“Gregoria”: súper producción mendocina

Hoy se emite una producción local ambientada en 1815. Charlamos con su directora, Virginia Céspedes, que nos adelantó algo de este amor en tiempos de esclavitud.

"Ésta es una historia audiovisual", le dijo Elvira Búccolo, la directora del Archivo General de la Provincia, a Virginia Céspedes cuando le proveía de material para hacer su tesis: "Y nadie la aprovecha", agregó también, como apenada.

Ese día empezó a crecer en la mente de Céspedes la idea de hacer "Gregoria", la miniserie de producción local que estrena hoy Canal 9 Televida a las 14.45. Se repartirá en 8 sábados, en capítulos de 26 minutos cada uno. 

La historia dice: Gregoria Segura (aquí la actriz colombiana Luisa Zúñiga) es una esclava negra en la Mendoza de 1815, año en el que Don José de San Martín ya era gobernador de Cuyo. Ella está enamorada de Felipe Calderón (Diego Quiroga), hijo de una familia acomodada y vecino de Gregoria, cuya ama es una bondadosa y comprensiva anciana, Doña Bruna (la propia Gladys Ravalle).

Felipe y Gregoria se corresponden mutuamente en el sentimiento, pero no en la sangre: ¿¡Casarse con una esclava?! La provincia, ya en esa época, le dedicaba muchos chismes a este escandalete, mientras se iban sabiendo las novedades: Felipe Calderón se rebeló en contra de su familia, en contra del inicuo orden social, y las noticias llegaron hasta el propio San Martín, a quien le escribió oportunamente para persuadirlo de que aceptara el matrimonio.

Fueron algunos de estos documentos historiográficos los que le leyó Búccolo a Virginia: “Me gusta mucho ir fuera de lo que está en los libros, de la Historia con hache mayúscula, la historia oficial, sino la menos conocida”, señala Virginia, que terminó siendo directora de esta miniserie en tríada con Sonnia de Monte (guión) y Laura Piastrellini (producción).

Ella buscaba material para hacer un documental sobre la esclavitud en su provincia, pero como vemos encontró mucho más que eso: “Gregoria” ganó el Concurso Series de Ficción Federales, realizado por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), entre más de 25 propuestas de todo el país y ya se encuentra formando parte de los contenidos del Bacua (Banco Audiovisual de Contenidos Universales Argentino).

La rodaron en la segunda mitad del 2015 y, después de un año en “revisión”, hoy se estrena en una pantalla local. Luego, según está establecido, lo hará en una nacional, y el producto “ya ha  gustado en México, Bolivia y otras partes de Latinoamérica”, anticipa también la directora.

“Ahora estamos en el final del proceso, que es llevarla a la gente. Siempre pensamos que fuera para todo público, no es una serie para estar guardada, encajonada, sino que desde la realización fue pensada como una especie de novela, para que la gente se entusiasme”, resume.

-Salvando las distancias, recuerda a otro "amor prohibido" de nuestra historia, el de Camila O'Gorman y Ladislao Gutiérrez, pero acá parece haber un trasfondo social mucho más crudo...

-En ese momento, lo que me inspiró no fue solo la historia, sino el contexto histórico. Por ejemplo: me gustan mucho las novelas de Isabel Allende, como “De amor y de sombra” y “La casa de los espíritus”, donde ella cuenta hechos históricos, pero desde una historia de amor; es decir, a través de algo que te apasiona. Creo que es la forma de recrearse, disfrutar, y conocer de paso un hecho histórico.

-Llegar a esa historia debió haber sido como armar un rompecabezas, ¿no?

-Sí, Elvira me empezó a leer las cartas del amor, otras donde Felipe Calderón le pedía a San Martín que lo ayudara a poder casarse con su amada, a pesar de la oposición de sus padres. Había, por otro lado, cartas del padre de Felipe diciéndole algo que era hasta “lógico” en esa época, lo de la diferencia de sangre, por lo que era una unión inconcebible según los prejuicios de la época.

-Pero además hacés justicia visibilizando algo que pocos saben: el hecho de que en Mendoza hubo esclavitud, y que los negros fueron los primeros en morir en las guerras de Independencia.

