“Un hacker no siempre es un malo que roba”, señalaron expertas

Florencia Vilardel y Sheila Berta se sobrepusieron a los prejuicios y se convirtieron en especialistas en el área.

Florencia Vilardel y Sheila Berta, expertas en seguridad informática, intentaron desarmar los estereotipos que vinculan al mundo hacker con algo “formado por personas malas que se dedican a robar, según se muestra en algunas series”, al tiempo que explicaron cómo es la experiencia de las mujeres en el área y brindaron algunos consejos para que los usuarios de internet controlen su seguridad.

“Un hacker es una persona que tiene pasión por saber cómo funcionan las cosas, por investigar y aprender. Dentro de la comunidad informática es un título de honor porque se sabe que se trata de alguien que tiene muchos conocimientos”, explicó Sheila, y luego diferenció a los que dentro de la jerga llaman “de Sombrero Blanco” de los de “Sombrero Negro”.

Los hackers de Sombrero Blanco son aquellos que se dedican a “proteger, a saber cómo se puede llegar a vulnerar un sistema pero para mejorarlo”, mientras que los de Sombrero Negro “son los que usan el conocimiento para robar, meterse en sistemas y causar daño”, distinguió la joven de 20 años.

“Es cierto que somos pocas las mujeres que trabajamos en seguridad informática”, indicó Florencia y agregó que en parte se puede deber a que en la época en la que fue criada, “la década de los ‘80, las computadoras y los videojuegos estaban más asociados a los varones”.

En este mismo sentido se expresó Sheila cuando recordó sus inicios en el mundo de la informática, a los 12 años, y dijo que “jugaba juegos en línea y empezó a hackearlos para poder ganar”. “Por ejemplo, yo tenía 1.000 unidades de oro en el juego y quería tener 300.000, entonces quería ver si podía lograrlo, así que pude hackear el juego y ponerme la cantidad de atributos que quería”, recordó, y coincidió en que el ambiente de los juegos -que suele ser camino de origen para muchos programadores y programadoras- “está de alguna manera más asociado a los hombres”.

En este caso, Florencia indicó que hoy en día esa situación está cambiando con “el ingreso de mujeres a escuelas técnicas o carreras universitarias vinculadas a la informática”, y valoró que también ayuda la “posibilidad de acceder a una computadora como existe ahora desde la primaria”.

No obstante, ambas manifestaron que nunca tuvieron problemas respecto a “comentarios negativos” que pudieran recibir por parte de los hombres que trabajan en el área, y que “en general existe muy buena onda”.

Si bien ambas se dedican a la seguridad informática, Florencia es responsable de la gestión de los procesos en seguridad de la información, mientras que Sheila se desempeña “en la parte más ofensiva, probando y midiendo el nivel de seguridad técnica que tienen los equipos para que después alguien lo pueda mejorar”.

De alguna forma, la actividad de Sheila está más relacionada a las tareas de una hacker, y así empezó desde muy chica, según contó, en los “foros underground, donde se aprendía y se intercambiaba información, porque no existía una carrera específica de seguridad informática”.

“Esos foros, hace 10 años, eran ambientes medio oscuros, por decirlo de alguna manera, y había muchos que se dedicaban a hacer las cosas mal, pero era el único lugar que uno tenía para aprender”, señaló la joven, y agregó que por momentos se preguntaba “si lo que estaba haciendo estaba bien o era algo tabú”.

Así empezó a investigar cuáles eran las leyes que había y a darse cuenta de qué era lo que estaba bien y mal, y mencionó que “hasta el día de hoy le siguen llegando propuestas desde el lugar negativo del estilo ‘hay que hackear esto, te ofrezco tal dinero’”, pero que las rechaza porque ya eligió el camino en el que quiere desempeñarse.

Ambas especialistas coincidieron en la importancia de mantener la seguridad informática de forma cotidiana y en este sentido mencionaron algunas recomendaciones para que puedan seguir los usuarios de internet. “Un caso práctico es en las redes sociales, donde hay que tratar de que las fotos no sean públicas, especialmente en menores”, y también leer y configurar las condiciones de privacidad.

También recomendaron “tener un antivirus, que hay gratuitos que son muy buenos, y apelar al sentido común cuando llega un correo de alguien desconocido y que envía un archivo, porque descargarlo podría ser realmente peligroso, ya que muchos de los ataques que se hacen hoy en día son así”.

En relación con las contraseñas, las expertas indicaron que siempre hay que “combinar longitud con complejidad”, y que no es una buena medida “repetirlas en todas las cuentas”. “Lo que recomendamos es hacer una parafrase, es decir una frase que a uno le guste y tomar la primera letra de cada palabra como algo que ayude a recordar la contraseña que se puso; y después, por cada red social o cuenta variar una o dos letras, o poner primero los números, luego las letras y símbolos e ir intercambiando”, recomendaron las expertas.

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