“Sharenting”: la peligrosa obsesión de mostrar a los hijos por las redes

La costumbre de muchos padres de compartir momentos de los hijos por las redes es polémica. Los peligros de una práctica que parece inocua

“Cómo te amo hijita querida, sos mi centro...Única para mí”, postea la mamá con una foto de su nena de tres años desnuda tomando un baño, mientras a su lado, la misma nena tira de su falda para que la mire y juegue con ella. Una paradoja y controversia por donde se la mire.

Primero porque esa mamá se está perdiendo de vivir el momento más preciado e irrepetible (compartirlo con su hija en un juego solo para ellas), ignorándola para concentrarse en compartir una construcción que desea transmitir para que se vea por las redes.

Por el otro, y muy grave, porque expone a su nena a quedar atrapada por siempre en la red, y que pueda ser objeto de burlas, comentarios inapropiados; y lo peor: que pueda ser vista por pedófilos que navegan en línea.

¿Pero cómo algo tan inocente en apariencia puede perjudicar tanto a los hijos? Cuando lo que se sube es develador respecto al bebé, niño o adolescente (por más orgullosos que se sientan una mamá o un papá), pasa de ser algo naif a tomar un matiz de riesgo. Es allí donde una acción ingenua puede resultar en un grave problema, presente y futuro.

A esta práctica controversial se la llama "sharenting" y describe el uso excesivo de las redes sociales por parte de los padres para compartir, de manera constante, contenido basado en sus hijos. 

Se vincula con lo “excesivo” y es una práctica cada vez más frecuente entre los papás, a la hora de compartir fotos y posteos desde que los hijos  son bebés.

Si bien muchos lo hacen de manera inocente (en otros interviene el narcisismo), los padres no alcanzan a percibir los peligros de tal exposición.

"Los papás tienen que entender que lo que suban o cuenten de sus hijos en cualquier red social puede hacer que alguien los pueda contactar. Ese es un gran riesgo".

Así lo detalla la psicopedagoga y escritora María Zysman -directora y referente del libro "Libres de Bullying"-: "hay riesgos básicamente en tres direcciones preocupantes. Por una parte está el hecho de que el chico crezca sin saber diferenciar entre lo público y lo privado: es decir: si los padres le han publicado toda su vida por internet, esta acción sólo genera que ese chico luego no sepa cuidarse, y no internalice que hay cosas que no se cuentan ni comparten.

Por otro lado, los papás tienen que entender acabadamente que lo que suban o cuenten de sus hijos a Facebook, Instagram, o cualquier red social, puede hacer que quien menos pensemos los pueda contactar, con el consiguiente riesgo. Si yo pongo la foto de mi hijo con la bandera en su escuela, en el contexto de su colegio, ya estoy brindando demasiada información a desconocidos.

Y en tercer lugar se le hace un daño a futuro, ya que al subir de manera permanente todo sobre él, le estamos armando un currículum virtual que queda por siempre en internet.

Algo que cuando tenga 20 años le puede jugar en contra, al construir desde los padres las huellas digitales de los hijos. 

- ¿Qué sería lo más adecuado?

- Lo ideal sería que no se subiera nada. Pero si se hace, que sea de manera medida, que no los exponga, que no dé información a los que están en la red. Yo he escuchado a niños pidiéndole a su padre ‘jugá conmigo no me saques fotos’. El adulto deja de compartir y vivir algo irrepetible por subir a la red todo sobre su hijo. Eso es muy fuerte.

- Sobre todo por la red de pedófilos encubiertos...

- Tal cual. Uno nunca sabe quién está viendo esa imagen, hasta dónde llega o se comparte; por más inocente que nos parezca, y por más felices y orgullosos que nos sintamos.

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