A días de las elecciones, Merkel le gana terreno a la derecha

En los comicios generales del 24 de setiembre, Merkel irá por su cuarto mandato consecutivo y parece no tener rivales.

Al subir al estrado, la canciller Ángela Merkel agradeció a los miles de alemanes que acudieron a un mitin recientemente; después levantó la mirada hacia un pequeño pero ruidoso grupo de manifestantes de derecha que gritaban y silbaban en la parte de atrás de la plaza. "Algunos quieren escuchar, pero otros sólo quieren gritar", los encaró la canciller, y señaló a los manifestantes del partido de extrema derecha Alternativa por Alemania. "Eso es lo que nos separa; algunos quieren hacer que las cosas se hagan, otros simplemente vociferan".

Con esto, Merkel apaciguó lo que pudo haberse convertido en un gran problema en su mitin en Annaberg-Buchholz, cerca de la frontera oriental. En la búsqueda de su cuarto período presidencial en las elecciones del 24 de setiembre, Merkel ha hecho algo muy similar a lo que alguna vez pareció una poderosa amenaza de la extrema derecha en general.

Apenas hace seis meses, después de más de 11 años en el poder, la canciller parecía vulnerable. Sus políticas de inmigración no eran muy populares y estaban alentando el surgimiento de la extrema derecha, un fenómeno que se extendía por todo Europa. Incluso Merkel se mostraba ambivalente acerca de participar en las elecciones, puesto que las encuestas mostraban que los votantes ya se habían cansado de ella.

Ése ya no es el caso. Actualmente, la Unión Demócrata Cristiana de centro-derecha tiene el 40 por ciento del apoyo, suficiente para encabezar una nueva coalición. El cargo de Merkel está tan seguro, que muchos observadores políticos han dejado de especular quién ganará la elección y han comenzado a hablar sobre a quiénes elegirá Merkel para su próximo período de gobierno.

Aunque la Alternativa por Alemania parece estar a punto de entrar al Parlamento por primera vez (algo que sería un logro histórico para la extrema derecha), el movimiento se encuentra peleando por alcanzar números de dos dígitos en las encuestas. Regularmente monta coloridas manifestaciones en los mitines de Merkel, pero corre el riesgo de convertirse en una molestia política en vez de un influyente actor político que pueda llevar a un miembro de su partido al poder.

"Desde que Merkel cambió sus políticas y permitió la entrada de un menor número de refugiados a Alemania, el asunto dejó de servir de trampolín a la Alternativa para Alemania", explicó Oskar Niedermayer, profesor de ciencias políticas de la Universidad Libre de Berlín. "Y están haciendo todo lo posible para dañar su propia reputación".

Desde el inicio de la crisis migratoria, aunque muchos alemanes se asustaron ante la llegada de cientos de miles de refugiados, Merkel atendió el asunto con confianza: “Lo lograremos”. Y lo hizo mediante una serie de medidas que corrigieron el rumbo.

En la primavera de 2016, Merkel negoció un trato de la Unión Europea con el presidente turco Recep Tayyip Erdogan que efectivamente detuvo el flujo de refugiados. El año pasado llegaron a Alemania sólo 280.000 personas, en comparación con las 890.000 de 2015. Este acuerdo fue criticado por traicionar los valores democráticos por los que Merkel argumentaba que Alemania debía aceptar refugiados en primer lugar. Sin embargo, desde entonces Merkel ha podido sostener que Alemania, más que cualquier otro país europeo, ya ha hecho su parte.

Merkel ha apelado al pragmatismo alemán, para señalar que, dado el número de inmigrantes que entró al país, era inevitable que algunos de estos fueran criminales. Se comprometió a que hubiera más oficiales de policía, tecnología de avanzada y, de ser necesario, cambios en la legislación para garantizar la seguridad.

Dada su historia, los alemanes son poco tolerantes cuando el partido Alternativa para Alemania sobrepasa los límites sociales e históricos, como cuando un líder regional, Björn Höcke, cuestionó la tradición de rememoración y expiación por los crímenes nazis del país.

En tres elecciones regionales este año (todas ellas en el occidente, donde los votantes son menos volubles) el partido de la canciller salió a flote, incluso en el Estado con mayor población, Renania del Norte-Westfalia, considerado un importante indicador para muchos.

Carola Lange, quien asistió al mitin de Merkel en Annaberg-Buchholz, reconoció que la ciudad donde vive, de 22.000 habitantes, ha tenido dificultades debido a la cambiante población.

Actualmente trabaja para ayudar a los casi 300 refugiados que han llegado en los últimos tres años. Las tensiones políticas le preocupan, y ve a los políticos cada vez con más escepticismo, afirmó. Sin embargo, aseguró que la canciller tendrá su voto. “La única alternativa para Alemania es Merkel”, declaró.

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