-La verdad que sí. Nos olvidamos de que hubo negros pisando nuestro mismo suelo, el suelo que caminamos. El centro era lo que hoy es el Área Fundacional, y ahí se vendían esclavos y otras cosas; algo que no lo tenemos en la conciencia. Siempre vemos muchas novelas brasileñas y creemos que los esclavos estaban allá y en otros lugares, muy raro resulta pensar que aquí también.

-La importancia de que la pantalla hable de nosotros también...-Eso es lo que espero que guste de "Gregoria": No hace falta ir a Brasil: acá también pasaron cosas y hay historias interesantes. Si nosotros no las rescatamos, no van a venir los brasileños a contar historias nuestras.

Una aventura "de época"

Además de los actores mencionados, completan el elenco  María Salete (Brasil), y varios mendocinos, como Fernando Soto, Pablo Ortiz, "Tino" Neglia, "Golondrina" Ruiz y Ernesto Latino Saa, entre otros.

-Como directora, ¿cuál fue el mayor desafío a la hora de hacer esta serie de época?

-La verdad que todo lo que he hecho ha sido un desafío para mí, pero yo he trabajado más que nada en el área de producción, así que esta fue mi primera experiencia fuerte como directora, y no fue nada fácil. Yo estoy muy acostumbrada a planificar, así que la previa para mí fue más fácil, después éramos 30 personas en un “aquí y ahora”. Yo me concentré mucho, por ejemplo, en los actores... Creía que, sin una buena actuación, por más linda producción que hubiera, la gente se iba a despegar de la historia.

-Vos convocaste a actores teatrales de renombre, pero plantarse frente a una cámara es otra cosa...

-Exacto, ¡y ellos lo tomaron con tanto profesionalismo! Me gustaría destacar, por ejemplo, el trabajo de Gladys Ravalle, como una de las que tenemos en un pedestal como actores de teatro, pero se entregó también con mucho profesionalismo al audiovisual. Para mí estar dirigiendo, en casi mi primera vez, a Gladys Ravalle, fue realmente un honor.

-Reflejar la lengua hablada del siglo XIX, ¿resultó un obstáculo en algún momento?

-La intención, que espero que se cumpla, fue buscar una lengua intermedia. No queríamos que fuera una serie oscura, hecha para que la vean y la entiendan solo estudiantes de cine, sino que está pensada para la televisión, para que todos los espectadores la vean y entiendan más o menos niveles del mensaje. Por ejemplo, yo veía como referente a “Revolución: El cruce de los Andes” (Leandro Ipiña, 2010), donde han tratado de respetar algo tan simple como el hecho de que en la época no había luz, por lo que es bastante oscura. Respetaron mucho esto, y en este sentido, junto al director de fotografía (Marcos Rodríguez), quisimos hacer algo intermedio. Que la luz no sea como en una novela brasileña, que es totalmente irreal, e intentar plasmar una imagen que recreara el tipo de luz de la época.

-Como directora, ¿cuál fue el mensaje que quisiste transmitir a la audiencia?

-Por el lado de mi intención, creo que se resume en “autoestima”. Autoestima con el propio lugar: que nos enamoremos de Mendoza, de nuestra historia, de las pequeñas y grandes cosas que pasaron en este mismo suelo. Me gustaría despertar esa fascinación por el pasado, que lo vivan como una novela y que, sin querer, absorbamos ese pasado que no conocíamos. La idea es que se disfrute y el espectador se pueda enriquecer...

-Cambiando de tema, ¿cuál es tu postura respecto a los últimos cambios en el Incaa?

-Los subsidios son necesarios para poder producir, y la protección a la industria nacional la hacen los países más avanzados. Estaría bueno que la gente sepa que dar créditos, financiar, ayudar a las producciones de su país no son “favores” que hace el Estado, sino que es la regla general de todos los países, para defenderse del monstruo de Hollywood. No se trata de darle plata a los realizadores para que hagan sus películas, sino de defender la cultura. El cine es mágico, porque puede contarte tu propia cultura de una forma entretenida, que es la forma ideal de conocer lo propio, otras vidas, etcétera. Quedarse solo con lo que nos cuenta un país,  Estados Unidos, nos reduce muchísimo la cultura.

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