A 100 años del fallecimiento de Roca

El 19 de octubre de 1914 fallecía el dos veces presidente de la Nación Julio Argentino Roca, nacido en Tucumán en 1843 en el seno de una antigua familia argentina con raíces en la conquista. En su obra titánica selló la unidad e integración del territori

Roca inició su carrera militar en la batalla de Cepeda en el ejército de Urquiza, cuando era alumno del Colegio de Concepción del Uruguay, fundado por el vencedor de Caseros. Participa en numerosas batallas de las guerras civiles y en la Guerra de la Triple Alianza, ganando ascensos y medallas.

En Mendoza, a los 31 años asciende a general de brigada al derrotar en Santa Rosa al general Arredondo, que se había sublevado contra el gobierno de Sarmiento.

Será ministro de Guerra de Avellaneda en 1878 y aprobada la Ley 942, prepara y ejecuta la Conquista del Desierto, que lo proyecta como candidato a la Presidencia y promueve la federalización de Buenos Aires.

Sus gobiernos cuentan con gabinetes de jerarquía, de personalidades jóvenes de las provincias que fueron su base de sustentación. En sus dos presidencias se extienden las líneas de telégrafos y ferrocarriles.

Se construyen puentes, puertos, obras sanitarias, la red de escuelas y hospitales. Crea el peso moneda nacional, que le dio medio siglo de estabilidad monetaria al país.

Roca es el constructor del Estado Nacional, que fue capaz hasta hace cuarenta años de promover el progreso, construir infraestructura y brindar buenos servicios públicos. Siempre estuvo al servicio del orden constitucional y opuesto a revoluciones y golpes de Estado.

El orden en libertad fue su obsesión, paz y administración su paradigma. En sus gobiernos hubo independencia de la Justicia y respeto a las atribuciones del Congreso. Creó el Registro Civil, se aprobaron Códigos como el Penal y el de Minería, se promovió la inmigración sin discriminaciones étnicas ni religiosas.

Avanzó las fronteras de la patria hasta Tierra del Fuego y ocupó el Chaco. Triplicó la superficie del país en la que se ejercía jurisdicción y solucionó, sin guerras, los problemas de límites.

Su obra más trascendente fue la Ley de Educación primaria obligatoria, gratuita y laica, que terminó con el analfabetismo de los nativos y de los inmigrantes.

Esa ley promovió el proceso de movilidad social, que formó las clases medias argentinas, rasgo distintivo durante largo tiempo en la región.

Promovió las primeras escuelas industriales y agrícolas, organizó las primeras cajas de jubilaciones e intentó aprobar un Código Nacional del Trabajo en su segunda Presidencia.

Mendoza se transforma en los gobiernos de Roca, que encuentra en Emilio Civit un colaborador a lo largo de treinta años de vigencia política y su ministro de Obras Públicas en la segunda Presidencia.

Roca encara en su primer gobierno la construcción por el Estado de la extensión del ferrocarril desde Villa Mercedes hasta Mendoza, que llega a la ciudad en 1884, quedando vinculada al Puerto de Rosario.

En 1886, al concluir las obras del Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico entre Junín y Villa Mercedes, nuestra provincia se comunica directamente con Buenos Aires y su mercado.

Muchos de los trabajadores en la construcción del ferrocarril, agricultores en sus países de origen, quedan aquí y serán la mano de obra que permite desarrollar la vitivinicultura; gran parte de ellos en poco tiempo se convierten en propietarios y algunos fundan grandes bodegas.

La provincia había vivido aislada y sin posibilidades de desarrollar su potencial productivo, por los costos de los fletes y el riesgo de muerte, ante los continuos ataques de los malones sobre las tropas de carretas.

Los diques y canales que incorporan las tierras áridas a la producción son obra de la colaboración de Emilio Civit con Roca, que en la segunda Presidencia logran -con el ramal de Las Catitas a San Rafael- conectar por tren al sur mendocino con la ciudad de Mendoza y con Buenos Aires. También inicia el ferrocarril que nos une con el puerto de Bahía Blanca.

El gobierno nacional ha estado ausente de los homenajes a Roca en su centenario. El uso faccioso de la historia lo ha llevado a prohibir actos en museos y unidades militares.

La obsesión del Gobierno es borrar de la memoria histórica los tiempos en que los argentinos fuimos capaces de construir una Nación moderna en el desierto en apenas una generación.

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