, siendo el zoológico uno de los pocos existentes. Se lo debe transformar en reserva para recuperar el prestigio de otras épocas en que a Mendoza se la conocía como la ciudad que tenía uno de los mejores del mundo y mucha gente visitaba Mendoza sólo para conocerlo.

Como está en juego algo muy valioso y el daño que se ocasionaría sería enorme e irreparable, es fundamental que, antes de tomar una decisión, las personas con poder para ello no se dejen encandilar. Que analicen detenidamente el proyecto y que, aparte de los ambientalistas, se asesoren también con personas con idoneidad. Con ello se evitarían descubrir, tardíamente, que la norma que aprobaron era muy mala. En el proyecto han trabajado ONGs ecologistas y no hay que dejarse llevar solamente por lo que ellos dicen, La opinión que emitan será parcial y carente de idoneidad ya que sus integrantes se han manifestado en contra de los zoológicos y su objetivo es destruirlos. Sistemáticamente han desoído las múltiples sugerencias en contra y, las modificaciones que efectuaron, son solamente un maquillaje de forma para disimular, ya que la esencia sigue igual a lo concebido originalmente por los fundamentalistas.

La única ONG que merece ser consultada en Mendoza y que puede asesorar con propiedad y profundos conocimientos, es la Asociación Zoológica de Mendoza (Azoome), organismo que nuclea a biólogos, zoólogos y veterinarios especialistas en zoológicos y que hace 30 años tuvo una corta y exitosa intervención en el zoológico. Muchas personas dedicadas a las aves, mamíferos, reptiles e invertebrados de Mendoza, conforman esta sociedad civil, con personería jurídica y sin fines de lucro y mantienen relación permanente con instituciones internacionales dedicadas a la conservación de la fauna. No obstante, Azoome nunca fue consultada por nadie.

La ley debería reglamentar mejor sobre la dependencia, ya que la pesada burocracia estatal impide cualquier gestión exitosa. La mayoría de los zoos y ecoparques importantes del mundo son de propiedad del Estado, pero administrados con libertad por fundaciones o asociaciones zoológicas, algo que aquí se debería imitar. Algunos ejemplos son la “New York Zoological Society” y la “Fundación Jardín Zoológico de Sao Paulo”, que administran los zoológicos de sus ciudades y el “Smithsonian Institution”, que administra el zoológico de Washington.

*Por Virgilio G. Roig Ingeniero Agrónomo. Doctor en Biología.  Investigador Emérito. IADIZA/CONICET. 

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